La Gomera, El Hierro y La Graciosa comenzaron ayer la fase 3 de la desescalada -la avanzadilla en España junto a Formentera (Baleares)- con pocas novedades respeto al día a día de estas Islas en semanas anteriores. Los poco más de 34.000 habitantes entran ya en la fase final del plan de desconfinamiento, en la que sus vecinos pueden disfrutar de nuevas medidas de alivio como mayor permisividad en la práctica de actividades deportivas o disfrutar de las barras de las cafeterías y bares, que se está convirtiendo en la reina de esta fase.

El aislamiento insular les permite contar con buenos datos sanitarios, libres de la pandemia, pero también genera incertidumbre y parálisis económica en el sector comercial y hostelero que, llegados a esta fase, no puedan abrir con garantías. Así, un vecino herreño no duda en afirmar que "realmente nada de esto tiene efecto práctico para nosotros". En estas tres Islas avanzadilla por la escasa o nula propagación del coronavirus, de poco están sirviendo de referencia para el resto del territorio nacional ya que, por sus peculiares características, sólo los cambios de aforos en la hostelería suponen una variación respecto a todos los epígrafes que contienen la orden ministerial. Sin teatros, cines, ni centros comerciales, y con una población y territorio limitado, la aplicación de cada cambio de fase apenas es perceptible por sus residentes.

Mientras el resto del Archipiélago espera la llegada del próximo lunes y su posible pase a la misma fase, tanto en La Gomera, El Hierro o La Graciosa esperan que se permita la movilidad interinsular o la apertura turística para que lleguen visitantes a estos territorios insulares y de ese modo ser más perceptible la aplicación de las medias dictadas por la norma a aplicar. La dependencia de la hostelería es prácticamente total de la llegada de visitantes. Lo mismo sucede con el tejido comercial, repleto de pequeñas tiendas en las que el aumento de aforo al 50% no va a cambiar las posibilidades de ventas.

Los hoteles y pensiones continúan cerrados en El Hierro, mientras que en La Gomera sólo un establecimiento en San Sebastián permanece abierto para atender a los profesionales que se siguen desplazando a la Isla para realizar algún trabajo. Otras perspectivas se abren en el ámbito rural, en el que las diferentes casas, tanto asociadas como independiente, comienzan a recibir reservas para los meses de julio, agosto y septiembre. La orden publicada este sábado en el Boletín Oficial de Estado ya permite realizar actividades de turismo activo y de naturaleza para grupo de hasta 30 personas en la fase 3 de la desescalada y el camino hacia la nueva normalidad hace a este sector ser más optimista al ser las tres Islas destinos preferenciales de naturaleza y senderismo.

En La Gomera, el presidente del Cabildo, Casimiro Curbelo, planteaba ayer retomar ya las conexiones aéreas con el resto de Canarias (suspendidas en su totalidad desde hace semanas) y recuperar el tráfico marítimo de pasajeros el 8 de junio. Para casi todas las islas, esa será la clave: recuperar conexiones. "Creo que el cambio será total cuando permitan viajar entre las islas", señalaba a Efe David Rodríguez, un pequeño comerciante que regenta una tienda de actividades acuáticas y complementos deportivos la localidad más turística de La Gomera, Valle Gran Rey, que ahora solo abre por las mañanas y, a veces, casi a demanda, cuando algún cliente local necesita algo. Rodríguez aboga por hacer "la cosas bien, con cabeza" y sin apresurarse, porque ya piensa en el verano, su temporada. "Tanto como hemos avanzado no podems perder ese trabajo", añade. El alcalde del municipio, Cristopher Marrero, coincide en que la señal de la nueva normalidad será la recuperación de la movilidad entre islas cuando todas hayan alcanzado la fase 3 de la desescalada, pero también avisa de un problema: tener las playas en condiciones de cumplir el decreto de Sanidad.

En los tres municipios de El Hierro, los cambios se resumen "en cuestiones de espacio", explica gráficamente a Efe Inocencio Padrón, propietario del bar restaurante Don Din 2 en Frontera, quien desde ayer puede ofrecer la barra a los clientes. Eso sí, siempre que se guarde la distancia de seguridad entre persona y persona, puntualiza. Este hostelero también piensa que hasta que no regrese el turismo canario y peninsular, la fase 3 "no va a representar nada" para una isla como El Hierro, con poca población y en la que, "económicamente, se vive día a día". Padrón, que se mantuvo abierto al inicio del estado de alarma para el reparto de comida a domicilio, asegura que el confinamiento le ha supuesto pérdidas del 90 %, aunque ha recuperado "algo" al cambiar de fases, pero no cree ni que llegue a un 30 % de beneficio.

La octava isla de Canarias amaneció con "un tiempo espectacular", pero con sus calles casi desiertas, explica Alicia Páez, la concejal responsable de la isla en el Ayuntamiento de Teguise (Lanzarote), del que depende administrativamente. Alicia Páez subraya que "en la práctica" todo sigue igual que en las últimas dos semanas para los vecinos, porque "mientras no llegue el turismo nada podrá cambiar". Además de los supermercados y la farmacia, actualmente han reanudado su actividad dos restaurantes de Caleta de Sebo, primero como terrazas y ahora con la posibilidad de incrementar su ocupación, pero siempre de cara al público residente en la isla y a las pocas personas que se desplazan por motivos laborales.

Lo que preocupa a algunos vecinos, tanto gomeros, herreños o gracioseros, es la relajación social que se está comenzando a vivir, en la que tanto trabajadores públicos como viandantes ya no hacen uso de mascarillas y de otras medidas preventivas, como la de distanciamiento social, lo que hace generar ciertas dudas sobre el avance en la desescalada que siguen registrando estos territorios respecto a otros y miedos sobre posibles casos y contagios con la apertura de sus fronteras insulares.