Guerra comercial
China sopesa la intensidad de la réplica a EEUU por unos aranceles acumulados del 54%
El Gobierno califica los gravámenes como la "típica práctica unilateral y abusiva" e insta a Washington a dialogar

Una mujer pasa ante un mural con el rostro del presidente chino, Xi Jinping, en Shanghai. / ALEX PLAVEVSKI / EFE

Asumía ya el golpe China pero lo recibió más poderoso de lo esperado. El 54% de aranceles que padecerán sus exportaciones hacia Estados Unidos se acerca ya al 60% prometido por Donald Trump en las elecciones, trasladan la guerra comercial de las bofetadas a los puñetazos y lindan con el desacoplamiento que muchos halcones de Washington ansiaban.
Al cuadro agravado ha respondido China con el libreto acostumbrado, oponiéndose "firmemente" a los aranceles y anunciando contramedidas para proteger sus derechos e intereses. Es costumbre que Pekín espere a la entrada en vigor de las medidas contrarias para desvelar las propias. Será el 9 de abril, si Trump no se desdice de nuevo, cuando sabremos el brío de su respuesta. El Ministerio de Comercio calificó los gravámenes como la "típica práctica unilateral y abusiva" y animó a Washington a "resolver las diferencias de forma apropiada con sus socios comerciales a través del diálogo". El comunicado discurre por caminos trillados. "Estados Unidos ha aprobado lo que califica de aranceles recíprocos en base a cálculos subjetivos y unilaterales, lo que es inconsistente con las reglas de comercio internacional y daña seriamente los derechos e intereses de todos", continúa.
Su política de aranceles urbi et orbe es "el paraíso de los tontos", concreta el diario oficialista 'China Daily', y se asemeja a un "terremoto subterráneo que creará un tsunami de turbulencias y problemas a la economía global". "El espectro de la guerra comercial es grande, sin ganadores a la vista y el auge de un proteccionismo que no ofrece ninguna salida viable", continúa en un tono más didáctico que incendiario uno de los pocos editoriales dedicados al asunto, no se sabe aún si por la acrisolada lentitud de reflejos de la prensa china o porque Pekín ha ordenado mesura para preservar el clima de diálogo. A China se le plantea el mismo dilema que ocho años atrás: contemporizar, con el riesgo de ser percibida como acobardada por la opinión global e interna, o intercambiar golpes en el centro del ring, lo que acrecentará la presión de Washington.
Fin a la exención de 'minimis'
Trump había justificado en su procelosa alocución de este miércoles las andanadas arancelarias hacia China. "Tengo un gran respeto por el presidente Xi, un gran respeto por China, pero se están beneficiando de nosotros de forma tremenda. Ellos entienden perfectamente lo que está ocurriendo y... van a pelear", adelantó.
Trump también firmó una orden ejecutiva para finiquitar una laguna legal, la llamada exención de minimis, que permite la entrada libre de paquetes de menos de 800 dólares (770 euros) desde China y Hong Kong. Por esa grieta se han colado plataformas chinas como Shein, Temu, AliExpress y TikTok Shop. El presidente estadounidense ha pedido un informe que resuelva si China cumple con el acuerdo que finalizó la primera guerra comercial durante su anterior mandato. Después de interminables rondas negociadoras, Pekín se comprometió a comprar 200.000 millones de dólares adicionales de productos estadounidenses, pero el coronavirus arruinó el plan. China compró el pasado año 164.000 millones de dólares, según sus aduanas. También sufre China las tarifas sectoriales a los automóviles y el aluminio.
Las dos mayores economías globales se acercan al escenario temido. Unos aranceles del 54%, y más si son igualados por Pekín, son devastadores para el comercio bilateral. Es seguro que sufrirán ambos. La economía china es aún dependiente de las exportaciones y hacia Estados Unidos dirige el 16% de ellas. En los últimos años había movido sus fábricas a otros países para vadear los aranceles estadounidenses pero ninguno ha quedado indemne de la furia de Trump. Sobre India, México, Vietnam o Malasia, los más beneficiados por la deslocalización china, han caído gravámentes del 24% al 46%.
Tampoco se han salvado los tradicionales aliados de Washington en la región. A Japón le han caído aranceles del 24%, superiores en cuatro puntos a los europeos, a pesar de su sintonía geopolítica. "Son extremadamente lamentables", ha afirmado el ministro de Comercio, Yoji Muto. El portavoz gubernamental, Yoshimasa Hayashi, se ha negado a desvelar si impondrán tarifas de castigo y apenas ha planteado dudas sobre la "consistencia" de los aranceles estadounidenses con las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y sus tratados bilaterales.
A Corea del Sur, otro país clave en su contención de China, le corresponden un 25% de aranceles. India los soportará del 26% a pesar de la amistad que une a Trump y su primer ministro, Narendra Modi, y las promesas de este de incrementar las importaciones estadounidenses.
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