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Las 'huellas' palmeras de Indiana Jones

El Proyecto Occidente que se desarrolla en distintos yacimientos arqueológicos de Tijarafe se ha convertido en un filón para investigar el pasado aborigen de la Isla

Jorge Dávila

Jorge Dávila

Santa Cruz de Tenerife

Los dos nacieron en Londres, son arqueólogos y han convertido en realidad un proyecto que soñaron cuando eran pibes. Fran Caamaño (1975) y Marcos Lorenzo  (1976) se patearon durante años barrancos y lomas de los municipios palmeros de Puntagorda y Tijarafe emulando a Indiana Jones. «Nos gustaba visitar cuevas y buscar grabados», remarcan en el punto de partida de una conversación en la que trenzan una amistad que se empezó a anudar en la capital británica: «Nuestros padres trabajaban en Londres –en los años 70 del pasado siglo hubo una oleada de canarios que se fue al Reino Unido a buscarse la vida en el sector servicios–, pero luego volvimos a coincidir cuando regresaron a La Palma», comentan el profesor de Historia del Instituto de Canarias Cabrera Pinto (La Laguna) y el viceconsejero de Emergencias del Gobierno de Canarias. Sí. Fran encausó su actividad laboral alrededor del mundo de la educación y Marcos se inclinó por la política, una apuesta que le permitió ser alcalde de Tijarafe durante una década. Allí, en el noroeste de la Isla Bonita, activaron juntos el Proyecto Occidente.

¿Qué es el Proyecto Occidente? Básicamente, de manera abreviada, es la ilusión de dos chiquillos que un día coincidieron en el mismo puntos. «Ños, tú te imaginas si un día logramos convertir todo esto en un gran espacio arqueológico», pensaron sin la necesidad de que una estrella fugaz cruzara el cielo canario para certificar los cimientos de una idea que se hizo realidad en el verano de 2017. Entonces Marcos aún tenía el bastón de mando de un municipio de poco más de 2.500 habitantes y Fran daba clases y, a su vez, era investigador de la Universidad de La Laguna. Sobra decir que ninguno sospechaba aún del valioso hallazgo arqueológico que se dio en el Barranco de Los Gomeros en la campaña estival de 2024: una vasija intacta de la cultura Benahoarita que acaba de ser presentada en sociedad. ¡Un tesoro aborigen!

Fran Caamaño es profesor de Historia y Marcos Lorenzo es el actual viceconsejero de Emergencias del Gobierno de Canarias; los dos son arqueólogos y de críos soñaron juntos el Proyecto Occidente

«Ni rompimos nada ni cogimos algo que no fuera nuestro», dejan claro Marcos y Fran para explicar la conciencia arqueológica y la sensibilidad patrimonial que ya tenían cuando eran dos adolescentes. Lorenzo empezó su etapa como estudiante en Tijarafe y Caamaño en Puntagorda, pero más tarde ambos cruzaron sus caminos de lunes a viernes en la guagua que los llevaba al instituto de Los Llanos de Aridane antes de aclarar su panorama universitario. Fran entró por la vía rápida en Geografía e Historia y Marcos se inclinó por la Física: «Era un chico inteligente y habían grandes expectativas sobre él», cuenta Fran de Marcos segundos antes de descubrir un dato clave: «Yo veía que sufría, sacaba las asignaturas, pero sufría porque lo que a él le gustaba era la arqueología».

Una vez convencieron a los padres de Marcos que un cambio era el camino más deseado, los dos volvieron a coincidir en la Facultad de Geografía de Historia de la Universidad de La Laguna. Uno en los primeros cursos y el otro en el tramo final de la especialidad de arqueología. «Nos seguíamos metiendo en cuevas», recuerda Caamaño de los veranos en La Palma «pero aún no se habían alineado los planetas para hacer realidad el Proyecto Occidente». Él estaba en la senda de sellar el doctorado y Marcos pasaba sus primeros periodos estivales en un yacimiento de Lattara, una laguna localizada en el delta del Lez (Montpellier ). «Los tres primeros fui de becario y los tres siguientes con un contrato del Centro Superior de Investigaciones Científicas. como jefe de sector. El primer trabajo que tuve fue de arqueólogo y el único artículo científico que he publicado fue en francés», abrevia el integrante de Coalición Canaria por La Palma.

