“Espera ser adoptada. Ven a verla”. Es el lema que repite Valle Colino con cada perro y cada gato que acoge en sus instalaciones y ofrece para la adopción. El mayor refugio de animales desamparados de Tenerife -recibe alrededor de 2.700 al año-, situado en Finca España (La Laguna), busca un nuevo modelo de gestión para el futuro mientras da servicio a cuatro municipios de la Isla: La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, Tegueste y El Rosario. El alcalde lagunero, Luis Yeray Gutiérrez, ha ofrecido a su Ayuntamiento para tomar las riendas del recinto, mientras la capital y el Cabildo han dado un paso a un lado.

La pandemia ha causado estragos en prácticamente todos los ámbitos de la vida. Pero ¿cómo ha afectado al albergue comarcal Valle Colino, el refugio de animales más grande de Tenerife? Las cifras de abandonos de mascotas en la Isla se han mantenido en niveles similares a años anteriores, a diferencia de lo que ha ocurrido en la Península, donde han subido durante la pandemia un 25%. La tónica se ha reflejado en este centro que se encuentra en Finca España, La Laguna. En 2020, Valle Colino acogió a un número similar de animales en relación con años anteriores. La media anual de perros y gatos abandonados que llegan a este refugio comarcal, que presta servicio a los municipios de La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, Tegueste y El Rosario, ronda los 2.700 animales, según los datos registrados en los últimos cinco años, siendo La Laguna el municipio con más abandonos, con 1.300, seguido de Santa Cruz, con 1.000.

Valle Colino se ha encargado de salvar, proteger y buscar un hogar en sus instalaciones de La Laguna a miles de animales desde 2005, año en el que abrió sus puertas. El 80% de ellos fue recogido por el personal del refugio, mientras que un 20% fue traído por los propietarios. El pasado año se contabilizaron 1.410 adopciones. Es la otra cara de la moneda. En la contraria, los abandonos y extravíos siguen siendo el principal problema: se adopta un animal por cada dos que llegan a las instalaciones.

Ante esta realidad, Adriana Naranjo, presidenta de la Federación Canaria de Asociaciones Protectoras de Animales y Plantas (Fecapap), entidad responsable de la gestión del albergue, explica que desde el año 2006 llevan a cabo iniciativas de concienciación –principalmente charlas en centros educativos– en las que se explica de una manera lúdica, con juegos y talleres, el proceso a seguir desde que los animales llegan al refugio.

También los voluntarios participan en estas acciones, hablando de la labor que realizan para el centro y llevando a algunos de los perros que acogen para que los conozcan. Diana Rodríguez, voluntaria en Valle Colino desde hace 8 años, resalta la importancia de estos talleres, ya que “contribuyen a promover las adopciones por parte de niños y padres que acuden al refugio después de asistir a alguna charla”.

Más allá de estas acciones, la presidenta de Fecapap y directora de Valle Colino, Adriana Naranjo, explica en relación con la gestión del centro que intentan ser lo más flexible posible para asegurar el bienestar de todos los animales. Es por ello que, por ejemplo, son pioneros en la Isla en contar con un servicio nocturno de recogida de animales. Además, Naranjo señala que también tienen acuerdos de colaboración en adopciones con Alemania y República Checa. “La mayoría de podencos se van para allá porque es una raza que gusta mucho”.

La presidenta de la Federación Canaria de Asociaciones Protectoras de Animales y Plantas que dirige Valle Colino ya ha amagado varias veces con abandonar la gestión del centro. Pero sigue al frente. En la base de sus anuncios está la dificultad de llevar las riendas de un recinto que presta servicio a cuatro municipios, dos de ellos los más habitados de Tenerife, La Laguna y Santa Cruz. Solo la capital isleña aporta casi 200.000 euros al año y La Laguna, 146.000. El gobierno capitalino ha pedido que el Cabildo se involucre más en este refugio.

