¿Qué ha supuesto para La Laguna la declaración como Patrimonio de la Humanidad?

El reconocimiento de un valor universal excepcional para nuestra ciudad. Un valor que debe permanecer para toda la vida y para todas las generaciones. Uno de los criterios para la inscripción como bien en la lista de Patrimonio Mundial fue el de ser una ciudad territorio, la primera no fortificada, la primera ciudad de paz. Además, su plano fue copiado o imitado por otras como Cartagena de Indias o Méjico.

¿Y desde el punto de vista económico?

Un esfuerzo económico muy grande para todos los titulares de bienes inmuebles, porque tener una edificación que está dentro del conjunto histórico supone que hay que mantenerla y conservarla. El objetivo fundamental de todos estos bienes inscritos en la lista de patrimonio mundial es que hay que preservarlos para las generaciones futuras. Y preservar, conservar y difundir cuesta dinero. El deber de ornato y conservación siempre es del propietario. Pero también se ha hecho un gran esfuerzo para captar subvenciones con el objeto de ayudar y contribuir a esa conservación y rehabilitación de edificaciones.

La declaración trajo consigo la peatonalización, mal entendida al principio.

Sí. Se peatonalizaron calles y tramos de calles. Además, se aprobó el Plan Especial de Protección y se creó la oficina de gestión del casco histórico. Más tarde se tomó la decisión de adherirse a la asociación de ciudades españolas patrimonio mundial, lo que ha implicado tener una marca y hacer actuaciones en común.

Varios expertos han puesto en duda la conservación que se ha hecho del patrimonio. ¿Se ha hecho lo suficiente?

Hay que poner en común las propuestas de los tres partidos que gobiernan y dar cumplimiento a ese compromiso que hemos adquirido con los ciudadanos. Hay mucha polémica en relación con actuaciones que se han realizado en el conjunto histórico. Hay quienes dicen que es el momento de revisar el Plan Especial, y lo estamos valorando.

¿Han iniciado ya el proceso?

Como primera actuación estoy escuchando a la ciudadanía, y, además, he pedido los antecedentes que puede haber en la oficina de gestión del casco en relación a solicitudes formales que se hayan podido hacer pidiendo la revisión del documento. Va a ser un reto llegar a consensos. No nos podemos arriesgar a perder el bien que tenemos inscrito en la lista de Patrimonio Mundial.

El PEP ya fue un documento polémico en su origen

Es verdad que siempre ha sido muy polémico, como lo fue también la actuación de María Luisa Cerrillos en su momento. Pero lo que está claro es que hay un PEP en vigor y unas ordenanzas que están para preservar y conservar lo que ahí está recogido porque es un instrumento de protección.

¿Son conscientes las nuevas generaciones de la importancia que tiene una declaración como esta?

Es una responsabilidad de los políticos que estamos gobernando que las nuevas generaciones sean conscientes. Para eso es fundamental que conozcan lo que eso significa. Quizás hay una tarea pendiente, y es que ese conocimiento y ese amor por la ciudad que implica la conservación, el cuidado y el mantener ese legado como nos fue transmitido hay que hacerlo más en determinados barrios y pueblos.

Pero esta no es una cuestión solo de La Laguna

También hay que hacer un gran trabajo fuera del municipio. A veces aparecen pintadas en edificios BIC. Eso no se puede permitir. Seguiremos haciendo ese trabajo de prevención y preparamos un proyecto antiataques vandálicos.

¿Cuáles son los principales retos patrimoniales a los que se enfrenta la ciudad?

Uno de los retos es revisión sí o no del PEP. Uno de los más importantes. Además, tener una ciudad patrimonio de la humanidad no es barato. Es un gran esfuerzo en el que tienen que ser solidarias todas las administraciones públicas. Por eso, otro reto es no perder subvenciones concedidas. Ahora mismo estamos pendientes de que no se pierda una. Son cuatro millones de euros. Y es que no solo es captar subvenciones, sino gestionar de manera adecuada para que ese dinero, una vez que se ha captado, no se pierda. Hay otros retos también, como dar cumplimiento a todos los artículos que vienen recogidos en la actual Ley de Patrimonio Cultural de Canarias o la creación del nuevo Consejo Municipal de Patrimonio Cultural. Además, queremos que San Cristóbal de La Laguna no solo sea accesible a nivel universal, sino ir un poco más allá y que sea inclusiva.

Sobre la peatonalización hubo mucha respuesta al principio. ¿Se entendería ahora La Laguna sin ella?

En sus momentos iniciales generó una gran polémica, miedo, incertidumbre, rechazo. Pero, sin embargo, con el paso del tiempo los vecinos están contentos. Ha supuesto el que se incrementara el acceso a comercios, por ejemplo, y se ha reducido la contaminación. Es decir, que hay un antes y un después. Creo que ha beneficiado a la ciudad.

¿El futuro debe ser seguir peatonalizando allí donde se pueda?

Vamos a decidirlo entre todos, pero en los convenios que existen se han incluido un par de calles. A lo mejor de algún tramo y no de vías completas.

¿Se puede hablar de una cantidad anual de lo que cuesta ser Patrimonio Mundial?

No puedo decir una cifra concreta porque hay mucha transversalidad. Quizás hay que trabajar de manera más coordinada y seguir aportando.

¿Qué destacaría del programa conmemorativo?

Tenemos algunos hitos. El 2 de diciembre se estrena en La 2 de TVE el documental que el grupo de ciudades patrimonio ha encargado para la ocasión. También va a ser muy importante el acto institucional del 4 de diciembre. Además, vamos a perimetrar con banderolas la zona del conjunto histórico para que todo el mundo tenga conciencia de cuáles son las calles que entran dentro de ese perímetro. También se pondrán banderas en todos los accesos a la ciudad.