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Crisis en Francia

Sébastien Lecornu se enfrenta a un nueva semana negra entre la presión de las calles y la amenaza de censura

Se espera que este 2 de octubre, los franceses vuelvan a salir a protestar contra los impopulares presupuestos del Gobierno de Macron

El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, en el Palacio de Matignon.

El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, en el Palacio de Matignon. / VINCENT ISORE / CONTACTO / EUROPA PRESS

Leticia Fuentes

Leticia Fuentes

París

Bautizado como "el rey del silencio" por la prensa francesa, Sébastien Lecornu afronta una nueva semana de tensiones en las calles con nuevas movilizaciones sociales, y por la incertidumbre en los pasillos del Palacio de Matignon ante la inminente presentación de su lista de Gobierno. 

El que ya es el séptimo primer ministro bajo la presidencia de Emmanuel Macron no ha dado grandes pistas sobre quién formará parte del Ejecutivo, ni tampoco sobre si habrá grandes cambios en los presupuestos que heredó de François Bayrou. Aún así, su agenda no se detiene. Este lunes, se reunió con los líderes de los partidos en busca de un consenso que le permita evitar una nueva moción de censura. Sin embargo, su fidelidad a las políticas de Macron no facilitan la resolución de esta difícil ecuación. 

Lecornu ha cerrado la puerta a las demandas del Partido Socialista de suspender la reforma de las pensiones y de aplicar la "tasa Zucman", un impuesto en el que se pretende que los ultrarricos paguen al menos un 2% de sus activos en impuestos, una vez que superen los 100 millones de euros. Un gesto que le acerca a la casi inevitable caída y que aleja a Francia de una posible estabilidad política. 

"Si nada cambia, habrá censura", ha vuelto a insistir este lunes el líder de los socialistas, Olivier Faure. Una ultimátum que también apoya el partido de los Verdes: "Hoy no vemos otro escenario que la censura", declaró este fin de semana la líder ecologista, Marine Tondelier. Por el lado de la derecha, el debate oscila entre la prudencia y la petición de disolver la Asamblea Nacional, como ya exigió Marine Le Pen.  

Mientras tanto, en su despacho del Palacio de Matignon, en silencio, Lecornu última su Gobierno. Si el calendario se cumple, se espera que el primer ministro presente su equipo en los próximos días y lleve a cabo su declaración de política general frente a la Asamblea Nacional la semana que viene, tal y como marca la tradición.

El partido socialista dispuesto a censurar

El Partido Socialista continúa dispuesto a presionar el botón de la censura, si el primer ministro no accede a las peticiones básicas de la izquierda. Su papel es clave en la eventual caída de Lecornu, de ahí que el inquilino de Matignon insista en mantener abierta la mesa de negociación.

Los socialistas, por su lado, tampoco tiran la toalla y ante la negativa de Lecornu de aplicar el impuesto Zucman, Faure se muestra dispuesto a debatir otras propuestas: "Quiero dinero que salve a los franceses de las clases media y trabajadora (...) Lo que no pagan los ultrarricos, lo pagan todos los demás", afirmó Faure durante una entrevista para BFM-TV, en la que le lanzaba un ultimátum al primer ministro para su próximo encuentro que tendrá lugar este viernes: recibir una "copia completa" de su proyecto presupuestario para no censurar a su gobierno. 

"Lo que quiero el viernes 3 de octubre es saber exactamente qué se les pedirá a los franceses y cuáles serán los resultados de todas las medidas que pretende presentar", insistió el socialista. Este encuentro se celebrará un día después de otro jueves de bloqueos y movimientos sociales en Francia. 

Este 2 de octubre será el tercer 'jueves negro' en menos de un mes, con miles de franceses en las calles no solo para exigir la retirada de unos presupuestos impopulares, sino también para pedir la cabeza de Macron, al que responsabilizan de la inestabilidad del país. 

El presidente francés batió en septiembre su propio récord de impopularidad, cuando los últimos sondeos tan solo le daban un 17% de aprobación por parte de sus ciudadanos, cuatro puntos menos que el anterior estudio de Elabe. Su primer ministro, tampoco sale bien parado. Sólo un tercio de los franceses confían en Sébastien Lecornu, el segundo nivel más bajo para cualquier primer ministro desde 2012, por debajo de Michel Barnier al inicio de su corto mandato (44%) y similar al de François Bayrou nada más llegar a Matignon (32%).

La popularidad de Lecornu desciende a cada semana que avanza su mandato, especialmente tras la publicación de una investigación por parte del medio francés Mediapart, en la que se destapaba que el primer ministro jamás llegó a graduarse del máster de derecho como contó en un principio. Una noticia que ha provocado que el Sindicato Nacional de Agentes Públicos de la Educación a presentar una denuncia, acusándolo de haber hecho creer que poseía un título sin haber convalidado el segundo año de diploma.

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