Entrevista

Kevin Casas-Zamora, secretario general de IDEA: "Las presiones de Trump para celebrar elecciones en Ucrania reflejan que la legitimidad democrática le importa poco"

El responsable del 'think tank' que monitoriza el Estado de derecho en el mundo avisa de los riesgos que corre EEUU, con un presidente que "intenta interpretar el mandato electoral de una forma ilimitada e incompatible con la democracia"

Kevin Casas-Zamora, secretario general de IDEA Internacional.

Kevin Casas-Zamora, secretario general de IDEA Internacional. / CEDIDA

Laura Puig

Laura Puig

Barcelona

Son momentos oscuros para la democracia. El regreso del republicano Donald Trump a la Casa Blanca, con decisiones y declaraciones que traspasan límites legales o convenciones no escritas pero asumidas por la comunidad internacional durante décadas, está agrietando las bases del sistema. El seísmo es de tal magnitud que organizaciones que velan por el fortalecimiento de las instituciones y el Estado de derecho, como el Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional), monitorizan de cerca sus pasos, como las recientes presiones del presidente de EEUU a su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, para que convoque elecciones tras acusarle de ser un "dictador"

EL PERIÓDICO conversa con el secretario general de IDEA y exvicepresidente de Costa Rica, Kevin Casas-Zamora, sobre esta insólita petición y sobre la situación actual de la democracia en Estados Unidos.

¿Es posible celebrar unas elecciones con legitimidad democrática en Ucrania en las condiciones actuales?

La idea de celebrar elecciones en medio de un conflicto bélico es un despropósito por muchas razones que empiezan por lo legal. Ucrania tiene una prohibición de celebrar elecciones mientras se mantenga el estado de ley marcial y levantar la ley marcial en un país que ha sido invadido y está sometido a ataques cotidianos por parte de Rusia me parece que es pedirle más allá de lo razonable. Pero a parte del tema legal, hay todo tipo de obstáculos de índole práctica que hacen muy dudosa la viabilidad de unos comicios celebrados aun en condiciones de alto el fuego.

¿Cuáles son estos obstáculos?

Una tarea tan básica como la de asegurarse de que existe un padrón electoral confiable es enormemente complicada en un país con millones de personas desplazadas tanto internamente como en el extranjero. A eso se le añade la gran cantidad de riesgos de seguridad, de índole física y digital, que afectarían a todas las funciones más básicas, desde la posiblidad de hacer campaña hasta la de emitir y contar los votos de manera confiable. O sea, si se celebran elecciones en las condiciones actuales, el resultado más probable será una elección fallida y las consecuencias serían catastróficas para Ucrania, para la democracia y para la paz. Una elección fallida lo que haría sería exacerbar los conflictos internos, erosionar la legitimidad de las instituciones y comprometer gravemente las perspectivas de desarrollo de Ucrania como sistema democrático.

¿Y por qué está Trump presionando a Zelenski? 

Esta es una pregunta sobre cuya respuesta sólo podemos especular. Existen muchísimos casos de países en situación de conflicto que han pospuesto elecciones, desde el Reino Unido hasta Israel. También en situaciones de gran emergencia nacional, como vimos de manera muy prominente y reciente durante la pandemia. Cualquiera que sepa un poquito estos precedentes y cualquiera que conozca un poquito de la realidad que en este momento está viviendo Ucrania se lo pensaría dos veces antes de proponer la celebración de elecciones. Yo estuve en Kiev en noviembre y me quedó clarísimo, después de hablar con los miembros de la Comisión Electoral, que es imposible celebrar elecciones.

¿Qué condiciones deberían darse para poder celebrar comicios en Ucrania?

Tiene que seguirse una secuencia de eventos, una secuencia de hitos, muy clara. Un cese de hostilidades primero y luego algún tipo de acuerdo de paz con garantías de seguridad que permita una situación estable. Solo con un alto el fuego, sin un acuerdo de paz razonablemente sostenible, lo que vas a tener es una situación en la que Rusia tiene un incentivo infinito para boicotear y entorpecer el proceso electoral, incluso con actos de violencia antes, durante y después de la votación. Necesitas un acuerdo de paz en el que esté comprometida Rusia. Si alteras esta secuencia, las elecciones van a fracasar con consecuencias catastróficas.

