Primero fueron unos pocos objetos y, posteriormente, la suma ha ido creciendo. Un inmueble que años atrás estaba deshabitado se ha convertido desde hace meses en escaparate de elementos tan diversos como inconexos entre sí, desde un perro de plástico con una capucha a unas aletas.

Una vivienda ubicada en la carretera general del Norte, a su paso por el barrio de San Lázaro, se ha convertido en una especie de exposición de toda clase de objetos extraños: unas aletas, una camiseta incrustada en unas varillas, un tablero de algún juego, un tendedero, un perro de plástico con una capucha... Este particular bodegón, situado a continuación de la rotonda de entrada al aeropuerto de Los Rodeos –en sentido Norte–, tiene su origen hace meses y cada día va a más.

Aparte de la lógica sorpresa, la situación también ha generado cierta preocupación en la zona al comprobarse, día a día, que la acumulación de objetos se incrementa, invadiendo incluso la acera en algunos casos. Por otra parte, se da la circunstancia de que en los últimos meses han ido apareciendo también algunos objetos en otros puntos de la carretera, que son colocados habitualmente durante la noche.

La casa, al menos hasta hace unos años, estaba deshabitada. Hoy está tomada por la vegetación y por esos elementos que son mirados por la mayoría desde una extrañeza que, en el caso de los vecinos, se transforma parcialmente en inquietud, sobre todo después de que en los últimos años este enclave lagunero –más próximo al campo que a la ciudad y que siempre fue un lugar tranquilo– haya sido objeto de algunos episodios que han sobresaltado a los vecinos, entre los que se encuentran algunas okupaciones y tentativas de okupaciones de inmuebles.