Cronista oficial de San Cristóbal de La Laguna

Nuevas informaciones sobre la construcción por el Cabildo de Tenerife de una pasarela en la rotonda del P. Anchieta, para descongestionar el tráfico e incrementar la seguridad vial y peatonal en la zona, devuelven a la actualidad, una vez más, el controvertido tema del traslado del monumento al santo andariego y primer poeta canario. Por la alta significación de la escultura de Bruno Giorgi, por sus valores artísticos excepcionales y por su volumen, no resulta fácil encontrarle ubicación que satisfaga a toda la ciudadanía.

Desde luego, la previsión de los técnicos redactores del proyecto (en el aparcamiento de la Facultad de Biología) suscita amplio rechazo. A partir de ahí, abundan las opiniones, que van de no moverlo del emplazamiento actual a situarlo en la montaña de San Roque, para que se vea mejor. Entre ambas propuestas, descartables por motivos obvios, están, con sus pro y sus contra, las que más circulan, sin que el orden de enumeración responda a preferencias:

- Los jardines de la ULL, en trámite de cesión de uso al Ayuntamiento y de remodelación total, aun en estudio, con una inversión estimada de más de un millón de euros. No parece cuestión que vaya a resolverse de hoy para mañana.

- El encuentro de la avenida Leonardo Torriani con la calle Pedro Zerolo (antigua Delgado Barreto), que generaría una rotonda menor.

- El triángulo formado por la conjunción de las calles Santo Domingo, Molinos de Agua y conexión con la vía de Ronda, donde hoy florece un jardincillo con un drago.

- La plaza del Adelantado, en las inmediaciones de la casa donde vivió el santo Anchieta. Requeriría una adecuación que no afecte a la fuente central.

- La plaza de San Francisco, la popular plaza del Cristo. El inconveniente mayor, la desproporción manifiesta entre la explanada y las dimensiones de la escultura.

- La rotonda central del parque de la Constitución. Obligaría a mover el monumento a José Martí y al menos una palmera; trabajos menores, factibles.

- La confluencia de las avenidas Silverio Alonso y Universidad o Camino Largo con las calles Cabrera Pinto y Rodríguez Moure. De paso se privaría de aparcamiento indebido a incívicos automovilistas.

- La plaza de la Junta Suprema de Canarias, en las inmediaciones del drago centenario que allí crece. Es un espacio de la ciudad no bien acondicionado, que convendría remodelar.

- La plaza de la Concepción, en el encuentro con la prolongación de la calle del Tizón. Sería, además, buen pretexto para acabar con el chiringuito que suele instalarse al pie de la torre, contraviniendo la Ley de Patrimonio histórico de Canarias.

- La plaza de los Remedios o de la Catedral, en el lateral que da a Obispo Rey Redondo o Carrera. En el templo anterior al actual fue bautizado el santo Anchieta. Esta opción exigiría mover los quioscos allí situados.

Hay más sugerencias, pero las enunciadas bastan para que expertos en la materia -urbanistas, arquitectos, historiadores del arte- estudien y propongan, oído también el parecer de la AA. VV. del casco histórico y las más relevantes entidades culturales (Económica, Ateneo, IECan), el lugar que consideren es el más adecuado. Lo importante es salvar la escultura de los efectos perversos de la contaminación que viene afectándola y ubicarla con la máxima dignidad, para que cumpla las funciones fundamentales de todo monumento público, por su valor emotivo y su incuestionable categoría artística.