La Laguna vivió ayer su 9 de septiembre más atípico. Uno de los días grandes de la ciudad, siempre marcado por el acto del Descendimiento del Cristo lagunero desde su altar-tabernáculo por la mañana y la procesión hasta la Catedral por la tarde, quedó circunscrito a dos celebraciones litúrgicas en el Real Santuario, ambas con el aforo reducido a 84 asistentes y emitidas por streaming. La causa era de peso; la misma que viene marcándolo todo desde marzo: la covid-19.

La imagen de feligreses que se acercaban hasta el templo y tenían que darse la vuelta sin ver al Crucificado Moreno fue una constante durante la ceremonia matutina, que arrancó a las 11:00 horas. Unos miembros de Protección Civil eran los encargados de informarles en los portales del Santuario de que no podían acceder. También una patrulla de la Policía Local estaba presente en los alrededores. Todo ello en una mañana de calor sofocante.

"Lo vivo con mucha tristeza; es uno de los días más importantes para todos los laguneros", lamentaba el alcalde, Luis Yeray Gutiérrez, a su llegada al templo junto a dos miembros de su equipo, las concejalas Carla Cabrera Teixeira y Cristina Ledesma. "Aunque estoy convencido de que con fuerza y sacrificio el próximo años vamos a poder hacer una de las mejores fiestas y a disfrutar de este día tan especial", defendió el socialista.

Dentro de la iglesia ya estaba todo listo para el comienzo de la eucaristía, que ofició el rector del Santuario, Daniel Padilla, y en la que fueron bendecidas las medallas de cuatro nuevos esclavos, mientras que un quinto, detallaron desde la Esclavitud del Cristo, lo hará en los próximos días. El Coro Epifanía, uno de los que cuenta con mayor solera en la ciudad, se encargó del acompañamiento musical.

"Uno siempre rememora los mejores momentos; no estamos hablando de comparaciones", apuntaba José Alberto Díaz (CC), el anterior regidor local, al término de la misa y en referencia al contraste con los actos de este día en condiciones normales. "No se pierde el sentimiento", apostilló sobre lo vivido en el interior, al que no pudieron acceder los medios de comunicación por razones de aforo.

Uno de los actores destacados del mundillo religioso local, el presidente de la Junta de Hermandades y Cofradías de La Laguna -Miguel Ángel Martín-, consideró que la cita se había desarrollado "con tranquilidad y responsabilidad". "Es una situación atípica, nunca vivida, y esperemos que esto nos ayude a creer y a avivar nuestra fe", dijo.

El esclavo mayor, Francisco Doblas González de Aledo, se expresó a la conclusión de la eucaristía con sentimientos encontrados. "Vivimos el día del inicio de las fiestas religiosas con mucha tristeza porque el Descendimiento es el acto más emotivo", manifestó. "Pero, dentro de la tristeza por no haber podido descender al Señor, hay un hecho positivo: han solicitado la entrada cinco nuevos miembros, lo que es motivo de satisfacción y refleja que la Esclavitud y la devoción al Cristo están vivas", sostuvo.

Actos por 'streaming'

Doblas indicó que la entidad que preside propuso un conjunto de actos que llegarán "a todos los canarios" vía streaming y, en el caso del día del Cristo, a través de la emisión en directo de Mírame Televisión. Sobre la afluencia en los próximos días, hizo un "llamamiento especial" para que quienes acudan al Real Santuario el fin de semana y el 14 de septiembre, festivo en el municipio, lo hagan de forma "escalonada".

"El sábado 12, a partir de las 11:00 horas, vamos a repartir las invitaciones para la misa principal del día 14, así como para la de las 20:00", avanzó. Concretamente, distribuirán en el Santuario medio centenar de entradas para la primera de esas citas (tanto para esclavos como para público en general) y unas 70 para el acto de la tarde-noche, según afirmó. Además, habrá otras tres misas sin acreditación durante esa jornada y el templo estará abierto todo el día, agregó el esclavo mayor sobre un 14 de septiembre que también será inusual.

A partir de hoy, y hasta el domingo, se celebrará a las 20:00 horas el denominado Quinario, en el que tiene lugar una ceremonia religiosa en la que cada año se incluye la predicación de algún religioso invitado, habitualmente obispos de la Península. En esta edición se encargará el rector del Santuario.