Un socorrista que el pasado domingo contribuyó a salvar a dos adolescentes es Diego Muñoz Santana, de 18 años. Fue activado por su compañero, quien le dijo que el coordinador de zona lo avisó de que había jóvenes en apuros en El Charcón, por lo que iban a utilizar la moto acuática que se halla en Punta del Hidalgo. Diego se dirigió corriendo hasta un rompiente de Jóver. Desde allí pudo ver a los amigos de quienes no podían salir del agua. A estos últimos no los localizaba desde donde estaba. Se lanzó al mar. No fue solo. Un socorrista fuera de servicio de otro municipio que se hallaba en el enclave y otros dos bañistas, todos experimentados nadadores, se dirigieron hacia el Arco de Jóver.

Mientras tanto, policías locales de La Laguna se dirigieron a la avenida de Milán y el acceso al citado lugar peligroso. Lograron dar la mano y sacar del agua a un chico y una chica.

De la roca al agua

Cuando llegaron al lugar del suceso, Diego y los otros tres ciudadanos comprobaron que los dos afectados se hallaban en una roca, desde la que no podían llegar a tierra firme. Les pidieron que se tiraran al agua y se quedaron flotando en un lugar seguro hasta que llegó el equipo del helicóptero del Grupo de Emergencias y Salvamento (GES), cuyos rescatadores lograron izar a la aeronave a los dos afectados. El joven Diego es un amante del body board y del mar. Este fue su primer rescate a nado. Ya el año pasado efectuó otros en la Península, pero con moto de agua y embarcación.

Y el socorrista que se lanzó al agua el lunes es David Lobato Ramos, natural de la Punta del Hidalgo. Lleva alrededor de tres años en dicho trabajo, pero ha estado vinculado al mar toda su vida, como pescador o cogiendo olas con la tabla de body board. Para el rescate en El Charcón, cogió su tabla y las aletas y se fue corriendo al rompiente. Tras colocarse las aletas y ponerse la amarradera de la tabla, se tiró al agua. Cuando llegó, detectó que otro menor, esta vez de 14 años, estaba sobre una roca, pero sin poder salir a tierra, como había ocurrido un día antes.

Se subió con él a la piedra y comprobó que solo tenía arañazos leves, después de tratar de salir del agua por otro lugar y no conseguirlo. Lo halló muy cansado y angustiado. Después de tranquilizarlo, lo convenció para que ambos volvieran a tirarse al mar y, de esa manera, facilitar la maniobra de rescate por parte del helicóptero del GES.

"Desde fuera, todo se ve fácil"

Antes de ser socorrista profesional, ya había sacado a personas en apuros en playas de arena con corriente. David aclara que, "desde fuera se ve todo muy fácil, pero para meterse en el agua con el mar malo hay que estar preparado física y mentalmente, así como saber gestionar el consumo de energía". Como socorrista, piensa que "se debe tener sangre fría para poder pensar con claridad". A los menores imprudentes les dice que, "si vas a la playa una vez o dos al año, no eres una persona de agua, como decimos nosotros". David Lobato reconoce que "el surf me ha ayudado mucho a conocer el mar, a saber controlar la respiración y los nervios".

Un vídeo

El Charcón o el Arco de Jóver es un paraje de una considerable belleza, debido a la formación volcánica que genera un puente sobre el mar. Algunos ciudadanos de la zona no han estado nunca en el lugar. Y varios de los policías locales de La Laguna que tomaron parte en los dispositivos para rescatar a los menores el domingo y el lunes pasado reconocieron que desconocían su existencia. De hecho, la estructura geológica del Arco no es perceptible desde el litoral de Jóver; un enclave desde el que solo se aprecia un acantilado.

En las redes sociales se ha divulgado un vídeo de una práctica muy peligrosa en el lugar. Mediante una cuerda amarrada en la ladera, un joven se descuelga desde muchos metros de altura y se suelta para caer al agua justo cuando está a muy poca distancia de las rocas. De hecho, una chica le llega a reprochar su acción y le pregunta: "¿Pero tú estás loco?".

Fuentes municipales descartaron ayer que los tres menores salvados el domingo y el lunes efectuaran esa práctica; es decir, que solo se tiraron al mar y se vieron sorprendidos por el fuerte oleaje.