El concejal de Hacienda y Asuntos Económicos de La Laguna, Alejandro Marrero, reconoce que la situación con la que se encontró el Ayuntamiento a su llegada fue más que sorprendente. En apenas tres meses, este graduado en Dirección y Administración de Empresas Internacional y técnico en Comercio y Marketing ha tenido que lidiar con facturas sin pagar por valor de más de 23 millones de euros y con una situación económica bien complicada en las diferentes áreas municipales. Vinculado al PSOE desde pequeño, Alejandro Marrero compagina ahora sus delegaciones de Gobierno con la Secretaría de Administración de la Ejecutiva local socialista.

¿Cómo valoraría su llegada al Ayuntamiento de La Laguna?

Ha sido una buena llegada porque existe bastante diálogo dentro del grupo de Gobierno. Sin embargo, en el Ayuntamiento sí que nos hemos encontrado una situación complicada. Lo más grave que hemos visto es la falta de personal que existe y por eso muchos asuntos han estado paralizados. También hemos notado que no ha habido planificación en los últimos tiempos.

La situación que encontraron en el Área de Hacienda también fue complicada, con bastantes facturas pendientes de pago.

Sí, aunque en estos meses hemos logrado darle algo de estabilidad a las arcas municipales. Ahora mismo contamos con una buena planificación para terminar el año porque hemos logrado pasar de 23 millones de euros de facturas por pagar a tan solo ocho millones de euros de dinero pendiente. Esas son las cifras que nos propusimos alcanzar cuando nos dimos cuenta de la situación, así que vamos bastante bien. También nos encontramos con áreas municipales con pocos recursos económicos para afrontar sus actividades hasta final de año y por eso tuvimos que efectuar la modificación presupuestaria al poco tiempo de llegar al Ayuntamiento.

¿Cómo han realizado todo ese trabajo coincidiendo con los meses de vacaciones en el Ayuntamiento?

En julio ya nos pusimos en contacto con los trabajadores municipales a través de correos internos para solicitar a los responsables de las áreas que dieran prioridad a las facturas con mayores retrasos porque los proveedores nos decían que querían cobrar sus facturas y que estaban al límite con sus trabajadores. Así que los funcionarios han estado muy activos y han podido sacar adelante ese trabajo. Todo eso con un personal que no está al mínimo, sino mucho más abajo.

¿Cómo se ha visto afectado el periodo medio de pago a proveedores con la deuda que tenía el Ayuntamiento de facturas sin pagar?

En estos meses le hemos dado prioridad a las facturas que estaban sin pagar desde 2010 y hasta el 1 de julio de este año. Estas facturas ya no cumplían el periodo medio de pago y suponían un lastre para el Ayuntamiento. Durante este tiempo hemos ido afrontando también las facturas actuales aunque es cierto que le hemos dado prioridad al grueso de facturas que estaban sin pagar desde 2010. Con todo, el periodo medio de pago a proveedores está situado ahora en 22 días.

¿Cómo afectan a las arcas municipales las prórrogas y las autorizaciones de continuidad que se han llevado a cabo a lo largo de los últimos tiempos para diferentes contratos de servicios municipales?

Hemos tenido que recalcular los costes que tienen las prórrogas para el plazo en el que se han establecido. Es cierto que no nos suponen un trastorno para las arcas públicas porque son servicios que están proyectados de cara al futuro pero también es verdad que ahora tenemos que preparar los pliegos de muchos de ellos y vamos a estudiarlos, en colaboración con las diferentes áreas implicadas, para que todo sea correcto. Al examinarlos, lo que buscamos es que estos contratos de servicios sean más eficientes, que cuesten menos al Ayuntamiento y que el servicio sea bueno. Además, en el caso de no poder rebajar el coste, queremos que el servicio sea mejor. Buscamos economizar pero también mejorar el servicio con los mismos recursos.

El nuevo equipo de Gobierno se encontró con unos presupuestos prorrogados. ¿En qué punto se encuentra la redacción de los presupuestos para 2020?

Nos hemos propuesto cumplir los plazos, como no es normal en el Ayuntamiento de La Laguna. Hemos realizado un calendario que tenemos que cumplir y queremos que a finales de octubre esté aprobado el presupuesto de manera inicial. Donde más vamos a aumentar las partidas es en la contratación de personal municipal porque es fundamental dar un buen servicio a los ciudadanos y mejorar así la gestión de licencias y el cobro a proveedores. Con ello queremos que la gestión interna se agilice. También queremos aumentar el presupuesto de Vivienda y Bienestar Social.

¿Y qué papel jugarán los presupuestos participativos, un proyecto muy defendido por el PSOE?

La puesta en marcha de los presupuestos participativos es uno de nuestros objetivos fundamentales. Queremos hacerlo como se tiene que hacer porque nunca se han llevado a cabo como deben. Se trata de un trabajo conjunto con el Área de Participación Ciudadana y hemos visto que no hay nada sobre lo que poder trabajar. Aunque se han realizado reuniones sobre el tema, no hay nada sólido y nuestro propósito es poder ponerlos en marcha para 2021 porque para el próximo año va a ser imposible.

La oposición lagunera siempre ha demandado una bajada de impuestos en el municipio. ¿Se plantean una medida así?

Siempre que lo permita la recaudación, nuestra intención no va a ser subir los impuestos sin ninguna razón. En el caso del impuesto sobre bienes inmuebles (IBI), que es uno de los más destacados, tenemos una herramienta fundamental en caso de que el valor catastral se revise al alza, y es que podríamos jugar con el tipo impositivo para que esa revisión no tenga un impacto negativo en la sociedad.

El IBI es uno de los impuestos más relevantes, pero ¿qué supone para las arcas municipales la recaudación del resto de tributos?

En caso del impuesto de terrazas, por ejemplo, recaudamos tan solo unos 3.000 euros. Es un impuesto barato y para nosotros no supone un gran aporte y por eso lo vemos como un compromiso con el ciudadano. Lo que quiero decir es que no puede ser que cualquier persona, sin ninguna condición, pueda sacar unas mesas y unos sillas a la calle y lo haga sin contar con unos requisitos mínimos. Nuestro interés no es recaudatorio sino que lo vemos más como una herramienta para garantizar el cuidado de la ciudad. En el caso del impuesto por la colocación de vados pasa algo parecido porque nos llegan casos de solicitudes de vados en lugares en los que realmente no hay ni plaza de aparcamiento.