Las paredes del barrio lagunero del Padre Anchieta se convierten en un manifiesto ciudadano de apoyo a las asociaciones que trabajan con las discapacidades y la diversidad. Sabotaje al Montaje, nombre de guerra del artista conejero Matías Mata, ha elaborado un mural de gran formato con modelos reales y la implicación creativa de las personas usuarias del espacio, de los alumnos del cercano colegio Aguere y de los mayores del centro de día Acaymo.

La presencia de más gente de lo habitual en la calle Henry Dunant –el nombre ya despierta solidaridad– anuncia una mañana especial. A medida que se aproxima la pared del Centro de Entidades de Voluntariado y asociaciones (CEVA), entre los bloques característicos de la zona, surge en toda su extensión el mural de Mata. En su habitual gran formato, con dominio del colorido y en medio del triángulo que forman el Ceva, el CEIP y el centro de día. Mata ha querido plasmar la vida y tributar un homenaje a la solidaridad. Lo ha hecho con la implicación creativa de las personas usuarias del espacio, de los chicos y de los mayores. El mural de la participación. El mural de la gente.

De la experiencia vital de los veteranos Aida y José a la pletórica juventud de Ainara y Adua. La pareja de mayores (87 y 91 años) representan la esencia del mural que ya decora el corazón del Padre Anchieta, puro sentir lagunero. Las niñas, ambas de 11 años, pintan la zona final de la obra. Ellos llegan del Acaymo acompañados de sus cuidadoras. Ellas se han acercado desde el centro educativo. Un triángulo que cierra la sede del voluntariado en cuya pared exterior explotan los colores y las formas. Son los tres pilares sobre cuyos muros, simbólicos y reales, ha trabajado el artista. El resultado: simplemente extraordinario.

«Sigo dando color al centro de asociaciones del CEVA Anchieta. En proceso...». La frase de Mata en las redes, previa a la inauguración, resume la etapa final de un trabajo de dos semanas, al que le queda otra de retoques, que ha visto ahora la luz. Un mural como apoyo a las catorce asociaciones cuyos voluntarios atienden detrás de esos muros a más de 2.500 personas al año (150 al día) para mejorar su calidad de vida.

La obra enlaza diferentes escenas en una sucesión horizontal que avanza en paralelo al caminante, un viaje artístico que retrata a personas reales e inmortaliza a las que cada día vienen a este edificio en busca de apoyo y las múltiples realidades cotidianas de la ciudadanía, muchas veces ajenas y pocas veces visibles. De izquierda a derecha aparecen imágenes de modelos reales (manos, torsos, ojos...) que representan el Síndrome de Dawn, el cáncer de mama, el envejecimiento, los problemas neurológicos como la fibromialgia o la solidaridad –pajarito incluido–. Termina con un espacio común y otro vacío para que lo rellenen los niños. El artista retrata la realidad con crudeza, pero también con respeto y confianza en el compromiso humano y la solidaridad de quienes dedican su tiempo a ayudar a los demás.

Los veteranos.

José Rosendo Reyes Pérez y Aida Bayol se sientan en un banco. Serenos, pero contentos. El ya nonagenario y ella casi. Han prestado su imagen a la parte del mural dedicada a las personas mayores. Simulan las poses de sus propios personajes pintados en la pared. Él como si bailara y ella levantando su bastón, ese que le ayuda a su movilidad diaria. Los dos explican la técnica que ha usado Mata. Primero una fotografía y luego pintar sobre ella. Manifiestan estar «muy contentos» por esta «bonita experiencia» y Rosendo advierte como despedida: «Felicite al artista» .

Las voluntarias.

Carmen Savoie y Mari Carmen Bonfante son hoy el rostro de muchas voluntarias y voluntarios que trabajen en el Ceva. Carmen, alma máter del Banco del Tiempo, una idea que trae a la época actual el tradicional trueque se sorprende e impresiona al verse a gran escala. «Esas son mis manos y he venido vestida igual que cuando me hicieron la foto. El pajarito representa la fragilidad». Por su parte, Mari Carmen, del colectivo Ámate, hace hincapié en la imagen de un pecho –a ella le han extirpado los dos– con la cicatriz de una mastectomía. «Es dura, impactante y agresiva, pero representa perfectamente la realidad», resume.

Los jóvenes.

Un grupo de alumnos y alumnas del CEIP Aguere han cogido los sprays de pintura para sumarse al mural y culminarlo en la pared lateral del Ceva Anchieta de La Laguna. Entre ellos están Ainara y Adua, de 11 años, compañeras de sexto curso y, además, amigas. Creen que la iniciativa es una «maravilla» y por eso están «súpercontentas» de poder coger los botes de pintura y seguir las directrices del maestro Mata sobre el enorme lienzo. Consideran que la posibilidad de pintar las paredes es «un privilegio» para ellas y sus compañeros. Todos se afanan en seguir a Matías, metido en faena y disfrutando como uno más.

El concejal.

El mural está impulsado por el Área de Bienestar Social del Ayuntamiento de La Laguna como un homenaje del barrio y del municipio a los 14 colectivos que tienen su sede en este antiguo instituto de Enseñanza Secundaria. Cada día contribuyen a «mejorar la vida de quienes sufren cáncer, enfermedades degenerativas o problemas de discapacidad muy graves». Lo destaca el concejal del área, Rubens Ascanio, en su visita a la intervención artística, acompañado del edil de Educación y Juventud, José Juan Gavilán. Ascanio valora que «pintamos comunidad, pero también se trata de un merecido reconocimiento a entidades que colaboran hace tiempo con el municipio y han convertido el Ceva Anchieta en un espacio referencial en la atención a las personas en La Laguna». Esta nueva imagen, añade, «se enmarca en la mejora integral que hacemos de las instalaciones, pero que no solo se limita a intervenciones físicas, sino que quiere sacar a la calle la importante labor que se desarrolla en su interior». Además, explica, «trabajamos para fortalecer las redes de contacto y colaboración entre la ciudadanía, el colegio Aguere, los espacios sociales y las entidades que trabajan con el voluntariado». El concejal resume: «Es un lujo poder contar con esta sala de arte al aire libre para construir, a través de las paredes, una forma diferente de mirar el entorno urbano y poder representar tantas luchas positivas». Rubens Ascanio subraya: «El espacio público representa lo que queremos ser como sociedad y aquí representamos el potencial, la fuerza, la energía y también a nuestros mayores, que tienen mucho que contar y aportar».

El artista.

Matías Mata, o Sabotaje al Montaje, como es más conocido en las Islas, ya es un artista consolidado con el mural por bandera. Destaca cómo se ha involucrado la comunidad para poder plasmar toda la complejidad de «unas realidades que están ahí e ignoramos hasta que nos tocan y pocas veces se plasman en los espacios públicos». Ahonda en la idea de que «aunque a veces nos sorprendan o sean duras, esto ayuda a entenderlas, a comunicarlas y a educar». Concluye: «He querido representar lo humano, esas personas especiales que hacen que otras tengan bienestar, a través de retratos reales y con las manos como motivo principal”.