Guerra en Oriente Próximo

Fordow, Isfahan y Natanz: así son las tres joyas del sueño nuclear de Irán atacadas por EEUU

Los bombardeos de Trump han alcanzado por primera vez la fortaleza nuclear subterránea en la que la república islámica enriquece uranio

Imagen de satélite del complejo nuclear de Fordow, en Irán.

Imagen de satélite del complejo nuclear de Fordow, en Irán. / MAXAR TECHNOLOGIES / EFE

Jose Rico / Adrià Rocha Cutiller

Barcelona / Estambul

Estados Unidos ha entrado en la guerra de Oriente Próximo con un contundente ataque al corazón nuclear de Irán. Los bombardeos ordenados por el presidente Donald Trump han alcanzado las plantas nucleares de Fordow, Isfahan y Natanz, las tres principales instalaciones en las que el régimen de los ayatolás desarrolla su programa nuclear, el gran argumento de Israel para justificar su ofensiva. No obstante, el objetivo clave es el primero, Fordow, en otros motivos porque las otras dos centrales ya estaban muy dañadas por los bombardeos israelíes.

En todos los ataques que está llevando a cabo contra Irán desde el 13 de junio, Israel ha bombardeado extensivamente, además de posiciones militares y civiles, la gran mayoría de plantas nucleares iranís. La mayor de ellas, Natanz, ya estaba casi completamente destruida, y la de Isfahan había sido gravemente dañada. Pero Fordow, en el norte del país, seguía activa e inmaculada.

Mapa que muestra la ubicación de las centrales nucleares y de la minas de uranio en Irán

En 2009, EEUU, Francia y Reino Unido desvelaron que Irán estaba construyendo una enorme planta de enriquecimiento de uranio soterrada, en una región montañosa cerca de la ciudad de Qom, a unos 95 kilómetros al suroeste de Teherán. Dentro de ella hay grandes túneles construidos a hasta casi 100 metros de profundidad en los que se estima que Irán cuenta actualmente con 2.700 centrifugadoras. La república islámica habría estado enriqueciendo uranio desde 2018, cuando Trump rompió el acuerdo firmado por Barack Obama con Teherán en 2015. Fordow, fue construida precisamente bajo una montaña para protegerla de un posible ataque y bombardeo exterior. Hasta la fecha, la estrategia ha funcionado.

Imagen satélite de la central nuclear de Fordow o Fordo, en Irán. Se marcan las entradas a los túneles y el resto de instalaciones.

Las instalaciones están protegidas por sistemas de misiles tierra-aire que solo podían neutralizarse con la bomba que ha utilizado EEUU en este ataque: la GBU-57A/B MOP. Se trata de una bomba de 13.000 kilos y 6,6 metros de largo con una carcasa de acero reforzado muy grueso que es conocida como la "destructora de búnkeres". Esta arma, diseñada para penetrar hasta 61 metros bajo tierra antes de explotar, únicamente puede ser transportada y lanzada desde bombarderos B-2 estadounidenses (cada B-2 puede llevar dos GBU-57).

Si bien no es la mayor planta de enriquecimiento de uranio de Irán, su posición estratégica es clave. La agencia nuclear de la ONU, la OIEA, estima que el país ha aumentado la producción de uranio enriquecido a un nivel del 60% en Fordow, lo que significa que posee unos 233 kilos de uranio con los que podría fabricar nueve armas nucleares. El enriquecimiento necesario para fabricar armas nucleares es del 90%.

Situada en la céntrica provincia de Isfahan, a unos 200 kilómetros de la capital, Natanz es la mayor central nuclear iraní y se convirtió en símbolo de las aspiraciones nucleares de Irán de enriquecer uranio a niveles necesarios para poder construir la bomba atómica. Alberga dos plantas de enriquecimiento de uranio: una subterránea de enriquecimiento de combustible (FEP) y una planta piloto con el mismo fin. Tiene una extensión de 100.000 metros cuadrados en la superficie y 60.000 metros cuadrados suberráneos, donde se encuentran las centrifugadoras de uranio protegidas por un escudo de cemento de siete metros de espesor.

Archivo - Central nuclear de Natanz, en Irán

Archivo - Central nuclear de Natanz, en Irán / TAMPA BAY TIMES / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTO

En concreto, tiene capacidad para albergar 50.000 centrifugadoras de uranio, aunque actualmente hay allí instaladas unas 16.000, de las cuales unas 13.000 están en funcionamiento, refinando uranio hasta un 5% de pureza.

Según informó Israel, en su primer ataque del 13 de junio, resultaron afectados, en la zona del subsuelo, una sala de enriquecimiento de uranio, una centrifugadora y una sala eléctrica, mientras que a nivel del suelo se dañó un centro de control y un transformador eléctrico. Y es que, antes de Fordow, Natanz era el gran objetivo de Tel Aviv, que ha vivido en los últimos años varios episodios de apagones, ciberataques e incendios en sus instalaciones.

La instalación de Isfahán, situada en la segunda ciudad más grande del país a unos 350 kilómetros al sureste de Teherán, alberga una planta de fabricación de placas de combustible y un centro de conversión de uranio, donde se transforma el uranio natural en gas hexafluoruro de uranio (UF6), esencial para alimentar las centrifugadoras de Fordow y Natanz. Isfahan cumple un rol fundamental: sin su capacidad de conversión, el uranio natural no puede procesarse para su enriquecimiento. Es un eslabón químico en la cadena nuclear.

En Isfahan hay equipos para fabricar piezas de centrifugadoras y uranio metálico, un proceso especialmente delicado desde el punto de vista de la proliferación nuclear, ya que puede utilizarse para diseñar el núcleo de una bomba nuclear. Además, esta instalación, que emplea a miles de científicos nucleares y alberga tres reactores de investigación chinos y laboratorios asociados con el programa atómico del país, ya sufrió "importantes daños" por los ataques de Israel, según el Ejército hebreo.

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