Vivienda
La improbable hazaña de alquilar en Buenos Aires
Javier Milei ha anulado por decreto la ley que establecía que la renta debía pagarse en pesos

Una protesta en Buenos Aires frente a la residencia de Javier Milei. / EFE
Abel Gilbert
Unas 4.000 personas que viven las calles de la ciudad de Buenos Aires, trabajadores informales y migrantes festejaron la Navidad frente al Congreso. Levantaron sus copas de plástico con la mirada puesta en un futuro que asusta. La escena tuvo un fuerte impacto, entre otras razones porque dejó en el pesado aire la pregunta que aguijonea a muchos habitantes de la capital argentina y sus alrededores: ¿pasarán ellos las próximas fiestas a la intemperie urbana, sin una casa que los cobije? Alquilar es un salto al vacío o ganarse el gordo de la lotería en esta ciudad de tres millones de habitantes, y a la que cada día entran a trabajar otros cuatro millones desde la periferia. Existen 228.000 viviendas vacías, un 14% más que hace un año.
El Gobierno de ultraderecha de Javier Milei ha incluido en un controvertido Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) con 300 medidas la anulación de una Ley de Alquileres muy criticada por los propietarios. La renuencia a colocar sus departamentos en el mercado obedecía a una dificultad que la normativa no contemplaba. Las reactualizaciones de los precios de un alquiler solían ser anuales en un país con una inflación que, en 2023, fue del 160%. Eso desvalorizaba fuertemente los beneficios de un arrendamiento a menos que se ofreciera en dólares en Airbnb a los turistas. La Cámara de Diputados había reformado esa condición para que los precios se revisen cada semestre. Los pagos, se estipuló, siempre debían hacerse en pesos, la moneda nacional. Esa modificación no cambió el panorama.
Ahora la situación ha dado un giro de 180 grados. Arrendador y arrendatario pueden pactar libremente cuánto tiempo se alquila una propiedad, en qué tipo de moneda se paga, la periodicidad de los ajustes como consecuencia del aumento del coste de la vida, quién paga los arreglos e impuestos. El dueño tiene una inédita potestad para rescindir un contrato. Lo cierto es que el mercado inmobiliario ni siquiera esperó que Milei derogue la ley, en su última versión. Los contratos se están firmando o renovando a través de acuerdos de palabra porque ha comenzado a regir el dólar como moneda de cambio, según la cotización del mercado negro. Inquilinos que estaban a las puertas de la renovación de sus convenios recibieron un mensaje que los dejó helados: si no querían hacer las maletas debían recurrir a la divisa norteamericana. Muchos ciudadanos, en especial jóvenes, no pueden acceder a semejantes condiciones y se ven obligados, como recuerda el tango, a "volver vencidos" a la "casita" de sus "viejos (padres)". Otros aceptan mudarse con amigos y compartir gastos.
Perplejidad y resignación
"Todas las personas que nos consultan se ponen a llorar porque no saben dónde van a ir a vivir. Nunca vi este nivel de desesperación en estos últimos diez años", señaló Gervasio Muñoz, presidente de la Federación de Inquilinos Nacional, que brinda asesoría legal. La Asociación Civil Inquilinos Agrupados, una entidad similar, ha presentado una acción de amparo ante los Tribunales para que se declare nulo el DNU. "El panorama es crítico y va a tener consecuencias gravísimas", sostuvo Sebastián Artola, referente de una agrupación similar. "Es el peor retroceso en materia de acceso a la vivienda en alquiler en Argentina desde la recuperación de la democracia". Según Artola, "el DNU es ilegal y anticonstitucional por donde se lo mire, se pretende reformar el Código Civil y Comercial de un plumazo y sin pasar por el Congreso. Lo que quedó en claro es que este es el gobierno de la casta inmobiliaria y el poder económico".
La escena se repite por estas horas. Un inquilino se encuentra en el limbo. No sabe si seguirá en el apartamento o deberá abandonarlo porque desconoce qué condiciones desfavorables le exigirán. "Espero lo peor", dicen y hacen cálculos. Los precios de los apartamentos que se ofertan desde fines de diciembre se han ido por las nubes, con alzas de más del 100%. El alquiler es un viaje de ida y no se sabe hasta cuándo será posible afrontarlo. De acuerdo con un informe elaborado por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Asociación Civil por la Justicia y la Igualdad (ACIJ) y el Instituto de Geografía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), no hay salario que alcance para garantizar la condición de inquilino. El 63% de las personas tiene deudas que contrajeron para poder seguir alquilando. Todo se agrava con el aumento de la pobreza urbana, que, según las últimas estadísticas, ha horadado el techo del 45%.
Es en este contexto que la Navidad frente al Congreso ha sido observada como un horizonte inquietante por parte de los que no pueden alquilar. Antes de que Milei devaluará la moneda un 118% y se disparara una vez más la carrera inflacionaria, unas 9.440 personas dormían en aceras, plazas, iglesias, escaleras del metro, debajo puentes y cajeros de bancos. La gran mayoría en la ciudad de Buenos Aires. Los especialistas creen que esto empeorará porque solo en la capital existen miles de personas que no son propietarias y tampoco cumplen con los requisitos mínimos para alquilar un apartamento. Son los que viven en los llamados hoteles familiares que funcionan por lo general cerca de la terminal de trenes en Constitución. Parte de esos miles gestionan gestionan una ayuda social para pagar una habitación. La revista 'Crisis' señaló que se trata de una vida "subterránea" donde confluyen "búnkeres de cocaína, personas en situación de calle, administraciones fantasmas y connivencia policial".
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