¿Cómo ha sido la experiencia hasta ahora como presidente de la Asociación de Vecinos?

Con luces y sombras. Creo que hay signos de recuperación, pero estamos lejos de una recuperación completa.

¿La nueva etapa cómo la afronta?

Sin demasiada ilusión, pero con la confianza de que algo se puede conseguir y con el convencimiento de que es mejor que exista una junta directiva de la Asociación que desempeñe la función de supervisar al Ayuntamiento y canalizar las reclamaciones de los vecinos. Por eso nos presentamos.

¿Cuáles son ahora mismo las principales preocupaciones de la zona? ¿Qué proyectos les gustaría sacar adelante durante los próximos años?

Muchas; más de las que caben. Por señalar algunas... Con el Cabildo, los proyectos del dique y la carretera TF-13 tienen que salir adelante en este mandato. Más retrasos resultan inadmisibles; sencillamente, más demoras no se pueden tolerar. Con el Ayuntamiento, hay que garantizar la conservación del patrimonio histórico de Bajamar, en particular de la ermita de San Juan. También hay que atender a las reclamaciones vecinales para mejorar las zonas de recreo infantil. El mantenimiento de las piscinas debe estar a la altura de lo que exige una Bandera Azul, que es la que única que conserva hoy el municipio. Es necesario mejorar la atención a las instalaciones existentes en el pueblo. Hay elementos situados junto al mar que se han perdido de forma irrecuperable por la falta de mantenimiento.

¿En qué medida afecta el alquiler vacacional a Bajamar?

Ha aumentado el número de viviendas vacacionales y, con ello, ha crecido algo el número de turistas, pero los alquileres están subiendo. Es al mismo tiempo una oportunidad y un problema. Es necesario que las autoridades regulen intentando equilibrar los intereses de todos.

¿Qué análisis hace de la situación económica y empresarial del pueblo?

Va a abrir una residencia de ancianos y eso puede traer ingresos. Es posible que el proyecto de recuperar el Hotel Neptuno salga adelante, aunque todavía es pronto para saberlo. Y luego, en estos tres años, se han puesto en marcha más locales comerciales de los que han cerrado -aunque pocos más-, que están mejorando la oferta en Bajamar.

¿Y, en el plano más social, cuál es el presente económico de los vecinos y las familias?

La gente en Bajamar nota las consecuencias del paro y la precariedad. La situación ha mejorado muy poco y no para todo el mundo.

¿Siente que el lugar ha estado abandonado durante años?

Sí, sin duda. En La Laguna y en Santa Cruz se dejó de creer en Bajamar en los años 80 y 90. Algunas personas con liderazgo intelectual y político parece que se avergonzaban de la zona. Esa situación creo que está cambiando desde hace unos años, pero todo va lento.

¿Cómo se llegó a ese punto?

Coincidieron varias circunstancias al mismo tiempo: la riada de Bajamar en 1977, que ocurrió unos días después del desastre de Los Rodeos, y la situación política en España, que era conflictiva, con el Partido Comunista que se acababa de legalizar. Las autoridades no atendieron a Bajamar. Se abrió el aeropuerto del Sur y el patrón del turismo cambió. Con estancias más cortas, los turoperadores dirigieron todo el turismo al Sur para garantizar el seguro de sol.

¿Cuál es ahora el sentimiento en Bajamar? ¿Qué le dice la gente en la calle?

Creo que estamos más o menos con la misma sensación de hace tres años, porque ninguno de los grandes cambios prometidos se ha producido: ni el dique, ni la carretera, ni otro montón de cosas que llevamos pidiendo desde hace años. Entonces, cuando la gente te para por la calle es para recordar cuestiones de mantenimiento en las que hay que insistir y, a veces, para proponerte proyectos, incluso ambiciosos, como controlar la proliferación de rabo de gato en el lugar.

¿Durante este mandato han tenido ya alguna conversación con el grupo de gobierno?

Hemos tenido una comunicación muy fluida y eficiente con la Alcaldía y con la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de La Laguna cuando surgió el problema, ya resuelto, del paso de El Lobo. Hay concejalías con las que la comunicación de trabajo es más sencilla y otras con las que no hemos conseguido reunirnos ni una vez en estos seis meses. Necesitamos, con urgencia, estudiar la situación de la seguridad ciudadana en Bajamar.