Francisco Javier Castillo Ramírez es un clásico en el MercaTenerife, donde cada madrugada desde hace cuarenta años acude a vender de lunes a viernes el periódico EL DÍA; es el único exponente actual de aquella generación de vendedores que recorrían las calles de la ciudad distribuyendo uno a uno el ejemplar entre los lectores que se encontraban por el viario de cualquier barrio o pueblo, en especial, de Santa Cruz o La Laguna.

Francis comenzó en el Merca con un puesto de frutas y se reconvirtió a comienzos de los años ochenta con el reparto del periódico. Sus manos son testigos fieles de las grandes tiradas, cuando llegó a distribuir hasta 160 ejemplares a diario; hoy se da por satisfecho cuando los martes y viernes consigue vender el medio centenar a diario, los días de mayor demanda coincidiendo con el número más alto de comerciantes en el Merca.

Francis, que estudió en el colegio Cervantes del barrio de La Salud, comienza su jornada antes de la cuatro de la mañana, cuando se desplaza hasta la avenida Buenos Aires, en la sede del periódico EL DÍA. Asegura que nunca ha faltado a la cita, salvo cuando su coche ha sufrido una avería y no ha tenido posibilidades de lograr uno de sustitución; de resto, en cuarenta años no se ha tomado vacaciones, salvo el descanso de los fines de semana y los festivos.

Desde las cuatro de la mañana hasta las 8:30 o 8:45 horas es el tiempo que tiene para la venta; después de ese momento ya no queda gente en el Merca. A esto se suma que desde que surgió la Covid-19 se realizan controles en los accesos, por lo que se apresura para estar desde temprano y poder acceder para vender sus ejemplares entre los negocios y los comerciantes que llegan desde otros puntos de la geografía insular. Ni siquiera faltó a la cita con su clientela en la riada o el Delta, ni ahora durante el confinamiento. Ahí estuvo Francis con EL DÍA.

Natural de El Cardonal, a sus sesenta años recién cumplidos, Francis asegura que después de tantos años ya sus clientes tienen el hábito de adquirirlo por la información que encuentran en el periódico, por el hábito de comprarlo y también porque lo conocen ya a él, si bien recuerda momentos de grandes ventas del periódico, cuando el Tenerife ascendió a Primera División, o cuando ocurrió el accidente aéreo de Gran Canaria. Junto a EL DÍA, destaca la buena aceptación que tenía entre sus compradores Jornada Deportiva los lunes, cuando salía de forma independiente.

Francis insiste en agradecer la oportunidad que le dio Modesto Llamas; “él era el vendedor de periódicos; estaba hasta en los semáforos, y gracias a él yo he vendido EL DÍA estos cuarenta años”, precisa, recordando que Modesto falleció en la riada que azotó la capital tinerfeña el 31 de marzo de 2002 arrastrado precisamente por el agua. Fue un Domingo de Resurrección, apostilla.

Este vendedor se disculpa e interrumpe la conversación con máxima educación porque no quiere llegar tarde al Merca. “Hoy es martes y es de los días que más ejemplares llevo”, comenta mientras ultima en el interior de su coche el taco de cincuenta ejemplares con el mismo cariño que un joyero expone una gargantilla.