La Laguna comenzó anoche la elaboración de los tapices del Corpus Christi, los mismos que está previsto que hoy luzcan en todo su esplendor en el casco histórico. Después de años en los que la tradición y la calidad de las obras han perdido algo de fuelle, uno de los principales objetivos de esta edición ha sido regresar a las alfombras realizadas con materiales vegetales y flores, que fueron las que llevaron a los mejores años de esta costumbre religiosa.

Según explicaron durante la presentación de esta edición y de su cartel, será a las 17:00 horas cuando tenga lugar la celebración eucarística en la Catedral, que presidirá el obispo nivariense, Bernardo Álvarez, y que será antesala de la procesión que pasará sobre estas creaciones efímeras.

Una de las novedades de este año es que desde el Obispado de Tenerife propusieron una temática a los alfombristas laguneros. Al respecto, el arcipreste de La Laguna, Jesús Manuel Gil Agüín, indicó en la rueda de prensa celebrada hace unas semanas que se iba a plantear uno de los asuntos de este "curso pastoral": las periferias geográficas y de carácter existencial.

"Es una de las fiestas religiosas más antiguas de la Isla, desde la conquista de Tenerife. El Cabildo ordenó que se celebrara en mayo de 1496. Era tradición enramar y embellecer las calles por las que procesionaba el Santísimo Sacramento", explica la web del Ayuntamiento de La Laguna acerca de la historia de esta festividad. "En un principio se trataba solo de esparcir brezo con pétalos y flores de distintos colores. Fue en La Orotava donde se empezaron a diseñar los tapices como los entendemos hoy en día. Doña Leonor Castillo de Monteverde fue la primera en trasladar esta idea a La Laguna", añade.

Recoge también el portal municipal que las primeras alfombras de La Laguna datan de 1907, y se atribuye a Luis Marrero, antiguo sacristán de la Concepción, el ser impulsor del Corpus lagunero, ya que el tapiz pionero, situado en la esquina de la plaza de La Concepción, fue obra suya. Antes, en el siglo XVIII, la fiesta del Corpus era la que contaba con mayor presupuesto municipal -3.000 reales- y las ordenanzas de entonces obligaban a los vecinos que tuvieran barridas, regadas y engalanadas las calles por las que pasaba la procesión, hasta el punto de multar a aquellos no lo hiciesen.

El Corpus fue evolucionando hasta la actualidad, y se mantiene gracias, fundamentalmente, a los colectivos ciudadanos, asociaciones religiosas, colegios y algunas familias, que, en algunos casos, dedican hasta semanas a los preparativos para que todo quede lo mejor posible.