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Última actualización 14:26
Londres es el escenario este sábado de la primera coronación de un monarca en siete décadas. Carlos III, rey desde el mismo instante en que murió su madre, el 8 de septiembre de 2022, ha sido coronado formalmente en una ceremonia que viene pautada por la tradición pero abierta a detalles propios de los tiempos, desde un carruaje con aire acondicionado a un seguimiento audiovisual al detalle de principio a fin y desde todos los ángulos.
Los reyes saludan desde el balcón del Palacio de Buckingham
Los reyes Carlos III y Camilla, junto con la familia británica, salen al balcón del Palacio de Buckingham después de ser coronados en la Abadía de Wesminster este sábado.
Los monarcas, recién coronados, se dirigen al palacio en el carruaje Dorado del Estado, utilizado en todas las coronaciones desde 1831. Cerca de 4.000 miembros de las fuerzas armadas y 250 caballos han participado en el desfile, según el ministerio de Defensa británico. Una vez concluído, los principales miembros de la familia real se asomarán al balcón del edificio para saludar a las miles de personas concentradas frente a él.
El himno nacional de Reino Unido, 'God save the King' ha sido cantado a coro por los asistentes a la Abadía de Westminster mientras el rey Carlos III y la reina Camila abandonaban el templo. Carlos III porta la corona Imperial del Estado, así como la túnica de la coronación, el cetro y el orbe. A continuación se subirán al carruaje del Estado Dorado para iniciar la procesión de la Coronación.
Kate Middleton ha sido una de las grandes protagonistas de los actos de coronación que ha tenido lugar en Londres. La princesa de Gales ha recurrido al blanco con un diseño en crepe de seda en color marfil que llevaba bordados metalizados. Tanto ella como Camila han tratado de ser fieles a la filosofía del del rey Carlos que se centra en "la importancia de la sostenibilidad y su amor por la naturaleza"
Los asistentes han cantado un himno mientras los monarcas recién coronados se preparan para abandonar la Abadía de Westminster, una vez concluida la ceremonia religiosa. Una vez abandonado el templo, se subirán al carruaje Dorado del Estado para volver al palacio de Buckingham, desde donde saludarán a la multitud.
El arzobispo de Canterbury ha colocado en la cabeza de la reina Camila la corona de María de Teck, que usó también la bisabuela de Carlos III en su coronación en 1911. Una corona de 600 gramos de peso y que cuenta con 2.200 diamantes incrustados. Acto seguido, la reina consorte se ha colocado junto a su esposo.
El rey se ha levantado de la silla de coronación para sentarse en el trono, donde ha recibido los respetos y fidelidad por parte del arzobispo de Canterbury, seguido de su hijo Guillermo, el príncipe de Gales, quien se ha arrodillado ante el monarca. "Yo, Guillermo, príncipe de Gales, os juro mi lealtad, mi fe y mi verdad. Con la ayuda de Dios", ha expresado el heredero al trono.
El arzobispo de Canterbury ha colocado la corona de San Eduardo en la cabeza del monarca, en un gesto cargado de solemnidad y ante el silencio sepulcral de la Abadía. "¡Dios salve al Rey!", ha exclamado el arzobispo, seguido de la música de las trompetas y las salvas reales en el exterior del templo.
El monarca, sentado en la silla de la coronación, se dispone a recibir el orbe, varios cetros y espadas, así como un anillo que simbolizan el poder, la autoridad y los deberes del monarca y el poder de Dios. Su hijo, el príncipe Guillermo también participa en esta fase. Posteriormente, el arzobispo de Canterbury colocará la corona de San Eduardo en la cabeza del monarca.
El líder espiritual ha hecho un llamamiento a los ciudadanos de Reino Unido y de los territorios de la Commonwealth a participar como voluntarios y a prestar servicio por los demás. Acto seguido se ha dirigido al monarca y ha hecho referencia a la responsabilidad que le ha sido encomendada: "El peso de la tarea que os se os encomienda hoy sólo es soportable con la ayuda de Dios", ha asegurado.
Carlos III ha jurado respetar las leyes, las costumbres y la doctrina de la Iglesia protestante. Con la mano encima del libro sagrado y ante el arzobispo de Canterbury, ha afirmado: "Testifico y declaro que soy creyente protestante y que mantendré las promulgaciones pronunciadas según la ley. Cumpliré todo con la ayuda de Dios". Tras el juramento, el coro de la Abadía ha iniciado un cántico.
El monarca ha sido recibido por un niño a la entrada en la Abadía, que se ha dirigido a él: "Su Majestad, como hijos del reino de Dios le damos la bienvenida en nombre del Rey de reyes". Instantes después Carlos III ha respondido: "En su nombre y siguiendo su ejemplo, no he venido a ser servido, sino a servir". El arzobispo de Canterbury ha iniciado la ceremonia con unas palabras de bienvenida, seguidas de una ópera cantada por el bajo-barítono Bryn Terfel en galés.
Entre las reliquias que formarán parte de la ceremonia está la corona de San Eduardo, usada únicamente para la coronación de los reyes y que será depositada en la cabeza de Carlos III por parte del arzobispo de Canterbury. También formarán parte de la ceremonia el cetro de la Cruz y el cetro de la Paloma, así como la túnica del Estado y la túnica Imperial. La reina Camila cargará con la corona de María de Teck, bisabuela de su esposo.
Los reyes han llegado al templo 10 minutos antes del inicio de la coronación. En la Abadía se encuentran ya las principales autoridades, entre ellos los hermanos del monarca, la princesa Ana y el príncipe Eduardo sentados en primera fila, así como el príncipe Andrés y el príncipe Enrique. La entrada de los reyes se ha producido bajo la música de las trompetas, en un tono solemne y ante la atenta mirada de los principales jefes de Estado y de Gobierno.
El príncipe Enrique se encuentra en la Abadía de Westminster para seguir la ceremonia de coronación de su padre, Carlos III y de la reina Camila. Enrique, envuelto en polémicas por la publicación de episodios embarazosos para la Corona en sus memorias, ha asistido al acto sin su esposa, Meghan Markle. Markle anunció a mediados de abril que no acudiría a la coronación y que permanecería en Estados Unidos, donde reside, con sus dos hijos pequeños Archie y Lilibeth.
