Los niños han sido durante mucho tiempo los protagonistas de la víspera del día grande de las fiestas en honor al Santísimo Cristo de La Laguna. Tradicionalmente eran los pequeños de la casa los que recorrían las céntricas calles de Aguere durante esta jornada portando farolillos bellamente decorados y acompañados por bandas de música. El desfile terminaba en la plaza del Cristo, donde se hacía danzar a los caballitos de fuego.

Pero con el paso de los años esta bella tradición acabó en el olvido, y desde la década de los 40 del pasado siglo desapareció por completo del programa de actos. Pero ayer los caballitos volvieron a danzar, en una jornada en la que las tradiciones tomaron Aguere, primero, con las danzas de grupos folclóricos y, más tarde, con la pandorga y el desfile de los caballitos de fuego.

Fue hace 23 años cuando esta tradición volvió a recorrer las calles de La Laguna, de la mano del Ayuntamiento y del grupo Scout Aguere 70, que en los últimos días se han encargado de engalanar las estructuras que dan forma a estos caballitos de colores. Uno de los motivos que condujo a su desaparición fue la peligrosidad que acompañaba a parte del festejo. Y es que durante su baile en la plaza, uno de los caballitos portaba fuegos de artificio y danzaba entre las personas congregadas.

Así, ayer, sin fuego pero con todo el color y la alegría que ofrecen estos caballitos, el desfile volvió a tomar Aguere desde las ocho de la noche. La comitiva partió de la plaza de La Concepción y recorrió las calles Obispo Rey Redondo y Viana hasta llegar a la plaza del Cristo. En la actividad también participaron gigantes, cabezudos y fanfarrias, a los que se unieron espontáneos que también disfrutaron de la fiesta, que se ha convertido en una celebración para todas las edades.