Dicen que uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Es una frase hecha, algo trillada, de la que el confinamiento ha demostrado que no le falta razón. Son muchos los que han reparado ahora en lo que les aportaban placeres aparentemente pequeños. Incluso "salir a la calle", sin más, es una de las respuestas que se pueden escuchar cuando se empieza a preguntar en mitad del casco lagunero por aquello que más se echaba de menos durante los días de este encierro obligado.

Miguel Pérez es de los que recurren, en primera instancia, a esa última posibilidad. Pero opta por el mar cuando lo piensa un instante. "Tenía ganas de ir a la costa, ver el mar? Estamos acostumbrados a estar en Bajamar, La Punta, Las Caletillas?", explicó este vecino. "Y el paseo lagunero", apostilló.

A mediodía, Aguere repetía el guion de jornadas anteriores: gente tomando un tentempié en las terrazas, otros en los bancos y algunos que se reencontraban en mitad de la calle. Por allí patrullaba en bici Sergio Martín. "Eché de menos el salir a trotar por la montaña y también la bicicleta", señaló este policía local que, además de agente, pertenece al equipo Bikila y está en el top del atletismo de montaña en Canarias. "Soy mucho de El Pijaral, que hay que solicitar permiso para ir", respondió sobre si pensaba en alguna zona en particular.

Mientras una pareja preguntaba a Martín sobre las restricciones para los ciclistas, otro transeúnte aguardaba su turno para consultarle una duda. Su nombre es Maikel Hernández y su confinamiento tampoco fue de grandes ambiciones: "Salir a la calle, tomar el aire". También pasaba por allí Jonathan Santos, vecino del casco y responsable de Protocolo de la Federación Española de Baloncesto. ¿Qué añoraba en su caso? "Una reunión de amigos para ir a comer fuera; se echaba de menos".

Un vehículo de Protección Civil no paraba de dar vueltas por el centro con una megafonía con la que recordaba las medidas de seguridad mientras la ciudad iba recuperando viejos hábitos, como el de una profesional sanitaria que señalaba que lo que anhelaba durante las últimas fechas era tomar el café que estaba a punto de degustar ayer.