Ya lo había advertido el alcalde de San Cristóbal de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez, a la hora de presentar el cartel anunciador de esta Semana Santa: “La pandemia y las restricciones sanitarias no impedirán que los laguneros y laguneras vivan estas fechas con verdadera devoción, aunque los pasos procesionales no puedan salir a la calle”. Y el propio título del cartel, elaborado por el artista palmero Domingo Cabrera Benítez, daba a entender de qué manera la ciudad se prepara, por segundo año, para vivir unas solemnidades absolutamente atípicas: La pasión interior.

En marzo de 2020 la Semana Santa fue la primera gran cita del calendario anual que se vio afectada por la pandemia. Un año después, esta manifestación que aúna fe, tradición, devoción, arte y cultura debe renunciar, de nuevo, a salir a la calle para guarecerse en el interior de los templos. Y, sin embargo, en La Laguna, Hermandades, Cofradías y fieles no se resignan a esperar mejores tiempos para canalizar sus inquietudes y buscan nuevas iniciativas “a la hora de mantener vivo el espíritu de estas solemnidades que, por tradición, arraigo e implicación popular, son de las más brillantes de Canarias”, en palabras de Luis Yeray Gutiérrez.

Una de esas iniciativas novedosas que pueden visitarse en estos días nos lleva hasta la Parroquia de Santo Domingo de Guzmán, en pleno casco histórico lagunero. Allí, la voluntad y fervor de sus cofrades ha contado con el beneplácito y el apoyo del párroco, Juan Pedro Rivero, canónigo de la Santa Iglesia Catedral, para dar forma a una de las manifestaciones más originales de cuantas podrán verse en estas fechas en la Ciudad de los Adelantados y, probablemente, en buena parte del Archipiélago.

En todo el presbiterio de esta hermosa iglesia lagunera se ha conseguido reunir una auténtica obra escénica, conformada por las imágenes que integran los pasos procesionales de las cofradías y la Hermandad de esta parroquia. Con una insólita disposición, el visitante puede admirar las escenas principales de la pasión, muerte y resurrección de Cristo desde el momento en el que se adentra en el templo por el pasillo de la nave central.

Con el título Momentos de Entrega, se plantea una majestuosa representación en la que se reúne a las doce imágenes de la parroquia que habitualmente recorren las calles laguneras en sus pasos procesionales, que aquí pueden apreciarse en toda su expresividad y en un contexto desacostumbrado, despojadas de sus altares andariegos, faldones, canastos, candelabros, adornos florales, palios y cresterías con los que se verían en condiciones normales en estas fechas. En el fondo subyace el mismo afán evangelizador de la procesión tradicional, pero planteado desde un prisma diferente en una Semana Santa también diferente.

El conjunto, que puede visitarse hasta el próximo 4 de abril, Domingo de Resurrección, en horario de 10:00 a 13:00 y de 18:00 a 20:00 horas, ha despertado la curiosidad de feligreses y visitantes ocasionales, atraídos por la llamativa disposición de las imágenes.

El montaje ha sido diseñado y coordinado por Jesús Gil García, con la participación de las dos cofradías de la Parroquia –la Cofradía Penitencial de la Misericordia y la Cofradía de los Santos Varones y María Santísima del Mayor Dolor– y de la Hermandad del Santísimo Rosario, Nuestra Señora de la Soledad y Santísimo Cristo Resucitado, y ha contado con la colaboración, en las estructuras y soportes, de la Concejalía de Fiestas del Ayuntamiento lagunero. La responsable del área, Carla Cabrera, ha alabado “una iniciativa que contribuye a enriquecer nuestra Semana Santa y que demuestra, una vez más, que, con independencia de las circunstancias, la implicación popular es fundamental a la hora de mantener vivas las tradiciones que forman parte del calendario festivo de nuestro municipio”.

