El sacerdote Jesús Gil Agüín dio ayer el pistoletazo de salida más atípico que se recuerda a la Semana Santa de La Laguna. "Este no es un pregón al uso; su formato y las circunstancias que vivimos lo hacen distinto", reconoció desde el comienzo del acto y ante una Catedral vacía. Y es que el coronavirus y las restricciones del estado de alarma llevaron a una cita entre el streaming y la televisión, donde los espectadores no se encontraban en los bancos, sino al otro lado de las pantallas de los ordenadores y móviles -si seguían la retransmisión del Obispado- o de la televisión -si la vieron en Mírame-.

La pandemia no solo condicionó la forma, sino también el fondo, el contenido. Numerosas referencias a ella durante la lectura de 17 páginas en las que el arcipreste de La Laguna combinó el virus con un mensaje religioso. Sin ir más lejos, Agüín empezó saludando a los sanitarios, a los cuerpos de seguridad, al Ejército, a los voluntarios de Cáritas... "A todos, gracias en nombre de todos, millones de aplausos", expresó. Además, observó en el escenario actual "una oportunidad como sociedad de pensar más en el otro". "Vemos a Dios en estos días de cuarentena en tantos ejemplos de solidaridad, de cercanía, de preocupación por los demás", sostuvo en respuesta a la pregunta ¿dónde está Dios? "En el contexto de sufrimiento en el que está sumida nuestra humanidad en estos momentos, con esta grave epidemia que nos asola, nosotros podemos decir y gritar que la vida es más fuerte que la muerte y que sí hay esperanza", defendió.

"En esta ocasión viviremos la Semana Santa de otra manera, quizá más interior, más contemplativa, más íntima", planteó el sacerdote, al que los acontecimientos de las últimas fechas lo obligaron a reformar el texto. En el documento final, y aparte del coronavirus, tuvo menciones para la "inviolable libertad religiosa" o "los refugiados que llegan a nuestras fronteras huyendo del odio y la guerra".

Presentado por Zenaido Hernández, el pregón comenzó con unos 120 espectadores en YouTube y fue subiendo hasta superar los 200. En él también tuvieron cierto peso las cofradías, a cuya "labor y testimonio" hizo un agradecimiento público, "con sus luces y sombras, con sus incoherencias y sus grandezas". "Debemos reconocer que la Semana Santa, tal y como la vivimos las cofradías, es una simbiosis de fe y cultura, es antiguo y nuevo, es folclore y espiritualidad, es para los creyentes y los no creyentes, es estética e interioridad, es p ostureo y pura autenticidad", apuntó.