La víspera de Reyes es un día especial, una jornada en la que todas las familias con niños salen a la calle en busca de Sus Majestades. Si a eso se le suma una ciudad como La Laguna -cuya cabalgata es de las principales de las de la Isla- y que la cita se celebra un domingo, el resultado puede ser desbordante, multitudinario. Eso fue lo que ocurrió ayer en Aguere, donde miles de personas recibieron a los Magos de Oriente. Filas triples y cuádruples para ver de cerca a Melchor, Gaspar y Baltasar y conseguir alguno de los caramelos de goma que lanzaban. En cifras, y según los datos de afluencia aportados por el Ayuntamiento, más de 20.000 asistentes en la tradicional cabalgata.

El encuentro entre los Reyes y los laguneros empezó, sin embargo, desde por la mañana. A las 11:00 horas arrancó en la plaza del Adelantado un espectáculo de animación. Himnos infantiles como Susanita tiene un ratón y otros más de estas fechas como Ya vienen los Reyes Magos ayudaron a templar los nervios infantiles hasta el momento más esperado: Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron a las inmediaciones de las casas consistoriales en unos coches de época. Emoción de los más pequeños y frases para todos los gustos: "¡Papi, esos son los de verdad, mira la barba del Melchor!", "¿Crees que me dejarán el equipaje del Madrid?", "Una niña de mi clase dijo el otro día que los Reyes no existen, pero es mentira; están ahí"...

"Bienvenidos a la nueva ciudad de La Laguna", recibió el alcalde, Luis Yeray Gutiérrez, a los Magos de Oriente. A continuación firmaron en el libro de oro de la ciudad. "A la ciudad de La Laguna, con todo el amor", escribió Melchor; "Agradecimiento al Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna en esta nueva cabalgata", puso Gaspar;"Es un placer volver al pueblo de La Laguna, donde nos reciben con tanta paz y amor", dejó para la posteridad Baltasar, que firmó como Balti. La cola para que los menores subiesen a plantearles sus deseos llegaba en ese momento hasta la calle Viana.

Tras hacer un alto en su agenda se desplazaron a las 17:00 horas al Santuario del Cristo, a la adoración de los Reyes Magos al Niño Jesús de los Afligidos. Sin solución de continuidad, y tras tronar varias salvas en el cielo de Aguere, comenzó una cabalgata en la que Sus Majestades optaron por sustituir los camellos por carrozas (cada una, eso sí, decorada por uno de estos animales). Los de verdad desfilaron detrás de la comitiva desde la plaza del Cristo hasta la del Adelantado, donde se retiraron a descansar sobre una alfombra de cortezas de madera. En las proximidades también se destinó un espacio a las personas con movilidad reducida.

En el cortejo había cabezudos, payasos, coches antiguos, carros con regalos y carrozas que lanzaban pequeños papeles. Un crisol de fantasía. La magia y la ilusión infantil estaban desbordadas. Hasta la avería del coche de Mickey y Minnie se convirtió en una fiesta. Peor lo tenían los Reyes, a quienes les quedaba una noche de mucho trabajo.