La Laguna dio ayer un salto hacia la denominada nueva normalidad. No fue un paso tímido, como cuando el pasado lunes abrieron unos pocos comercios y otros muchos optaron por esperar un mejor momento, sino mayor. Calles con muchos transeúntes, los bares con sus mesas en el exterior, la Catedral abierta, negocios de distinto tipo con la reja subida... Algo así como lo que ocurrió cuando se autorizaron los paseos y la práctica deportiva, que aquel sábado el cambio fue más que palpable.

"Se ha notado un montón", decía José Martín, de la Cafetería Venezia, convertida en las últimas fechas en medidor del pulso de la actividad del casco histórico por las especiales circunstancias que le ha tocado vivir. Fue objeto de una gran reforma, abrió apenas un mes y medio, y el estado de alarma y sus restricciones obligaron el cierre. Sus dueños fueron de los primeros en retomar la actividad y todo el mundo les pregunta cómo marcha la situación. El diagnóstico este lunes de José, uno de los hermanos propietarios del negocio, es que "se notaba que la gente tenía ganas de salir a la calle".

Vicente Martín, un profesor jubilado que transitaba por la Catedral, confirmaba esa teoría. "Echaba mucho de menos salir", expresó al ser preguntado por este primer día de la fase 1. "Salí por tomar un café y, en general, observo que la gente muestra un comportamiento muy correcto; el 90% va con mascarilla y mantiene la distancia establecida para hablar", apuntó. "Estuve hablando con unos amigos y me decían que sin guachinches nos morimos", añadió sobre el deseo de ir recuperando las costumbres anteriores a la pandemia.

La escena a las 13:00 horas en la céntrica plaza lagunera en poco difería, al menos en lo que a afluencia de viandantes se refiere, de un día cualquiera de los de antes que llegase el coronavirus y todos sus contratiempos. Otra cosa era el resto. La megafonía de dos vehículos de Protección Civil se entremezclaban una con otra. La alocución llamaba a mantener la "distancia social" de dos metros, así como a evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca. También recomendaba el uso de unas mascarillas que mostraban buena parte de los peatones, quizá la mitad.