La Casa-Museo Cayetano Gómez Felipe ya es una realidad. Una vida de coleccionismo por parte de Cayetano Gómez (Los Llanos de Aridane, 1902-La Laguna, 1978), por un lado, y décadas de perseverancia de su hija, María Remedios Gómez García, para crear la exposición, por otro, han cristalizado en una muestra que fue presentada ayer y que hoy abrirá sus puertas en pleno casco histórico lagunero, a los pies de la torre de La Concepción. Se trata de una propuesta de viaje en el tiempo a través de una cantidad incalculable de antigüedades y resultado también de un esfuerzo titánico para enhebrar con ellas un discurso.

Para entender la iniciativa que encierra la vivienda hay que ir a la figura de Gómez Felipe, uno de los grandes coleccionistas canarios del siglo XX. Concretamente, fue un palmero que demostró desde muy joven un particular interés por las antigüedades. Tras su muerte, su hija decidió que la colección tenía que ser para la sociedad, y empezó un camino que no iba a ser sencillo: la restauración del inmueble, la catalogación y restauración de cientos de obras, trámites administrativos... Todo ello financiado con fondos propios y en silencio.

Este lunes, finalmente, fue el día esperado durante tanto tiempo. "La apertura de esta Casa-Museo supone la culminación de un proyecto iniciado hace varias décadas", celebró María Remedios Gómez durante su intervención, antes de admitir que seguía sin creerse que hubiese logrado llegar a la "meta". Tras realizar un recuerdo emocionado a su familia y, de una forma especial, a sus padres, indicó que lo conseguido ha sido en buena medida gracias a los profesionales y a los amigos que han colaborado con ella.

Representantes de los ayuntamientos de La Laguna y Los Llanos de Aridane; el cronista oficial lagunero, Eliseo Izquierdo, o el párroco de La Concepción, Juan Antonio Guedes -que bendijo el museo-, fueron algunos de los asistentes a un acto en el que la promotora del proyecto también estuvo acompañada por familiares, amigos y caras conocidas del ámbito histórico. Junto a ella, además, los profesionales que han tenido un papel más destacado: Mila Álvarez Sosa, directora del proyecto y conservadora de la colección, y los historiadores del arte Jesús Pérez Morera y Carlos Rodríguez Morales.

Pérez Morera recordó que tuvo conocimiento de la iniciativa en 1989 y que el expediente lo había iniciado en vida Cayetano Gómez. Según apuntó, la entrada de Mila Álvarez en 2017 supuso "un antes y un después", toda vez que se empezó a trabajar "de forma sistemática". El reconocido historiador del arte destacó que este es un proyecto "romántico", "de contracorriente" y "por amor al arte". Y apostilló: "El mismo amor al arte y a su tierra que manifestó Cayetano Gómez Felipe".

Tras mostrar su deseo de que a partir de ahora la colaboración con las instituciones públicas sea "una nueva realidad", puso de relieve el "extraordinario interés" de una colección que, dijo, "es reflejo de los modos y las formas de vida". Y continuó: "Dudo que haya nada comparable en nuestras islas; nada se ha hecho al azar". Prueba de ello son, por ejemplo, los dos años que supuso el montaje del oratorio.

Álvarez Sosa, por su parte, retrocedió por un momento a la primera ocasión en que estuvo en la vivienda. Fue un 8 de diciembre y como invitada para presenciar la procesión de la Inmaculada Concepción. Después llegaría una propuesta para colaborar en el proyecto y su respuesta afirmativa. Egiptóloga y acostumbrada "a que las cosas maravillosas se encontraban excavando las arenas del desierto", se adentró en un mundo diferente que la acabó cautivando: cajas de tea de las que desconocía su contenido, prendas, joyas familiares, cartas de amor, poesías, medallas religiosas desgastadas... "Cuando visiten el museo, recuerden algo: no son simples cosas, sino que cada una tiene su historia", enfatizó. Además de poner de relieve la labor que ha realizado María Remedios Gómez, calificó la experiencia de participar en el proyecto como "la mejor de su vida".

Piezas de todo tipo

Una vez que comienza el recorrido por la Casa-Museo empiezan a aparecen piezas de todo tipo. Son miles y están distribuidas en hasta nueve salas (Sala Bernardo Valois, el comerciante irlandés que construyó la vivienda; Salón principal; Textiles e Indumentaria; Alcoba; Sala de la fe; Estrado; La mesa y el hogar; Comedor, y Sala de la forja), a lo que hay que unir otras zonas adicionales, como la escalera principal, la antesala, la saleta, la galería... En cada uno de esos puntos se encuentran los objetos vinculados al área en cuestión, alguno lo suficientemente valioso como para que el Museo del Prado lo haya solicitado, como una alcancía-calabaza con inscripciones mexicanas, y otras tan especiales como el plato de Cha Petronila, una pieza que pertenecía a una anciana que no se quería desprender de ella al ser un recuerdo de sus padres, pero acabó llegando a las manos de Cayetano Gómez Felipe tras la muerte de la señora, que en las últimas horas de su vida pidió que se lo donasen.

El conjunto, que se mueve entre principios del siglo XVI e inicios del XX, se completa con las maderas, la arquitectura y hasta los sonidos: en el patio se escucha el agua de una fuente central y, en el tránsito por las salas, la hora que da un antiguo reloj se entremezcla con las campanas de la vecina torre de La Concepción. "La Casa-Museo tiene la vocación de convertirse en una referencia pública sobre el coleccionismo", explicaron sus responsables. "Desde el inmueble mismo hasta los objetos que podrán contemplar los visitantes en esta Casa-Museo pueden considerarse como una fuente de conocimiento del arte, la vida cotidiana y las costumbres de las Islas Canarias", precisaron.

En concreto, este espacio fue la vivienda familiar de Cayetano Gómez tras su traslado a Tenerife. Oriundo de La Palma, en los años 20-30, una de las habitaciones de los bajos de su casa en la calle Real de los Llanos de Aridane se convirtió en un improvisado pequeño museo con libro de visitas incluido, de lo que se llegó a hacer eco la prensa del momento. "Tras su matrimonio en los años 40 con Elena García Tavío, Cayetano fijó su residencia en Tenerife, dedicándose a la administración de sus bienes y comprobando con gran deleite como su afición por las antigüedades encontraba en la Isla mucho más campo de actuación", recoge la información facilitada desde la Casa-Museo.

Entradas a 3 y 4,5 euros

Esta nueva propuesta cultural para el centro de La Laguna estará abierta de 10:00 a 19:00 horas y el precio de las entradas será de tres euros para residentes, mientras que la tarifa general se situará en 4,5 euros. Según señalaron desde el museo, también habrá tarifas reducidas para jóvenes. La parte museística queda completada por una tienda y una cafetería en la zona del patio central.

"La misión fundamental de la Casa-Museo es que su legado permanezca unido e inalterable, además de favorecer el estudio y difusión de dichas colecciones mediante su activo tratamiento técnico, la realización de exposiciones temporales y el préstamo de piezas, sin olvidar la programación de todo tipo de actividades que favorezcan el conocimiento de sus colecciones", plantearon los encargados del proyecto.

Asimismo, expusieron que esta suerte de oda al coleccionismo "tiene una clara vocación formativa y educativa orientada a ampliar los conocimientos de sus visitantes e implicar a la sociedad en su tarea pedagógica fomentando el debate y el diálogo sobre el patrimonio de Canarias". No se quedan ahí los retos que se han trazado: "Su misión también es investigar, conservar, comunicar, exhibir, así como impulsar actividades culturales, sociales y educativas para la transmisión de todo su legado cultural".