Un recorrido matutino por Las Chumberas deja la sensación de estar en una urbanización fantasma. Conocer el viernes por la mañana la opinión de los vecinos sobre los últimos episodios del proceso de aseguramiento y reposición de este núcleo se convertía en una misión casi imposible. Que prácticamente nadie transitara las calles dificultaba la tarea, a lo que se unían los reparos a expresarse públicamente que mostraban algunos residentes, consecuencia de unas actuaciones a veces traumáticas y que durante años han generado divisiones y recelos.

De los pocos que daban vida a esa hora a Las Chumberas, unos señores hablaban sentados en un muro, un obrero cargaba unos puntales y un operario destupía un bajante. Y no mucho más. Adentrarse por las callejuelas y plazoletas interiores era ya directamente un viaje a lo que fue este lugar y a los comercios que tuvo, como el Bar Recreativo Las Chumberas o la Cafetería Reiki, ambos en el entorno de la plaza La Estrella y ambos tapiados. Paradójicamente, esas puertas y ventanas selladas son un indicador para la esperanza: el objetivo es que los diez bloques de la primera fase estén completamente tabicados para, a continuación, proceder a su derribo y a la posterior construcción de los nuevos. El obstáculo son unos cuantos vecinos que, por unas cosas o por otras, se niegan a abandonar sus casas.

El pasado miércoles, y mientras eso ocurría con la decena de edificios que primero serán demolidos y construidos de nuevo, la Gerencia de Urbanismo de La Laguna ordenó el desalojo temporal de 16 de los 17 los bloques correspondientes a la segunda fase, para lo que existe un plazo de dos meses. La resolución se produjo a raíz de un informe de la empresa especializada Intemac, que ha recomendado esta medida para realizar una intervención de urgencia, "limitada en el tiempo", con actuaciones de refuerzo de las viguetas que están afectadas por la aluminosis, según informaron desde el Consistorio lagunero y la Sociedad Municipal de Viviendas y de Servicios de San Cristóbal de La Laguna (Muvisa).

¿Y cómo ha sido encajado el anuncio? A falta de vecinos que se manifiesten a título particular, la versión es la los colectivos creados en la zona: la Comisión de Afectados por la Aluminosis en Las Chumberas y la Plataforma Las Chumberas Basta Ya. El portavoz del primero de ellos, Ricardo González, señaló que el desalojo de 257 viviendas lo han recibido como un "jarro de agua fría". Y añadió: "Esto nos viene de improviso y da muestras de que la aluminosis va cabalgando y de que la inseguridad en nuestras viviendas es cada vez mayor". Expuso González su preocupación con cómo serán los pasos a partir de ahora y el presupuesto existente. "No hay ningún proyecto que dé cobertura a esta situación nueva y, por lo tanto, los vecinos lo que vamos a hacer es reunirnos y proponer ideas", dijo.

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"Echamos en falta que haya venido un cargo público a decirnos cuál es la situación; necesitamos tener conocimiento de qué va a pasar con nuestros vecinos y si hay viviendas para todos", planteó en la tarde del jueves sobre un aspecto del que la víspera habían dicho desde Muvisa que se analizaría "caso por caso" la situación de cada una de las familias. Más positivo se mostró, eso sí, con la primera fase. Al respecto, señaló que el trámite de urgente ocupación de los pisos, tratado el jueves en el pleno municipal, "es una actuación que va a agilizar los trámites para hacerse con el terreno y para empezar a demoler y a construir las viviendas".

El portavoz vecinal también se refirió a que hay afectados -de la primera fase- que se han negado a dejar sus pisos "por sus circunstancias personales, por miedos". A esos residentes que están bloqueando toda la reposición les lanzó una recomendación: "Yo les aconsejería que se plantearan bien esa situación porque les va a beneficiar el día de mañana con la construcción de una vivienda nueva. Lo que están haciendo es demorar la demolición y la construcción de estas viviendas. Deberían darle una pensada y hablar con el personal del Ayuntamiento para que les explique cómo está la situación".

Por su parte, Alberto Osa, de la Plataforma Las Chumberas Basta Ya, calificó la noticia del desalojo para reforzar las estructuras de buena parte de las viviendas de la segunda fase como un "bombazo". "Nos lo explicaron de una forma rápida y no coherente; hablando con el Ayuntamiento, nos dicen que estemos tranquilos, que no es que vayan a sacar ahora a 200 familias", opinó sobre unas labores destinadas a colocar refuerzos estructurales para que las casas sean más seguras y, posteriormente, llevar a cabo la reposición.

"Lo que se está esperando ahora mismo es a que se apruebe por el Gobierno de Canarias la urgente ocupación y se adelante el trámite administrativo", expresó sobre la primera fase, antes de agregar que lo positivo es que "en un cierto período de tiempo pueden estar ya las palas trabajando y eso nos dé un poco más de ilusión". Asimismo, mencionó los retrasos que se han vivido por aquellos residentes que no quieren salir de sus casas. "Quiero pedirles un poco de paciencia a los vecinos y decir que seguiremos en la lucha contra viento y marea para que salga adelante y que, cuando esté la primera fase caminando, empezar a trabajar en la segunda", indicó este integrante de la plataforma Basta Ya.

Todo ello después de una concatenación de problemas de más de una década y para una actuación para la que en la actualidad hay 25,24 millones de euros dirigidos a la primera fase, aportados por el Ministerio de Fomento, que ha contribuido con más de 12,63 millones de euros, lo que supone el 50% de la financiación; la Comunidad Autónoma de Canarias, a través del Instituto Canario de la Vivienda, con más de 8,83 millones, el 35%; el Cabildo de Tenerife, con 2,52 millones, el 10%, y el Ayuntamiento de La Laguna, con 1,26 millones, lo que representa el 5%. Esos primeros trabajos supondrán la demolición de 160 viviendas y la posterior construcción de 188 domicilios nuevos, así como las obras de urbanización correspondientes.