De poco serviría contentarse con imprimir el periódico en la rotativa y distribuirlo por los diferentes puntos de la geografía insular si no existiera ese encuentro diario entre el vendedor a pie de calle y el lector, donde EL DÍA encuentra su razón de ser. En ese tejido encontramos en la plaza Militar de la capital tinerfeña el kiosco de Marín, quien lleva al frente del mismo más de treinta años.

Atrás quedan sus inicios con un carrito de golosinas, hasta que gracias a su espíritu emprendedor dio el salto e incorporó a su oferta la prensa y los coleccionables; tal fue la aceptación que cuando se vendían las colecciones de muñecas se formaban unas colas que atraían la atención de la policía para interesarse sobre qué pasaba allí.

Durante tantos años, hay cosas que no cambian, como el horario de Marín Gómez Lorenzo, que se levanta para esta en el kiosco a las cuatro de la mañana, cuando Juan Mendoza, repartidor de EL DÍA, le entrega los ejemplares. A partir de ahí, comienza la labor de Marín, que se encarga de distribuir los periódicos entre los clientes fijos que tiene de las administraciones públicas y muchos medios de comunicación. Ya a las siete de la mañana abre en la plaza Militar hasta las dos de la tarde, cuando cierra porque tiene que atender la librería que tiene un poco más arriba, en Ramón y Cajal, la Comicsería, donde se venden cómics manga y americanos.

Los negocios que regenta Marín han permitido salir adelante a su familia y, sobre todo, alimentar la pasión de su hijo, Alberto, quien ha impulsado el cómic como un referente dentro de la TLP que se organizaba bajo la tutela del Cabildo de Tenerife.

La implicación de Alberto ha permitido traer a la isla al mejor guionista de cómics del mundo, Baghun, que participó en una firma organizada en la TLP.

Cuando se le pregunta a Marín por el futuro que le espera al papel en la era digital, pone de ejemplo el esplendor que viven los cómics. “Te sorprenderías saber la cantidad de ejemplares que se venden aquí y más con el manga; hay muchos lectores”, lo que permite la venta de entre 40.000 y 60.000 ejemplares de cómics.

Marín, a sus 60 años, mira atrás y recuerda sus inicios con el kiosco. Titulado en Ciencias Empresariales, trabajó como contable de Construcciones Socas durante siete u ocho años, hasta que se puso al frente de la librería. En paralelo montó un kiosco, que “eran como los Mercadona de la época; en ellos encontrabas de todo”.

En su caso, destaca la implicación familiar para sacar adelante sus negocios: “Mi hijo es el técnico, pero mi mujer es el alma, quien se encarga de las compras y las ventas”. Al referirse a la prensa en papel, no oculta su preocupación porque “tristemente está llamada a desaparecer”, y pone como ejemplo el caso de su hijo: “Tiene la prensa gratis en casa y sin embargo lo consulta todo por móvil; me sucede lo mismo a mí con las gestiones que realizo ahora cuando preciso un trámite bancario”.

Marín es también presidente de la Asociación de Empresarios del Kiosco y reconoce los grandes logros que ha alcanzado este colectivo de la mano del actual alcalde de la capital tinerfeña, José Manuel Bermúdez, quien se ha implicado y logrado que los kioscos sean una realidad en Santa Cruz.