Iglesia católica

Pugna política en Argentina por el nombramiento de un arzobispo ligado al papa Francisco

El papa Francisco, en una imagen de archivo.

El papa Francisco, en una imagen de archivo. / EFE

Abel Gilbert

El papa Francisco vuelve a situarse en el centro de una disputa política en su propio país. La designación como nuevo arzobispo de Buenos Aires de Jorge García Cuerva no hizo más que encender otra llama de la controversia en una Argentina que entre tropezones y cataclismos anunciados camina hacia las elecciones de octubre. Y lo hace partida en tres: de un lado, el peronismo y, a la par, según las encuestas, la derecha tradicional y la ultraderecha. En ese contexto, el nombramiento de un teólogo y abogado que desempeñaba sus funciones pastorales en la ciudad patagónica de Río Gallegos, nada menos que el histórico bastión de los Kirchner, provocó algo más que el malestar del espectro conservador.

El nuevo arzobispo de la principal diócesis argentina tiene 55 años y reemplazará en julio al cardenal primado Mario Poli, quien abandona su puesto tras haber cumplido 75 años. Según los especialistas, su perfil es de fuerte sintonía con el pensamiento de Francisco quien, en sus tiempos de Jorge Bergoglio, ejerció la misma responsabilidad apostólica en Buenos Aires.

García Cuerva se ordenó como sacerdote en 1997. Su primer destino fue La Cava, un pequeño mundo de chabolas ubicado en la localidad San Isidro, al norte de la periferia capitalina. Allí vivió en una casa con techos de chapa. La Cava está separada apenas por un muro de un barrio de residencias lujosas. De un lado, callejuelas sin infraestructura. A pocos metros, el consumo y la holgura. En el medio, alarmas y vigilancia por doquier. "Somos iguales", se ha pintado en esas largas paredes. El muro es una metáfora urbana de una desigualdad social que atraviesa Argentina y el flamante arzobispo conoce muy bien porque ha extendido su misión a otros barrios más precarios de la periferia bonaerense y en las cárceles de la principal provincia de este país.

Admirador de Arnulfo Romero

En la foto de perfil de su WhatsApp tiene la imagen de san Óscar Arnulfo Romero. "Obispo y mártir" reza la estampa en su teléfono celular personal, según medios de prensa locales. No es esa afinidad la fuente de irritación política por estas horas: García Cuerva es a su vez conocido por su cercanía con algunos referentes del peronismo, entre ellos el ministro de Economía y potencial candidato a presidente en octubre, Sergio Massa. Apenas se supo su designación, comenzó a propagarse en las redes sociales una homilía elogiosa del extinto Juan Domingo Perón. Esas palabras no hicieron más que provocar irritación en sectores del catolicismo más ligados a la oposición.

El excapellán militar Rodrigo Vázquez calificó a García Cuerva de "peronista", "kirchnerista", "francisquista" y, además, "gay". Le atribuyó al nuevo arzobispo el propósito de apoyar "el terrorismo", al movimiento LGTBIQ y "toda esa porquería" tras haber bautizado a los hijos mellizos de una famosa comediante travesti, Florencia de la V. "Hay que rezar mucho y pedirle al Señor que con su providencia nos acompañe". Vázquez se vio obligado a pedir disculpas, pero su exabrupto fue interpretado como el indicio de un malestar de otro orden. "El descontento se extiende a la figura del Papa", consideró el diario 'La Nación'. De acuerdo con la publicación, la llegada de García Cuerva al arzobispado es interpretada como un intento "de preparar una conducción eclesiástica crítica" de un eventual Gobierno de derechas a partir del 10 de diciembre.

El papel de Francisco

El nombre del arzobispo no ha hecho más que detonar una vez más la controversia que existe en torno al Papa. Bergoglio no viaja a Argentina desde su unción como pontífice, en 2013. Durante sus años de arzobispo tuvo fuertes roces con los Kirchner. "Querían cortarme la cabeza", acaba de recordar en Hungría sobre los días que fue vinculado con el secuestro de dos sacerdotes jesuítas bajo la dictadura (1976-83). Sin embargo, desde su llegada al Vaticano mantuvo conversaciones más fluidas con Cristina Fernández de Kirchner que con su sucesor en 2015, el derechista Mauricio Macri.

Al cumplirse 10 años de su papado, Francisco obró un efímero milagro: dirigentes del oficialismo y la oposición lo saludaron en conjunto a través de una carta promovida por el Gobierno. "Quiero agradecer de una manera especial a todas las personas pertenecientes a los partidos políticos y referentes sociales de mi país que se han unido para firmar una carta de saludo", respondió. El Papa es un viejo conocedor de las agrias disputas en su país. "Se me ocurre decirles: así como se han unido para firmar esta carta, qué lindo que se unan para hablar, para discutir y llevar la patria adelante", sugirió al comentar la misiva que habían rubricado el presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Kirchner, y el alcalde capitalino, Horacio Rodríguez Larreta, uno de los precandidatos de la derecha en las elecciones de octubre. Las reacciones ante la llegada de García Cuerva al arzobispado pusieron fin a los anhelos de Bergoglio, quien retornaría a su país recién en el lejano 2024.

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