Momentos de entrega hace un recorrido temporal por los episodios de la pasión de Cristo, sin que el espectador tenga que despegar la vista del baptisterio del templo. En el margen izquierdo se sitúa el Señor de la Humildad y Paciencia, una excepcional talla de madera de la primera mitad del siglo XVII y de escuela isleña, atribuida a Francisco Alonso de la Raya. Se presenta flanqueado por dos columnas marmorizadas en azul, que soportan un pórtico romano. Junto al mismo, a seis metros de altura, coronando el monte del Gólgota, se encuentra una gran cruz, llena de simbología pasionaria, incluyendo las escaleras, sudarios, dados, látigo, martillo o la lanza, entre otros. A sus pies se sitúan las tallas de San Juan Evangelista y María Magdalena y, en un plano inferior, las imágenes de Nuestra Señora del Mayor Dolor sosteniendo al Cristo de la Unción, las dos obras de más reciente factura de todas las que conforman el conjunto escultórico.

Al final del camino, como escena central de la obra, se encuentran los santos varones José de Arimatea y Nicodemo, junto al Señor Difunto –talla de gran devoción, que data del siglo XVI–, momentos antes de ser enterrado. Para completar este pasaje, Nuestra Señora de La Soledad, desgarrada de un dolor “como si una espada le atravesara el corazón”, según el reza el pasaje bíblico, y envuelta en lágrimas, va al encuentro de su hijo muerto.

En la zona superior derecha se sitúa la representación de la tumba vacía, con la gran piedra que cerraba el sepulcro rodada, de donde cuelga el santo sudario con el que fue amortajado Jesús tras su muerte. En primer término, fuera del sepulcro, se encuentra triunfante el Santísimo Cristo Resucitado; a sus pies, un romano que se tapa la cara de la luz que irradia la escena y junto al Ángel Anunciador, que proclama que “la muerte no es el final”.

Dentro de los templos

La propuesta de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán se adapta, al fin y al cabo, a las circunstancias que vienen dictadas por la realidad de la pandemia y responde a la necesidad de vivir una Semana Santa “íntima”, como invitó a toda la comunidad cristiana el pregonero de esta edición, Domingo Lecuona Fernández.

“Nadie pensó vivir una +segunda Semana Santa sin salir a la calle, pero es una oportunidad para detenernos y reflexionar sobre nuestra fragilidad y nuestra capacidad para anteponernos a situaciones como esta”, señaló el presidente de la Junta de Hermandades y Cofradías (JHC) de La Laguna, Miguel Ángel Martín, en el momento de dar a conocer el programa de actos de la Semana Santa, que limitará las solemnidades al interior de los templos.

En similares términos se expresó, entonces, el delegado episcopal para la JHC de La Laguna, Juan Antonio Guedes, al señalar que, “nuestra Semana Santa de 2021 debe pivotar, sobre todo, en la reflexión y en el análisis de nuestra vulnerabilidad. La pandemia ha dejado al descubierto que nos necesitamos. Debemos cuidarnos entre nosotros, teniendo predilección por los más indefensos”.

Nueva publicación con la tradición

Las tradiciones de la Semana Santa protagonizan la nueva entrega de la Biblioteca Lagunera de Bolsillo, una colección divulgativa escrita por el investigador Julio Torres con la que el Ayuntamiento de La Laguna contribuye a difundir el acervo festivo, cultural y etnográfico del municipio a lo largo de la historia. En el prólogo de esta monografía, el alcald,e Luis Yeray Gutiérrez, recuerda que, “por tradición, monumentalidad e implicación ciudadana, la Semana Santa de La Laguna conforma una de las solemnidades de mayor esplendor de todo el Archipiélago. Es la séptima entrega en los pormenores de unos cultos que adquieren, en la antigua Aguere, la categoría de los grandes acontecimientos señalados con rojo en el calendario no solo festivo, sino social y cultural”. Buena parte de estas páginas ahonda en los sonidos y sabores tradicionalmente ligados a la Semana Santa. Sonidos que van desde lo popular como el de la entrañable matraca, a la música culta, donde el papel catalizador de la Catedral de La Laguna resultó determinante para crear un corpus musical de enorme valor. La gastronomía local es otro de los apartados protagonistas. Y no pueden faltar las referencias históricas a las características de la imaginería religiosa y la configuración de los desfiles procesionales, pero también, signo distintivo de esta colección, a zonas menos transitadas por la investigación histórica, como los orígenes de la cofradía del Lignum Crucis

surgida a raíz de una curiosa “broma de sacristía”–, la romería de San Lázaro, o la visita de la imagen del Gran Poder de Bajamar al pueblo de Tejina

de nuevo, encontramos, una mirada extensa a todos los rincones de Aguere.