Desde la Mesa Mota

“Dos montes abrazan al Valle de Aguere, uno es La Esperanza y otro Las Mercedes”. En esta copla de unas folías se describe con pocas palabras un encuadre del pasisaje de la Vega lagunera que podemos ver desde La Mesa Mota, lugar que recibe su nombre del primer propietario de los terrenos de esa zona, cuyo apellido figura en reparto que en el siglo XVI tuvo lugar en Tenerife tras la conquista. Poco más de quinientos años después este bello relieve que forma parte de la cordillera de Anaga sigue conservando su encanto natural, con variadas especies vegetales que llenan parte de los senderos y unas preciosas vistas del entorno.

Entre los recuerdos de la adolescencia la Mesa Mota ocupa un lugar preferente. Alli íbamos a comer algún domingo, invitados por mi abuelo Manuel, admirador de aquel espacio natural en el que según decía se podía disfrutar de las mejores vistas de La Laguna. El restaurante de la Socidad de Tiro de Pichón era lugar de encuentro de algunas familias laguneras, que podían disfrutar de comida casera y económica, mientras desde la terraza oían silbar las balas de las armas de los tiradores, que volaban hasta romper algún plato o derribar algún pichón.

La Socidedad de Tiro ya no existe, pero el edificio donde tuvo su sede sigue en pié, aunque durante años los disparos han salido “por la culata”, acumulando muchos problemas y algunos proyectos sin éxito. A pesar de las inversiones que ocasionalmente se han hecho, por ahora lo único que se puede apreciar es un deterioro progresivo de las instalaciones, que requerirían la puesta en marcha de un plan para recuperar la belleza del paraje y restaurar el local social de los antiguos tiradores deportivos, que en su parte exterior alberga un monumento en memoria del terrible accidente de los “Jumbos”.

Esta bella obra de arte se erigió en el antiguo campo de tiro, como recuerdo a las víctimas del choque entre un avión de KLM y otro de PAN AM. Fue promovido por la Fundación Herdenking, formada por algunos familiares de los pasajeros holandeses, en colaboración con el Cabildo de Tenerife y el Ayuntamiento de La Laguna. Se inauguró el 27 de Marzo de 2007, al cumplirse treinta años del suceso. Tiene forma de escalera de caracol y su autor, fallecido poco antes de la colocación de la escultura, la diseñó con unos peldaños que parece que unen la tierra y el cielo, símbolo del camino que todos desearíamos tomar cuando llegue nuestra hora.

Cerca de la ciudad de La Laguna y mirando hacia el aeropuerto de Los Rodeos con el Teide vigilante al fondo, tenemos la posibilidad virtual de subir por esa escalera, para acercar nuestro espíritu hacia el firmamento, dando la mano a todos aquellos seres queridos que ya dejaron atrás los peldaños de su existencia, disfrutando de la belleza del Valle de Aguere desde la Mesa Mota.