A pesar de que aún no ha logrado subir la totalidad de los escalones que en el pasado llevaron a su padre a la Alcaldía de San Cristóbal de La Laguna, Iván González Riverol (Partido Popular) casi fue cocinero antes que fraile. "Yo tenía el recuerdo de otra forma de hacer política que no coincide con esta", explica un edil de la oposición que afronta sus últimas jornadas en el órgano de gobierno municipal que preside José Alberto Díaz (CC). "Me marcho satisfecho del papel realizado. Es probable que haya cometido errores, pero esas situaciones me permitieron conocer la realidad de una ciudadanía que está harta de esa parte de la oposición que dice no a todo", asegura un profesional del sector económico que se formó en Estados Unidos. "Siempre habrá tiempo para volver, pero ahora he decidido dar un paso a un lado".

¿Cómo valora su primera, y no sé si última, aventura política?

Me voy algo desencantado porque en estos cuatro años he convivido con políticos que antepusieron los intereses de sus partidos y ambiciones personales al bien común de la ciudadanía, es decir, que no se pudieron sacar adelante más proyectos beneficiosos para el municipio simplemente por fastidiar al grupo que realizaba esas propuestas. Hay ejemplo de concejales que usaron su voto para anular a su rival, aunque con ello perjudicaran a La Laguna.

¿Se podía haber quedado?

Sí... He tenido la posibilidad de continuar en la lista de mi partido y, además, tuve ofrecimientos de otras formaciones para estar en los puestos de salida.

¿Antes de comenzar imaginó que esta fuera a ser una etapa tan convulsa?

Es probable que este municipio no haya vivido en democracia un ciclo político tan crispado. Las polémicas se fueron amontonando entre amenazas judiciales y situaciones que nada tienen que ver con la gestión pública. Yo entré con el caso Grúas sobre la mesa y me voy con él en el mismo sitio... Esas son las maneras que tienen algunos de instrumentalizar la vida política.

¿Volvería a repetir experiencia?

En esta misma situación no. Yo tenía el recuerdo de otra forma de hacer política que no coincide con esta. Un modelo que me enseñó mi padre y que nada tiene que ver con el no por el no cuando una idea se le ocurre al que está a tu lado.

A veces, ir a un pleno es como acudir al campo de batalla, ¿no?

El tono de la mayoría de las comisiones plenarias se parece poco al que se da en las sesiones abiertas a la prensa y al público. Eso no significa que no haya criterios diferentes, pero en varias ocasiones se votó en un pleno en el sentido contrario al que se acordó en uno de esos encuentros previos.

Muchos no daban demasiadas garantías al ejecutivo liderado por José Alberto Díaz.

Es probable que haya cometido fallos. Nadie se salva de ellos. En fases de este mandato la situación fue ingobernable. El actual alcalde sumó logros considerables dadas las dificultades para gobernar en un ambiente tan inestable.

Habrá lectores que interpreten sus palabras como una defensa al actual alcalde.

A Díaz le faltó en alguna ocasión tener un trato de cercanía con los opositores, pero muchas de las conductas que otros han protagonizado en los últimos meses están más próximas a unos intereses personales que al beneficio de La Laguna.

¿Y con todo lo que está contando no descarta volver?

Esa es una puerta que no voy a cerrar, pero ahora mismo creo que he cumplido y no me planteó esa posibilidad. Los mensajes que me transmiten muchos laguneros son positivos, pero este paso a un lado está más que meditado. Yo no estoy en política por unos fines económicos, sino por un compromiso con los habitantes del lugar en el que nací. Ese sentimiento de ayuda es el que me impulsará a volver si se dan las circunstancias.

¿Lo hará en las filas del Partido Popular?

Yo sigo en el PP, más adelante no sé dónde estaré. Este primer paso únicamente afecta a mi continuidad en la política municipal. Lo que tenga que venir más adelante es algo que está por resolver.

¿Le preocupa la fragmentación que se está dando en su partido?

Sí... Es evidente que tenemos problema, pero el PP de La Laguna no deja de ser una "hormiga" frente a un partido con una gran tradición en el ámbito nacional que debe realizar un análisis riguroso y serio de lo que ha ocurrido. Esta situación se afronta mostrando las cosas que no se hicieron bien y, sobre todo, poniendo medidas que permitan minimizar los daños.

¿Cuál es su pronóstico para después del 26M?

Espero encontrar un municipio mucho más sereno, por lo menos desde el punto de vista político. La Laguna no merece estar sumida en esta tensión. No sé qué pasara, pero sí lo que necesita la ciudad: un periodo de paz para trabajar sin sobresaltos.

Y que haya una solución para Las Chumberas... ¿A su juicio ese es uno de los asuntos que se ha instrumentalizado para obtener un rédito político?

Uno más. El nuevo convenio es necesario y todo lo que no implique su firma está perjudicando a los vecinos. Hay políticos que se alegran de que Las Chumberas siga en la situación en la que se encuentra; que no son capaces de ver que ahí existe un problema que está por encima de sus ambiciones personales o partidistas.