Guerra de Ucrania
La UE intenta acercarse a los países de Asia Central pese al recelo de Rusia
Representantes de los Veintisiete buscan en la cumbre de Samarkanda intensificar los intercambios comerciales con los países de Asia Central, ricos en materias primas y fuentes de energía

Los presidentes del Consejo Europeo, Antonio Costa (i) y de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen (d), junto al jefe de Estado uzbeko, Shavkat Mirziyoyev (c), durante la primera cumbre de la Unión Europea (UE) con cinco países de Asia Central, este jueves en Samarkand / EFE / ALEXANDROS MICHAILIDES

Representantes de la UE y de cinco países de Asia Central se reúnen en una cumbre que empieza este jueves y acaba el viernes en Samarkanda. Desde esta ciudad histórica uzbeka, muy relevante cuando funcionaba la antigua Ruta de la Seda, Bruselas busca competir por los recursos de esta zona con otros grandes actores de la política internacional como China, Estados Unidos y Rusia. Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán y Turkmenistán son países que desde su independencia en 1991 han sido muy próximos a Rusia, que los considera su patio trasero, pero tanto Occidente como Pekín con su proyecto de la Nueva Ruta de la Seda se han acercado en los últimos años a esta región para participar en un nuevo 'Gran Juego', nombre por el que se conoce la pugna por la influencia en la zona entre los imperios ruso y británico durante el siglo XIX. En 2024 se hizo público el interés de la UE en atraer 10.000 millones de euros en inversiones para crear un corredor de transporte desde Asia Central a Europa a través del Cáucaso y Turquía, sin pasar por Rusia.
Kaja Kallas, alta representante de la Unión para Asuntos Exteriores, antes de la cumbre ya tuvo algunas reuniones previas con los ministros de Asuntos Exteriores de dichos países en Turkmenistán. Estos encuentros previos tenían el objetivo de preparar la gran cita del jueves. Previamente, líderes europeos como el presidente francés Emmanuel Macron en 2023 y Olaf Scholz en 2024 ya visitaron la región debido al interés creciente en el Viejo Continente. El galo buscó hablar de energía y especialmente del uranio, que sirve para propulsar las nucleares de Francia. Su homólogo alemán fue a la región para hablar de recursos energéticos y finanzas, siendo esta la primera visita oficial alemana en décadas a Asia Central. En la reunión de esta ocasión también participa Ursula von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea.
El país más relevante dentro de los “stanes” es Kazajistán, y también el más rico. Su economía, la segunda más relevante del espacio postsoviético después de Rusia, se ha cimentado entre otros, en su riqueza en el suelo. En sus entrañas hay 99 de los elementos de la tabla periódica, 60 de ellos ya se extraen en la actualidad y es uno de los mayores productores de petróleo, gas, uranio, oro y también tiene en su haber tierras raras. Los demás países tienen, en menor proporción, un trozo importante del pastel de estos recursos. Por estas razones, tal y como hicieron en el siglo XIX el Imperio Británico y el Ruso cuando se disputaron diferentes territorios de Asia Central, las potencias globales repiten la jugada con los hidrocarburos y las tierras raras en el punto de mira.
Explica Fran Olmos, investigador independiente especializado en Asia Central, que para los 'stanes', lo más interesante de acercarse a Europa es “diversificar su política exterior; todos estos países, en una medida u otra, buscan tener una política multivectorial, tener buenas relaciones con la UE, China, Rusia y Estados Unidos”. Desde el punto de vista económico “la cooperación no ha llegado ni de lejos al nivel de Pekín, aunque puede haber algunas inversiones”, explica. Asia Central, con la excepción de Kirguistán aunque en los últimos años se acerca políticamente a sus vecinos, es una región dada a líderes longevos, regímenes férreos y tendencias autocráticas, con el caso de Turkmenistán como caso más extremo al ser comparado con Corea del Norte por su hermetismo. El analista concluye que la posibilidad de que el acercamiento Bruselas-Asia Central pueda favorecer una tendencia democratizadora en la región es “un rotundo no”.
Reacción rusa
“No está muy bien”, titula el medio gubernamental ruso 'Izvestia', parafraseando el lema del kazajo ficticio Borat, sobre el intento de la UE de conseguir una mayor influencia en Asia Central. La competencia en esta parte del mundo no es del agrado del Kremlin. Señala Olmos que el país más grande del mundo puede presionar a los países de la zona de formas distintas para evitar una excesiva presencia europea. En el caso de Kazajistán y Uzbekistán, remarca “que exportan petróleo a través de oleoductos que pasan por Rusia, y sus ventas de hidrocarburos dependen de Moscú”, porque pasan por su territorio. En el caso de Tayikistán recuerda “tiene la base militar rusa más grande fuera de sus fronteras como garante de seguridad”. En la revolución de 2010, Rusia se empleó a fondo para influir en el país, con tarifas y con sus medios de comunicación, que jugaron un papel en la revolución porque (el expresidente Kurmanbek) "Bakiyev se la jugó a los rusos”, asevera acerca de este caso. 'Izvestia', por su parte, cita a expertos que creen que el interés de Europa en la región va más allá de los recursos energéticos, intentando debilitar la relación de Moscú con los países centroasiáticos para aumentar los efectos de las sanciones contra el país euroasiático.
Uno de los citados en el artículo es Stanislav Pritchin, jefe de Asia Central de Instituto de Economía Mundial y Relaciones Internacionales de la Academia Rusa de Ciencias, quien cree que los intentos de la UE de fortalecer su posición en la región es poco probable que acaben siendo exitosos. “Quizás la UE acabe siendo solo un socio económico importante para Kazajistán”, señala. Advierte que los principales obstáculos para Bruselas son “la lejanía geográfica, la naturaleza relativamente pasiva de las empresas con la región, la comprensión generalmente débil de sus principales tareas y en cierta manera el egoísmo de las empresas europeas”.
El mismo medio recuerda el peso de Moscú en la región, ejemplificado con las 24.000 empresas de capital ruso y el volumen de más de 38 mil millones de doláres de inversión. Aunque el peso de la UE es menor que el ruso en la región, ha ido creciendo paulatinamente desde el inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania en 2022, debido a que Asia Central se convirtió en un nodo intermedio entre Occidente y el país euroasiático por el que pasan todo tipo de productos sin sanciones, desde juguetes y libros hasta acero y vehículos.
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