El último anuncio lo protagoniza el alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez, en febrero. Se ofrece a gestionar el albergue después del rechazo del Cabildo y Santa Cruz. Se trata de una instalación ubicada en el municipio universitario que acumula años de problemas: por la financiación, las instalaciones y, más recientemente, la referida intención de Fecapap de dejar la gestión, aunque la Federación sigue al frente cuidando de los animales.

El concejal lagunero de Bienestar Animal, José Luis Hernández, cree que la gestión de Valle Colino “debería ser asumida por el Cabildo”. “Es cierto que la directora de Valle Colino nos ha trasladado que, por su edad y por tantos años de dedicación exclusiva a atender el albergue, está pensando en retirarse, pero en todo caso sería la retirada de una persona y suponemos que Fecapap tendrá una estructura estable que les permita seguir cumpliendo con sus obligaciones”, asegura Hernández, que añade: “No obstante, el rumor ha hecho que nos activemos y en estos momentos, tanto Santa Cruz como nosotros en La Laguna, vamos a pedir un informe jurídico que nos aclare en qué situación nos quedaríamos ante la eventualidad de que la organización que tiene adjudicado el contrato de gestión abandone”.

Aunque en las instalaciones de Valle Colino en Finca España hay perros que llevan dos años –e incluso más– esperando a que una familia se fije en ellos, el tiempo medio de permanencia de un perro adulto en una protectora es de unos 10 meses, según se indica en el informe anual de la Fundación Affinity.

A juicio de los voluntarios de Valle Colino, el hecho de que algunos animales tarden tanto tiempo en encontrar un hogar se debe a que hay muchas personas que llegan al albergue buscando un perro con una raza, edad o características físicas específicas. En este sentido, la voluntaria Diana Rodríguez, destaca que “lo más importante es realmente la personalidad del animal, que se adapte a tu ritmo de vida y tu hogar”, y anima a los futuros dueños a “tener más corazón y adoptar a quien más lo necesite”.

María Medina, adoptante de Valle Colino, define su experiencia de integrar a su perro, Bounty, a la familia como “muy especial”. “Adoptar a un perro es una gran responsabilidad. No se trata de traer un animal a casa; se trata de ampliar la familia y darle todo el cariño y el respeto a un animal que en la mayoría de los casos lo ha pasado muy mal y que, ahora, se merece una segunda oportunidad”, relata.

Después de dar otra charla el pasado 23 de marzo en el IES Granadilla de Abona, los trabajadores y voluntarios de Valle Colino siguen buscando familias de acogida para los animales que cuidan. Ahí está el caso de Olsen, un perro blanco de un año, o Estrellita, una hembra de 4 años grande y de color atigrado, o Tayson, también de 4 años y de color marrón. También hay gatos como Oreo, que tiene tres años y espera por un hogar.

La experiencia de ser voluntario de Valle Colino

El único requisito para ser voluntario del refugio de animales desamparados de Valle Colino es ser mayor de edad o tener 16 años y contar con la autorización de un tutor legal y presentar en el albergue la documentación que se solicita a través de la página web del centro (www.alberguevallecolino.org). Pasear a los perros, asear a los animales, trasladarlos a sus nuevos hogares, difundirlos a través de las redes sociales o ser casa de acogida son algunas de las funciones que desempeña un voluntario en Valle Colino. Una experiencia que según aseguran los voluntarios como Diana Rodríguez resulta “muy gratificante”, ya que “los animales siempre dan más de lo que reciben”. Otra manera de colaborar con el centro es haciéndote socio, pagando una cantidad mensual que se destinará a cubrir los gastos de mantenimiento de los animales, o haciendo una donación puntual. También puedes solicitar información o darle un hogar a alguno de los animales del refugio llamando al 673-895-015 o a través del correo electrónico info@alberguevallecolino.org. En Valle Colino hacen lo posible por garantizar que la estancia de los animales en el centro sea lo más llevadera posible, pero las personas deben concienciarse de que no son juguetes, son seres que sienten al igual que nosotros, de lo contrario el abandono nunca cesará. Un animal aporta mucha felicidad, pero también requiere dedicación. Por ello, tal como afirma Diana Rodríguez: “Hay que adoptar con responsabilidad”.