Conflicto bélico

Jaume Nadal, demógrafo de la ONU: "En muchas zonas de Ucrania, los jóvenes se han ido y quedan solo mujeres mayores"

La guerra está acentuando la preexistente tendencia de descenso poblacional de Ucrania

Jaume Nadal, representante del Fondo de Población de la ONU en Ucrania.

Jaume Nadal, representante del Fondo de Población de la ONU en Ucrania.

Irene Savio

Algunos estudios señalan que la población de Ucrania se contraerá un 30% en las próximas décadas, a causa de la guerra. Y un informe publicado recientemente por la Comisión Europea ha llegado incluso a estimar que Ucrania podría haber perdido más de un tercio de sus habitantes en 2025, acelerando fenómenos demográficos ya preexistentes. A sus 54 años, el mallorquín Jaume Nadal Roig, demógrafo y representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) en Ucrania, es prudente con los análisis a largo plazo al tratarse de un conflicto aún muy reciente y en curso, pero también tiene pocas dudas. "La guerra está afectando a la demografía (de Ucrania)", afirma, en una entrevista concedida a EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica.

Los números y la realidad corroboran esta situación. "Estamos hablando de unas 14 millones de personas todavía en una situación de desplazamiento, de los cuales 5-6 millones son desplazados internos" dentro del país, dice Nadal. "También hay una proporción cada vez mayor que es población retornada. Pero los números son muy fluidos", advierte, al razonar sobre tendencias que también plasman un importante movimiento de población del este y sur (especialmente de las zonas donde los combates son más intensos) hacia el oeste.

Los desajustes demográficos se aprecian, de hecho, en lo que se ve en el día a día. "Como decía, no hay datos oficiales, pero lo que también hemos estado viendo, desde una perspectiva de evidencia empírica, es que, en muchas de las zonas del país más afectadas por la guerra, la población joven se ha ido y los que han quedado son substancialmente mujeres mayores, especialmente en áreas rurales", argumenta.

Tendencia anterior a la guerra

El punto de partida, en cualquier caso, es el de un país que, ya antes de la guerra, tenía una marcada inclinación de descenso poblacional (desde la década de los 90 del siglo pasado). "Esto tiene que ver con algunos factores. Uno, la baja tasa de fecundidad; otro, que es una peculiaridad de Ucrania, la sobremortalidad masculina, debido principalmente a problemas de alcohol, tabaco, los accidentes de tráfico...", dice.

Aún así, según el experto, el conflicto en curso acentuará algunas tendencias demográficas ya en marcha. "Desde las maternidades nos dicen que los nacimientos son bastante inferiores a los de antes de la guerra. En Járkov (este), nos comentaban que, de las 450.000 mujeres en edad fértil que había, quedan posiblemente unas 80.000. Esto da la dimensión de este proceso", afirma el demógrafo. 

Dar a luz en guerra es una experiencia, sin duda, con serios riesgos para la salud de las mujeres y de los bebés, con consecuencias que pueden ser graves. En Ucrania, "lo que se estima es un aumento de entre un 7% y un 10% de partos prematuros, y también se ha visto un incremento de los casos de hipertensión durante del embarazo, así como más sepsis, infecciones", afirma Nadal. "Algunos médicos en Dnipro o Uzhgorod también nos han hablado de un aumento de abortos espontáneos", señala. 

Con todo, de acuerdo con este analista con experiencia previa en misiones en países como Egipto, Brasil y Bolivia y que hoy es uno de los funcionarios españoles de la ONU de más alto rango en Ucrania, subraya mejorías en los protocolos de las estructuras sanitarias ucranianas (910 es el total de las que han sufrido ataques, según la última actualización de la ONU). Trabajan "a pesar de las dificultades, son unos héroes y unas heroínas".

Con ello, en el este de Ucrania, "de ser necesario, hoy es posible dar a luz en sótanos habilitados como refugios. Por supuesto nadie debería parir así pero... es la solución que se ha encontrado (en las circunstancias existentes)", afirma. En el oeste, en cambio, el problema es que los centros están teniendo que hacer frente a tener que atender a muchas más personas, por la mayor cantidad de ucranianos que ahora reside en estas zonas y necesita el servicio público.

Tráfico de seres humanos

Ese es otro tema. "Muchas mujeres que antes tenían seguros privados, ya no los tienen por sus dificultades económicas y, por eso, usan el servicio público, lo que hace que el sector público tenga un papel aún más importante", subraya Nadal, cuya organización ha recibido solo un 70% del presupuesto que necesita para hacer frente a sus programas en el país.

No es la única preocupación. También está la plaga de las redes que trafican con seres humanos. "Al principio de la guerra, vimos a redes operando en Ucrania y fuera de Ucrania, haciendo campañas muy activas para reclutar a mujeres desplazadas o mujeres que se estaban planteando irse. Esa presencia sigue", argumenta, al señalar que el riesgo es que las cosas puedan ir a peor. "Nos preocupa mucho la vulnerabilidad económica de muchos hogares de mujeres", concluye.

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