¿Cuál es la situación del barrio en la actualidad?

Como es un barrio humilde, de clase media y media baja, el efecto del coronavirus aquí ha sido brutal. Tenemos, por un lado, la economía sumergida, la de los cáncamos, en la que hay gente que con eso más las ayudas va escapando durante el mes, y como no podían salir de casa no les entraba ningún ingreso; por otro, las familias medias, en las que trabajaba alguien y se han visto envueltas en un ERTE. También pequeños comercios y autónomos han tenido que cerrar. Ante todo esto, desde la Asociación siempre hemos estado siguiendo las necesidades y hemos derivado a muchísima gente a Servicios Sociales. El alcalde se comprometió a que se iba a mejorar la atención, y así ha sido, aunque pensamos que quizá no lo suficiente; se sigue tardando mucho. Nosotros también hemos hecho una recogida de alimentos, y hay que agradecer el trabajo enorme de Protección Civil y Cruz Roja, así como el de la Policía Local.

La pandemia se ha sumado a una situación que ya de por sí era compleja...

Ya íbamos al límite... Aquí se han cerrado bastantes negocios, y los pocos que quedaban subsistían raspado a final de mes, casi que lo comido por lo servido. Después hay mucha gente con préstamos y tarjetas. Todo eso ha sido un cúmulo de cosas que ha generado impotencia y malestar entre los vecinos. En los primeros días yo tenía que recargar el móvil hasta cuatro y cinco veces diarias de la cantidad de llamadas que recibía. Y ha habido mala información: hoy digo una cosa, mañana digo otra... y al final la gente no sabía dónde acudir.

¿Qué opinión tienen de la calidad de los servicios con los que cuenta la zona?

La limpieza es muy buena, hay que decirlo. En cambio, con el transporte venimos luchando desde hace mucho tiempo. Quitaron la línea de guagua 027 y dejaron la 026 con más frecuencia, lo que nos pareció muy bien; sin embargo, lo que ocurre es que, para llegar al Centro de Salud de San Benito, los usuarios deben hacer transbordo. Eso ha obligado a gente mayor a que alguien los desplace o a pagar un taxi. Otra cosa es que oigo mucho sobre las ciudades, los barrios, la movilidad, que puedas acceder a todos sitios... y aquí las rutas no nos acercan al centro ni tampoco a La Cuesta para coger una guagua o un tranvía. Ese es otro planteamiento detrás del que llevamos mucho tiempo. Y en cuanto a dinamización social, las actividades que se llevan a cabo son las que se promueven desde la Asociación... La mayoría de los cursos, que es otra reivindicación, los ponen en centros ciudadanos céntricos por el desplazamiento, si bien el nuestro está bastante equipado.

Tienen centro ciudadano, pero... ¿demandan alguna otra infraestructura?

Hay tres proyectos que llevamos pidiendo mucho tiempo. El primero es el de las urgencias de La Cuesta, una demanda histórica. La obra ya está acabada y nos encontrábamos a la espera de que pusieran el personal y el material. Nos habían dicho que sería en marzo, pero pasó todo esto... Otra reivindicación es la del polideportivo. Ahí estaba prevista una obra que iba a venir muy bien al barrio, pero pasaron los años y nunca llegó. La actual instalación está vieja, no tiene las medidas adecuadas y, aparte de eso, la accesibilidad deja mucho que desear. En varias ocasiones hemos intentado que, si no se puede hacer una nueva, arreglen esa. El último problema de siempre es el parque de El Rocío, donde solicitamos algunos cambios, como mejoras en la zona de deporte o establecer un área habilitada para que los perros puedan correr. Queremos un parque funcional y para todos.

Hace menos de un año registraron la actual asociación de vecinos. ¿Cuál es el balance que obtienen?

Necesitábamos tener una asociación para contar con más fuerza y poder llegar a las autoridades y organismos oficiales debidamente, y está funcionando muy bien y creo que la gente está bastante contenta con nuestra labor.

¿Se han reunido ya con el grupo de gobierno? ¿Cómo es la relación?

Hemos tenido varias reuniones. Solicitamos encuentros por los parques y jardines, con el alcalde... y una o dos veces vinieron al centro ciudadano varios concejales y expusimos todos los problemas, que la mayoría de ellos los conocían. La disposición es buena, pero está el factor de los presupuestos. Nos decían que no había mucho dinero para hacer cosas, que teníamos que ir poco a poco. También nos hemos citado con la oposición, porque siempre recibimos a todo el mundo. La verdad es que al alcalde le envías un wasap o lo llamas y te coge el teléfono sin ningún problema, te intenta ayudar...; pero después hay otras áreas con las que es más complicado, como Bienestar Social, Deportes...

¿Cómo ve el asociacionismo vecinal del municipio?

Considero que La Laguna es uno de los municipios con colectivos más activos. Somos la cara del barrio y la gente nos transmite las necesidades a nosotros y, a su vez, nosotros a la Administración. Muchas veces le damos el trabajo hecho. Creo que el compromiso con las asociaciones de vecinos y entidades habría de ser más frecuente en cuanto a reuniones, así como que debería haber más consideración con nuestras opiniones, porque al fin y al cabo somos los que verdaderamente sabemos dónde están los problemas.