Entrevista | Mª Paz González Rodríguez Coordinadora de la PAU en Extremadura

Coordinadora de la PAU en Extremadura: «Este año ha sido más difícil hacer los exámenes y estamos expectantes»

Lleva 21 años al frente de la organización de la selectividad en Extremadura y es profesora de Historia de la Educación en la UEx. Mª Paz González afronta con mucha responsabilidad el cambio de las pruebas, que ha añadido más complejidad a la organización este año. Además, desgrana la maquinaria que está detrás de estos exámenes, en los que se trabaja durante todo el curso para que nada falle la próxima semana: la convocatoria ordinaria se celebra del 3 al 5 de junio con 5.536 alumnos

Mª Paz González Rodríguez, coordinadora general y presidenta de tribunal de la PAU en Extremadura.

Mª Paz González Rodríguez, coordinadora general y presidenta de tribunal de la PAU en Extremadura. / Santi García

Cáceres

-¿Cómo van los preparativos de la nueva selectividad?

-Estamos en la recta final. Es un proceso bastante complejo, un engranaje que ha estado funcionando muy bien hasta ahora y que necesita una coordinación tremenda. Los exámenes ya están seleccionados y el siguiente paso es el fotocopiado. Estamos hablando de unos 30.000 exámenes y eso lleva tiempo. Algunos van en color, llevan imágenes o gráficos, otros tienen adaptaciones para los alumnos con alguna necesidad específica... Hay que ir con mucho cuidado para que todo esté bien. 

-¿Ha sido un año más complicado por los cambios introducidos?

-Sí, ha sido más complicado. Ahora me toca hacer de presidenta también, pero desde hace 21 años llevo la coordinación general de la PAU durante todo el año. Todo iba rodando bien y en el momento que hay cambios, hasta que ajustas las piezas, lleva tiempo. Eso se ha notado también a la hora de presentar los exámenes, ha costado una mayor dificultad hacer el examen con el nuevo modelo que ya publicamos en octubre.

-¿Este nuevo modelo puede cambiar las notas y reducir el alto porcentaje de aprobados habitual? 

-La verdad que es una incógnita para todos. Estamos todos a la expectativa a ver qué pasa, los propios profesores también. Porque en Historia, por poner un ejemplo, ha cambiado bastante la estructura y los profesores han tenido que cambiar metodología, que no los contenidos, pero eso genera más nervios y desasosiego en el profesorado y en el alumnado también. Se ha notado. 

-Además de una menor opcionalidad, este año se introduce por primera vez una pregunta de tipo competencial obligatoria y la corrección es más subjetiva ¿Están los docentes y los alumnos preparados para ese sistema? 

-Como todos los cambios, requiere un poco de tiempo. Desde mi punto de visto, lo primero que debería estar preparado es el profesorado para la parte competencial. Al alumnado, cuando te dan el contenido por primera vez, lo mismo te da si te lo encaminan de una manera o de otra porque te lo están explicando y creo que el alumnado durante todo el curso puede adaptarse. Eso se consigue, pero creo que se requiere tiempo y formación específica. Creo que la competencialidad puede ser lo ideal. Que te den unos contenidos de tipo memorístico y te enseñen cómo aplicarlos es lo ideal, pero requiere formación y tiempo. 

-Llevan todo un curso preparando las pruebas de selectividad, pero ¿cómo se decide la elección de las preguntas y los exámenes? 

-Los exámenes nos los presentan los coordinadores de cada materia en la fecha marcada, este año fue el 15 de mayo. Los exámenes se elaboran durante todo el año por una comisión permanente formada por 15 docentes de la misma materia. Y el coordinador me entrega cinco modelos comprimidos y encriptados y el pasado día 21, en la reunión de la comisión organizadora se hace el sorteo. Por eso cuando a veces dicen los alumnos que el examen de Matemáticas o Física fue más difícil en julio, por ejemplo, les decimos que no porque no es así. La elección es por sorteo, uno para junio y otro para julio, y los cinco modelos que entregan son de similar dificultad. Si vemos que alguno de los elegidos tiene algún error o bien se corrige o cogemos otro de los modelos entregados.

-¿Quiénes son los encargados de corregir y cuántas personas se ocupan de esa tarea? 

-El número de correctores está en torno a 240, pero no es el número final. Cuando termina la matriculación si vemos que en alguna materia se ha desbordado el número de alumnos, pues se coge a alguno más. Para seleccionarlos se abre un proceso y se envían cartas a los institutos y a los departamentos universitarios con una tabla de áreas afines. Luego, entre todos los que han solicitado ser corrector, se hace un sorteo.

-Hablaba antes de 30.000 exámenes, ¿cuántos corrige cada persona y en cuánto tiempo?

-Tenemos establecidos 175 por persona, pero nos solemos quedar en unos 150, sobre todo en materias que son de leer mucho, de letras. Los recogen el viernes por la mañana después de que terminen las pruebas el jueves y tienen que entregarlos el martes por la tarde. Son unos cinco días, es tiempo suficiente para que vayan con calma, pero el que se mete en eso sabe que ese fin de semana está dedicado a esto.

-¿Los correctores son los mismos que vigilan durante la celebración de los exámenes? 

-Sí, el ser corrector lleva implícito vigilar los exámenes. Desde el covid, cuando tuvimos que buscar más vigilantes, arrastramos eso porque los delegados de las 13 sedes que tenemos se sienten más cómodos con algún vigilante más. Las necesidades se van incrementando también porque el número de adaptaciones ha crecido, este año vamos por 257 adaptaciones. En cada sede hay una aula de adaptaciones, pero hay algunas que se realizan en el aula general y en esos casos se suele pedir un vigilante más y tiramos de los suplentes del tribunal. 

-257 adaptaciones muy distintas ¿no?

-Sí, unas son de TDA, otras de hiperactividad, de discapacidad visual... incluso está metido en adaptaciones el alumnado de incorporación tardía, por ejemplo, un alumno que ha llegado recientemente de Ucrania y tiene que hacer un examen de Historia de España, imagínate. No se le cambia el examen, pero a lo mejor se le da más tiempo. La adaptación más frecuente es 30 minutos de ampliación, pero las hay de distinto tipo. En el caso de la dislexia, por ejemplo, no se cuentan igual las faltas de ortografía. 

-¿Se están presentando ahora alumnos con distintas necesidades que antes quizás no veían la selectividad o la universidad como una opción?

-Sí. Se han incrementado muchísimo. Hay gente que nos llega mucho con trastorno de ansiedad, con hiperactividad... cada vez hay más diagnósticos y se presta más atención. 

-Hablaba de las faltas de ortografía, que es uno de los criterios que también cambia este año...

-Extremadura era como adalid de las faltas de ortografía con Lengua, que descontaba mucho aquí frente a otras comunidades y ahora la novedad es que no se puede descontar más de dos puntos en Lengua y un punto en el resto de materias. Pero empiezan a contar a partir de la tercera falta así que, que no se asusten los alumnos, no es preocupante. 

-¿Y ustedes, coordinadores y correctores, están preocupados por la presión que supone esta prueba?

-Hay mucha presión, sobre todo en junio, porque hay grados con notas de corte muy altas y eso genera un ambiente de tensión impresionante, por eso nosotros intentamos hacer nuestro trabajo con la mayor responsabilidad posible para intentar que todo salga bien. 

-¿Hay más competitividad ahora entre los alumnos?

-Claro que sí, pero porque antes el número de alumnos que llegaban aquí era bastante menor. Ahora son ya hijos de padres que han estudiado en la universidad por regla general y quieren también acceder a un grado.

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