Primer intento en 2008

Fran y Marcos ya eran arqueólogos cuando pulsaron por primera vez la posibilidad de moldear un espacio de investigación en el Barranco de los Gomeros (Tijarafe), que aún no había sido declarado Bien de Interés Cultural, un etiquetado que no se confirmó hasta bien entrado el año 2015, es decir, unos 24 meses antes de que naciera el Proyecto Occidente. En realidad, el intento inicial se planificó en 2008, pero en plena crisis la idea desapareció por algún sumidero sin hacer demasiado ruido. Lo único positivo entonces fue que ya se había sondeado la opción de girar las investigaciones arqueológicas a una vertiente de la Isla que casi era virgen.

Antes de encender un potente foco sobre el costado occidental y noroccidental las campañas de mayor calado se habían concentrado en puntos como el Parque Arqueológico El Tendal (San Andrés y Sauces), Barranco del Humo y la Cueva de los Guinchos (Breña Alta), el Yacimiento de Belmaco (Villa de Mazo) o los Roques de los Guirres. «La Palma era una de las islas punteras en materia de intervenciones arqueológicas en 1996 y 1997, pero se dio un parón brutal y casi no se recupera el pulso de una actividad que sobrevivió gracias a los esfuerzos personales [la figura de Jorge Pais, doctor en Prehistoria de la ULL y Jefe de la Sección de Patrimonio Histórico y Arqueológico del Cabildo de La Palma, fue crucial en unos años de oscuridad] y que por alguna razón estaban aglomerados en la banda oriental», explican sobre los orígenes del nombre del Proyecto Occidente. «Quisimos certificar que todo lo que se había averiguado de los aborígenes en la parte oriental también se cumplía en la occidental», avala Fran Caamaño al tiempo que Marcos Lorenzo certifica que «ésta fue la primera gran actuación arqueológica en el lado noroccidental». Hablamos de 2017, el año cero de un yacimiento que se ha posicionado como uno de los que más y mejores noticias genera de esta materia en los últimos tiempos.

Casi una década de éxitos

Mucho antes de que se presentara la vasija recuperada en una cavidad que no está dentro de la zona BIC del Barranco de los Gomeros [dentro de sus límites hay 38 yacimientos y otros 63 en todo su perímetro] ya se habían registrado varios hitos arqueológicos en la zona. «El recipiente estaba fuera del BIC por los pelos, pero el nivel de ocupación de las cuevas que se extienden por toda esa franja es muy alto», señala Caamaño sobre un espacio que tiene unas particularidades muy especiales: «No sólo es un proyecto de perfil científico, sino también divulgativo», incorpora Lorenzo en el instante en el que desvela que por las nueve campañas veraniegas que ya se han agotado han pasado «periodistas, exfuncionarios de prisiones, abogados...», enumera sobre el perfil de unos participantes que su compañero agranda. «Ha habido hasta algún exalcalde y vecinos».

"Soy muy crítico a la hora de pedir más medios para investigar nuestro legado patrimonial"

Marcos Lorenzo

— Arqueólogo - Viceconsejero de Emergencias del Gobierno de Canarias

Hace unos meses, por ejemplo, «nos centramos en la cuarta excavación en el Lomo de las Viñas I, preparamos la extracción de la vasija [se pudo anticipar a octubre de 2024, pero hubo que ejecutar unos estudios previos y todo se retrasó un par de meses] y se realizó un trabajo de campo [excavaciones y prospecciones] muy intenso», resumió Fran Caamaño en una secuencia del intercambio de frases en la que el excalde aporta otro dato vital para impulsar a este emplazamiento como uno de los más interesantes que existen en la actualidad en el Archipiélago:«Yo estaba metido de lleno en el mundo de la política y Fran se había instalado en La Laguna, pero volvimos a coincidir y pusimos en marcha una iniciativa que en los primeros años financió en solitario el Ayuntamiento de Tijarafe, pero enseguida sumó como aliado a la Dirección General de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias». Él y Fran no tuvieron que darle demasiadas vueltas para entender que en la zona existía un potencial arqueológico. «Que él fuera alcalde y, a su vez, arqueólogo facilitó mucho el diálogo», añade Caamaño en referencia al asalto definitivo.

