Guerra de Ucrania

Los expertos en desinformación rusa sostienen que Inna Afinogenova sigue haciendo propaganda en España

La oposición a Putin niega que la colaboradora de Pablo Iglesias en sus medios se haya convertido en una voz crítica con el Kremlin

Los expertos en desinformación rusa sostienen que Inna Afinogenova sigue haciendo propaganda en España.

Los expertos en desinformación rusa sostienen que Inna Afinogenova sigue haciendo propaganda en España.

Marc Marginedas

Ni la oposición rusa ni los expertos en desinformación del Kremlin dan credibilidad alguna a la renuncia de Inna Afinogenova a RT por, supuestamente, disentir de su línea editorial y por no estar de acuerdo con la guerra en Ucrania. Unos y otros insisten en que si verdaderamente se hubiera convertido en una voz crítica con Moscú, denunciaría las gravísimas prácticas del canal en el que ha trabajado durante años, pediría disculpas, y criticaría públicamente a sus antiguos jefes, algunos de los cuales han llegado a realizar en antena llamamientos al genocidio.

"Pese a su pretendida denuncia de la guerra, lo cierto es que en la práctica, el discurso de Afinogenova sigue bien alineado con el Kremlin, y contribuye al esfuerzo de la diplomacia rusa para quebrar el apoyo occidental a Ucrania", asegura en un mensaje Nicolás de Pedro, jefe de investigación del laboratorio de ideas Institute for Statecraft y experto en desinformación rusa. "Afinogenova insiste en que no puede ser más explícita en su denuncia de la guerra y del régimen de Putin porque podría arriesgarse a severas penas de cárcel o que su familia en Rusia afronte dificultades, pero no tiene reparos en insistir en que la situación en Europa es igual y que 'ambos bandos reprimen a las voces críticas'; es llamativo que insista en esa narrativa de equiparación mientras disfruta de la libertad de expresión y de las garantías jurídicas que ofrece la democracia española.... que le permite lanzar críticas muy explícitas a los gobiernos occidentales sin mayor preocupación", continua De Pedro.

El analista español cree que su dimisión sería "más creíble" si incluyera en sus críticas a sus antiguos jefes: "es llamativo que Afinogenova no tenga reparos en señalar a tuiteros comunes, pero no tenga nada que decir ante algunas declaraciones extraordinariamente agresivas de su antigua jefa, Margarita Simonián, ni tampoco ante los recurrentes llamados al genocidio de los ucranianos en los medios rusos". Esto último le sirve de argumento al analista español para arremeter contra la equidistancia de la que hace gala en sus intervenciones y la narrativa de que todos los bandos son iguales, que acaba beneficiando siempre al Kremlin. "No sé en qué podríamos equiparar esto (los llamamientos al genocidio) en los medios de comunicación españoles", concluye De Pedro.

Delito funcional

Yúlia Taran, vicepresidenta en España de Rusos Libres-España, un organización que agrupa a ciudadanos rusos en el extranjero críticos con el Kremlin, exige que Inna asuma "la responsabilidad y repare el daño causado por sus actos". "Sin ser experta en deontología periodística, supongo que tanto en términos jurídicos como morales, la deliberada difusión de información falsa en un medio público debe constituir un delito funcional", apunta Taran. "A estas alturas no es ningún secreto que RT sirvió durante largos años como medio para sembrar miedo, odio y confusión, preparando el terreno para las guerras del Kremlin", sostiene Taran.

La comunicadora, según la activista, "en lugar de de poner de manifiesto cada detalle de cada mentira, y cada noticia falsa transmitida bajo su supervisión.... sigue transmitiendo el mismo mensaje confuso e irracional, tan característico de la posverdad putiniana, que no distingue un hecho de una opinión, entre un invasor y un invadido", concluye Taran. La activista insta a Afinogenova a que, si de verdad ha roto con Moscú, ayude "a desenmascarar la propaganda" y a "prevenir el adoctrinamiento de nuevas generaciones", algo que permitiría "salvar vidas". Mientras "todo siga igual, no tendrá ninguna credibilidad y seguirá siendo cómplice de genocidio y de múltiples crímenes de guerra", concluye.

La URSS y la Rusia de Putin cuentan con una larga tradición de generar un fenómeno que se conoce en el espacio postsoviético como falsa oposición o falsos opositores, comenzando por la propia Duma Estatal, la Cámara baja del Parlamento, donde se sientan formaciones políticas como el Partido Comunista de Rusia, que no cuestiona las grandes decisiones del Gobierno y el presidente, o el Partido Liberal Demócrata de Rusia, una formación ultra creada en plena perestroika por el KGB para servir de muleta al poder político de turno en el órgano legislativo.

Celebridades como Ksenia Sobchak, hija del antiguo alcalde de San Petersburgo Anatoli Sobchak, también ejercieron el papel de impostada oposición, al presentarse como candidata liberal a las elecciones presidenciales de 2018 a modo de sparring. Según dijo entonces Tatiana Felgenhauer, directora adjunta de la emisora hoy clausurada Eco de Moscú, la candidatura permitió a Ksenia recuperar contratos como tamadá (animadora) en los eventos y celebraciones de la élite moscovita.

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