Alegría contenida. Esa es la sensación que se percibe en La Gomera y El Hierro desde que el presidente Sánchez confirmó que estas islas, junto con La Graciosa y Formentera, están en la línea de salida para iniciar la desescalada. Los dos enclaves de la provincia occidental de Canarias serán protagonistas de un largo proceso que se inicia este sábado con la Fase 1. El escenario socioeconómico que ya se ha bautizado como "nueva normalidad" será una realidad a partir del próximo lunes.

Leves incidencias. La Gomera fue noticia -al inicio del mes de febrero- por ser el primer punto de la geografía española en el que se confirmó un positivo por coronavirus. Semanas después de que el virus colapsara las unidades especiales de la mayoría de los complejos hospitalarios del país se informó del primer contagio en El Hierro, mientras que La Graciosa aún no ha sumado ni un solo paciente a la pandemia. Casimiro Curbelo, presidente del Cabildo de La Gomera, fue uno de los primeros en acudir a un mercado que todavía no estaba saturado: "No solo tuvimos la previsión de comprar geles de alcohol, guantes, mascarillas y monos, sino que hicimos numerosas campañas de aislamientos y desinfección", explica el fundador de la Agrupación Socialista Gomera en referencia a las primeras medidas que se tomaron para contener el avance de la enfermedad.

"No a los experimentos". Alpidio Armas, presidente del Cabildo de El Hierro, siempre ha mostrado sus reservas a la hora de ir recuperando el terreno que el coronavirus nos arrebató a partir de la declaración del estado de alarma. "Cuando me hablan de desescalada me pongo de los nervios, no toca todavía, hay una fragilidad tremenda, hemos tenido suerte en la Isla y no nos ha pasado nada pero se nos puede virar la tortilla en solo diez minutos... No me gustaría que nos utilizaran como una especie de laboratorio", dijo hace dos semanas y media. El socialista sigue siendo prudente a la hora de analizar los pasos a dar en las cuatro fases anunciadas.

Dudas. Las interrogantes inundan las vidas de los habitantes de La Gomera (22.100 personas) y El Hierro (11.154) -dos enclaves mucho más poblados que La Graciosa, que sin los excesos derivados del boom turístico cuenta con una población de 737 personas-, también la de los empresarios que están por la labor de afrontar la desescalada: con los ingresos derivados de los gastos que realizan los visitantes prácticamente congelados, la economía local tendrá que tirar del carro en los primeros pasos de la Fase 1.

Casimiro Curbelo. El presidente del Cabildo de La Gomera presume de haber realizado un "trabajo bien hecho y coordinado", pero, a su vez, es consciente de las dificultades económicas que vendrán en cuanto pase la crisis sanitaria. "Hemos aislado la Isla gracias a las medidas que impusimos desde el minuto cero", cuenta sobre la capacidad de respuesta que ha dado la institución que él gestiona durante las últimas semanas. "El comienzo de la Fase 1 supone un incentivo para la economía insular".

Alpidio Armas. "Prudencia y máxima protección". Esa es la recomendación que más veces ha repetido Armas en las últimas horas. "La protección y la salud de los herreños debe seguir siendo una prioridad", remarcó en la reunión del comité técnico que se celebró ayer. El socialista aprovechó la misma para agradecer el trabajo de los sanitarios y personal público que ha colaborado a la hora de contener la epidemia, y de esta forma facilitar la desescalada.