La Policía Local de La Laguna se ha despedido de Nala, la pastor alemán que marcó el inicio de la Unidad Canina de este cuerpo. El hecho de ser la pionera, su presencia durante años en numerosas demostraciones y haber protagonizado diversos reportajes por su labor en la detección de sustancias estupefacientes le dieron una popularidad que ayer quedó patente en los mensajes de condolencia que su entrenador, el agente David Padilla, recibió en las redes sociales.

Su historia como perro policía empezó en un cruce de Tejina. "Estaba de servicio y nos llamó el 112 porque había un cachorrito que iba a ser atropellado", recordó este martes Padilla. "El compañero y yo nos desplazamos al lugar y nos encontramos a la perrita, la montamos en el patrulla como si fuera una detenida más, y la llevamos a Valle Colino", añadió. A continuación, el agente se puso en contacto con este albergue animal y, transcurrido el período establecido para poderla adoptar, se la llevó a su casa. "Desde entonces ha estado conmigo", afirmó.

La estimación es que, en aquel primer momento, tenía unos dos o tres meses de vida y que el próximo febrero hubiese cumplido trece años. "La primera consulta con el veterinario fue porque vino con parásitos intestinales y otros problemas", indicó su propietario. A partir de ahí, y poco a poco, comenzó el camino que la llevó a desempeñar tareas policiales desde 2008. "En aquella época no había una unidad canina creada como tal, pero las unidades de paisano y varios inspectores me pedían a la perra para los primeros servicios", expuso David Padilla.

Nala fue fogueándose, sumando logros profesionales y su adiestrador no paraba de hablar de ella. Y llegó entonces una de sus grandes anécdotas. "Desde la Jefatura me dijeron un día: Nos tienes locos con la perra; vamos a verla trabajar. Y salimos a la calle y fuimos a una plaza en la que había un montón de chicos", relató Padilla. Era un lugar de tráfico habitual de drogas; una situación que parecía relativamente sencilla para esta pastor alemán. Sin embargo, tras marcarle la dirección, el can salió corriendo en sentido contrario, hacia unos jardines. Su dueño no sabía dónde meterse. Pero Nala empezó entonces a escarbar y, para sorpresa de quienes estaban allí (y alivio del agente), dio con 45 gramos de hachís envueltos en film transparente de cocina.

Su retirada se produjo en 2016 y con todos los honores. Fue durante un acto en el Teatro Leal que conincidió con la festividad de San Miguel, patrón de la Policía Local. Tiempo antes había sobrevivido a una torsión de estómago, mientras que en su etapa ya de jubilada se vio afectada por un síndrome denominado cauda equina, que entrañaba el riesgo de que se quedase con las patas traseras paralizadas. No obstante, "lo llevaba genial y solo le costaba levantarse en superficies lisas", expresó ayer su instructor. Inesperadamente, su final llegó por unos microictus ajenos al otro problema.

"Con ella fue con la que aprendimos; yo siempre digo que fue mi perra probeta", apuntó David Padilla, antes de señalar que cada uno de los tres canes con los que actualmente cuenta la Policía Local (Anker, Laika y Gramo) "tienen cosas de ella". Junto a lo anterior, su recuerdo permanecerá en el escudo de la Unidad Canina, creado con su silueta.

Uno de los mensajes de condolencia fue el del alcalde lagunero, Luis Yeray Gutiérrez. "Sé todo lo que David se ha involucrado con esta perrita, que también tantos momentos gratos le dio", destacó el regidor local, que ahora mismo es concejal de Seguridad Ciudadana en funciones en ausencia de la edil Cristina Ledesma. Además, el dirigente socialista puso de relieve que Nala se convirtió en un "referente" en la labor canina. Los concejales de Coalición Canaria José Alberto Díaz y Jonathan Domínguez también escribieron mensajes lamentando la pérdida en las redes sociales.