Durante su viaje a Kiev, ¿percibió un interés de la ciudadanía por las elecciones, previstas inicialmente para el 31 de marzo de 2024?

Me imagino que habrá quien esté incómodo con el asunto, pero la amplia mayoría de la gente entiende que en la situación actual y en ausencia de algún tipo de acuerdo de paz sostenible y con garantías de seguridad no se pueden celebrar elecciones. Y después hay un tema que no es menor y también tiene que ver con Trump, que es que la Comisión Electoral en Ucrania prácticamente no tiene recursos, porque obviamente todos están yendo a apoyar el esfuerzo bélico. La autoridad electoral ha venido funcionando y haciendo lo que puede para prepararse para unos comicios futuros echando mano de la cooperación internacional. Una parte muy importante de esa cooperación venía de entidades norteamericanas financiadas por USAID [la agencia de ayuda al desarrollo que ha desmantelado la nueva Administración de EEUU]. Lo perverso de todo lo que está sucediendo es que algunos de los actores que están poniendo presión sobre la Comisión Electoral para que organice las elecciones prontamente al mismo tiempo le están quitando el apoyo que es indispensable para que lo pueda hacer. Están poniendo a la Comisión Electoral en una posición completamente imposible.

¿Está Trump erosionando el concepto de democracia con estas presiones?

Aquí hay una cosa paradójica pero muy importante señalar que es que en el caso de Ucrania la decisión de posponer elecciones, lejos de ser un síntoma de debilidad democrática, es un síntoma de compromiso con la integridad electoral y con la legitimidad democrática. Entonces, correlativamente, las presiones para acelerar la celebración de elecciones en Ucrania, lejos de ser un síntoma de compromiso democrático, son un síntoma de que la integridad electoral y la legitimidad democrática, en el fondo, importan poco. Estas presiones no sugieren que la viabilidad en el largo plazo de Ucrania como una democracia vibrante y robusta sea una de las principales preocupaciones del presidente Trump.

¿Cómo definiría la situación actual de la democracia estadounidense? 

Es bastante evidente que hay una intención por parte de la Administración actual de identificar el resultado electoral obtenido en noviembre como una especie de carta blanca que le da al gobernante la posibilidad de hacer cualquier cosa que se le ocurra. Me recuerda mucho a las discusiones que había en América Latina allá por los 90 sobre la democracia delegativa, cuando quienes resultaban electos interpretaban que tenían un mandato ilimitado y podían gobernar por decreto. Eso es lo que estamos viendo en el caso de EEUU. Claramente hay un intento de interpretar el mandato electoral de una forma ilimitada y, en consecuencia, incompatible con la democracia liberal.

¿Hacia dónde cree que puede derivar?

Una prueba importante en esta discusión va a ser si el presidente Trump o el equipo del poder ejecutivo deciden desobedecer una orden del Tribunal Supremo. Una resolución judicial no se hace valer por sí misma, requiere de la concurrencia del poder ejecutivo, por lo que si como poder ejecutivo no estás dispuesto a observar una regla tan básica, estás en la selva. Ahí estaríamos ya muy cerca de cruzar el Rubicón, estaríamos ante una evidencia incontrovertible de que el sistema ha dejado de tener frenos y contrapesos adecuados para limitar el poder. No estamos ahí, pero yo creo que hay señales de alarma importantes.

Con el añadido de las implicaciones en el resto del mundo…

Claro. No es lo mismo que eso suceda en El Salvador, que que suceda en EEUU. Lo que pasa en EEUU tiene implicaciones globales, como hemos visto reiteradamente. Pongo dos ejemplos. Una de las de las cosas más nocivas que ha pasado en términos de la salud global de la democracia en los últimos años es la proliferación del negacionismo electoral. O sea, que los perdedores de elecciones, casi siempre sin ninguna evidencia, se nieguen a aceptar los resultados. Eso es una cosa que antes pasaba muy excepcionalmente, pero ahora se ha convertido en una tendencia global que se aceleró a partir de lo que pasó en 2020 en EEUU. Otro ejemplo es el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021. Fue replicado de manera casi idéntica en Brasil. Esto que estamos viendo, estas señales de alarma que claramente están emergiendo de EEUU pueden tener consecuencias muy ominosas para la salud de la democracia a escala global.

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