La posibilidad de participar en una campaña del Proyecto Occidente sin tener grandes conocimientos de arqueología es otra de las cartas de presentación de una iniciativa que no para de ganar socios. «A Fran no le gusta demasiado [ríe] que haya mucha gente por medio cuando estamos trabajando pero, poco a poco, lo ha ido asimilando porque sabe que es algo positivo», desvela Marcos sobre el rol divulgativo de este emplazamiento. Caamaño, por su parte, reconoce que «esa idea ya no es así del todo porque al final he entendido que nos necesitamos: los políticos, los investigadores [en la última campaña se alistaron los doctores Fran Caamaño, Javier Soler Segura, Pedro Sosa Alonso y la arqueóloga Agnès Louart], los periodistas, los vecinos... Todo lo que sirva para difundir los trabajos que hacemos en cada temporada es bienvenido», agradece no sin explicar que también comprende el debate que se origina cada vez que se habla de las partidas económicas destinadas a la investigación. «No es algo que me parezca ni bien ni mal, pero sí una cuestión necesaria para incidir en el conocimiento de un importante legado patrimonial». En unos términos similares se expresa Marcos Lorenzo cuando se comporta como «una mosca cojonera» o una especie de «Pepito Grillo» ante un político con mayor rango que él. «La gente siempre espera más de un partido con unas raíces nacionalistas y por eso suelo ser bastante crítico a la hora de pedir medios para indagar en el pasado de nuestra historia, algo que no se puede hacer si no tienes dinero», abrevia.

"El proyecto está más vivo que nunca, ya no es un castillo en el aire. Nos está dando muchas alegrías"

Fran Caamaño

— Arqueológo - Profesor de Historia del Instituto de Canarias Cabrera Pinto de La Laguna

Sobre el silencio que se guardó durante todo un año tras el hallazgo de una pieza de cerámica completa en el entorno del Barranco de los Gomeros, tanto Fran como Marcos coinciden en señalar que «no fue nada sencillo estar callados durante tanto tiempo». Lorenzo ya para poco por el yacimiento, pero ese día estaba. «Es mi vocación y yo me escapó», confiesa respecto a las tres o cuatro jornadas que se suele escabullir cada verano para trabajar en el yacimiento. «No es la primera vez que acabo una videoconferencia de trabajo y regreso a la excavación», puntualizando que «ya no voy todo lo que quisiera, pero sigo matando el gusanillo», concluye antes de ceder la última palabra a su amigo. Fran Caamaño, por su parte, dirige su reflexión final sobre la «conjura que hicimos las personas que sabíamos que la vasija estaba allí [una docena] para tramitar los permisos y elaborar un protocolo de extracción... Yo me pude aislar dando clases en el instituto enTenerife, pero me tuve que morder la lengua unas cuantas veces».

Marcos Lorenzo - Arqueólogo

Primer hijo de un matrimonio que emigró al Reino Unido en los años 70 –su padre trabajó en una empresa de catering de un hospital y su madre en una factoria de ropa–, él es el hermano mayor y tiene una hermana. La EGB la cursó en Tijarafe, el instituto en Los Llanos de Aridane y su primera experiencia en la Universidad de La Laguna fue en la Facultad de Física. Allí estuvo tres cursos hasta que encontró su espacio natural en la de Geografía e Historia aconsejado por Fran. En 1993 dio el salto a la política y estuvo una década de alcalde de Tijarafe (La Palma) con 30 años. En la actualidad ocupa el cargo de viceconsejero de Emergencias del Gobierno de Canarias.

Fran Caamaño - Arqueólogo

También es el primer hijo de un familia formada por un palmero de Puntagorda y una gallega que emigraron a Londres, aunque Fran tiene dos hermanas más pequeñas. Sus primeros años escolares lo agotó en Puntagorda y el instituto en Los Llanos de Aridane. Él tenía claro que quería empezar su etapa universitaria en Historia y se matriculó en la ULL. Doctor en Prehistoria, lleva mas de dos décadas dando clases. «Me lo paso muy bien en las aulas, pero mis alumnos saben que es lo segundo que más me gusta hacer después de la arqueología», cuenta un docente que se hizo con una plaza en una oposición de 1993. Lleva varios años como profesor del IES Cabrera Pinto de La Laguna.

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