Reunión bilateral

Histórico viaje de un expresidente taiwanés a China para fomentar la paz

Ma Ying-jeou fue el artífice del periodo de mayor sintonía en el estrecho de Formosa

Ma Ying-jeou a su llegada a Shanghai.

Ma Ying-jeou a su llegada a Shanghai. / Reuters

Un presidente taiwanés, ya sea en funciones o jubilado, ha pisado este lunes China por primera vez desde que Chiang Kai-shek se refugiara en la isla tras la guerra civil. No le va grande el apelativo de histórico al viaje de Ma Ying-jeou, artífice del periodo más armonioso que ha disfrutado el estrecho de Formosa en décadas. Ha llegado a China cuando Taiwán aún digiere la marcha de Honduras y dos días antes de que su presidenta, Tsai Ing-wen, inicie su periplo americano con una escala en Washington que descompondrá a Pekín. Será una semana ajetreada.

Ma, de 73 años, pasará los próximos doce días en China. Visitará la tumba de sus padres en el Día de los Difuntos en China y promoverá los contactos de universitarios de una y otra orilla del estrecho. Ha dicho que trabajará por la paz y le ha rebajado el perfil al viaje. No tiene previsto ninguna cumbre con altos representantes comunistas pero su oficina ha aclarado que estará “a disposición” de su anfitrión. 

La humildad de objetivos pretende rebajar el ruido que ha generado el viaje en la isla. En el aeropuerto de Taipéi se juntaron los que aplaudían sus esfuerzos pacifistas y los que le llamaban traidor y “pordiosero apestoso”. El Gobierno del Partido Democrático Progresista (PDP) le ha afeado que vuele a China durante el duelo por la pérdida del último aliado. Honduras firmó ayer en Pekín el principio de una sola China y recortó la lista de países en la órbita taiwanesa a trece.

Las interioridades del vuelco hondureño han devuelto el foco a la deriva chantajista de la diplomacia del dólar con la que Taipéi compensa a pequeños gobiernos su alejamiento de Pekín. Joseph Wu, ministro de Exteriores taiwanés, ya había justificado días atrás que Honduras había exigido “un alto precio” por su alianza. Lo detalló el domingo, consumada ya la marcha: un préstamo de dos mil millones de dólares, 90 millones para la construcción de un hospital y 350 millones para una presa. La economía taiwanesa perdió años atrás la fortaleza que le permitía pagar fiestas en todo el mundo. A Taipéi y Washington sólo le quedaba hoy el recurso a la pataleta. “Es importante recordar que la República Popular de China a menudo hace promesas a cambio de reconocimiento diplomático que no cumple”, afirmaba ayer el Instituto Americano en Taiwán.

Sintonía en ambas orillas

La Fundación Ma Ying-jeou ha llamado “incompetente” al Ejecutivo por el último revés diplomático y lo ha presentado como la prueba de que urge la visita del expresidente para mejorar las relaciones con Pekín. Taipéi ha perdido nueve países desde que el PDP de Tsai alcanzara el poder en 2016 y tras las próximas elecciones de Paraguay podría completar la decena.

Los ocho años de Ma (2008-2016) en el Gobierno taiwanés fueron los de mayor sintonía en ambas orillas del estrecho de Formosa. Ganó las elecciones tras los tormentosos tiempos de Chen Shui-bian, más ocupado en incordiar a Pekín que en arreglar la economía. Ma firmó una veintena de acuerdos comerciales y de tránsito. Aquel sosiego alcanzó su cumbre en aquel minuto y pico de 2015 en Singapur durante el que sonrieron bajo los flashes y con las manos estrechadas Ma y Xi Jinping. Fue la primera foto en 70 años que juntaba a un líder comunista y otro nacionalista desde aquella en la que los hieráticos Mao Zedong y Chiang ya anticipaban que las cosas acabarían mal. Pero muchos taiwaneses juzgaron que la isla se acercaba con exceso al continente y vio en el último acuerdo comercial un caballo de Troya. Crecieron las protestas con epicentro en las universidades y Ma perdió las elecciones del siguiente año ante los independentistas del PDP. Ahí se abrió un periodo de roces que aún dura.

La presidenta, Tsai, partirá el miércoles hacia el continente americano para reunirse con los escasos gobiernos que conserva. También parará en Estados Unidos y desatará la ira china. Está previsto que se reúna en Los Ángeles con Kevin McCarthy, presidente de la Cámara de Representantes. Su antecesora, Nancy Pelosi, generó con su viaje a Taipei la peor crisis en décadas. Tsai habría pedido a McCarthy llevar la reunión a Estados Unidos, y no a Taipei, para mitigar la furibunda reacción de Pekín.