Movilización
Las protestas de los sindicatos arrecian en Portugal, con paros en transporte, educación y sanidad
La pérdida del poder adquisitivo es el principal motivo de las protestas, que han alcanzado niveles de adhesión parecidos a los de los años de la troika
Lucas Font
Las huelgas y las manifestaciones han marcado los primeros meses del año en Portugal y han puesto en un aprieto al Gobierno de António Costa. Unas huelgas que afectan especialmente al sector público, con paros en la educación, la sanidad y los transportes ferroviarios, entre otros. La pérdida de poder adquisitivo ante la subida de la inflación es el principal motivo de las protestas, que se han intensificado en los últimos días con acciones como el paro general de los trabajadores públicos del pasado 17 de marzo o la manifestación convocada al día siguiente, que congregó a miles de personas en las calles de Lisboa para protestar contra el aumento del coste de la vida.
El descontento ha alcanzado niveles que no se veían desde los años de la troika, en los que los trabajadores sufrieron importantes recortes en sus condiciones laborales. En esta ocasión han sido las insuficientes subidas de los salarios, según los sindicatos, lo que ha provocado las movilizaciones. El Gobierno luso acordó un incremento de 52 euros mensuales para los sueldos de los funcionarios de hasta 2.600 euros brutos y un aumento del 8% de la remuneración mínima, hasta los 761 euros, lo que supone una subida media del 3,6% para todos los trabajadores públicos en 2023. La tasa media de inflación en 2022 fue de un 8,1%, según Eurostat.
Medidas insuficientes
El principal sindicato del país, la Confederación General de los Trabajadores Portugueses (CGTP), ha acusado al Gobierno de empobrecer a los empleados públicos bajo la excusa de mantener el equilibrio presupuestario, una de las principales prioridades del Ejecutivo. "En 2022 el crecimiento económico de Portugal ha sido del 6,7%, las exportaciones han aumentado y cada día tenemos anuncios de números récord de grandes empresas del sector financiero y energético. Pero paradójicamente, la gran mayoría de la población ha visto sus condiciones de vida degradadas", denuncian desde el sindicato.
Para la CGTP es urgente el aumento del salario mínimo hasta los 850 euros mensuales -actualmente está en 760 euros- y un incremento de todas las remuneraciones de al menos 100 euros al mes. Otras medidas como la fijación de precios de los productos básicos y la aplicación de un impuesto especial a los beneficios de las grandes empresas, más allá de las energéticas y del sector de la distribución, también forman parte de sus reivindicaciones. "No solo es posible, sino que es fundamental y necesaria el mantenimiento del poder de compra de los trabajadores para lograr el desarrollo del país", afirma a este medio un representante del sindicato.
Inflación elevada
La tasa de inflación en febrero se ha situado en el 8,2%, un ligero retroceso respecto al mes anterior, que registró un 8,4%. Aun así, los precios al consumo se mantienen muy por encima de los registrados el año pasado, especialmente en el sector de la alimentación, donde ha habido incrementos de un 20%, según el Instituto Nacional de Estadística. A la subida de los precios hay que sumar la delicada situación de la vivienda, con precios desorbitados en el mercado de alquiler en las grandes ciudades y con tasas de préstamos hipotecarios que están ahogando a las familias. La presentación de un plan de vivienda por parte del Gobierno, que prevé la incorporación de decenas de miles de inmuebles vacíos al mercado, no ha aliviado las protestas.
Varias plataformas ciudadanas se han lanzado a las calles de Lisboa en las últimas semanas para reclamar medidas más contundentes al Ejecutivo. Entre ellas el movimiento Vida Justa, que congregó a miles de personas en la capital lusa a finales de febrero, y la Coalición para la Acción Europea, que prevé movilizaciones por el derecho a la vivienda a finales de este marzo. Unas movilizaciones que se suman a las programadas este mes por los médicos, por los profesores y por los maquinistas de la empresa estatal de trenes, Comboios de Portugal, que han paralizado prácticamente el servicio en todo el país en las últimas semanas.
Mayoría absoluta
A pesar de los esfuerzos del Gobierno luso para valorizar los salarios, a través de un pacto de rentas firmado en octubre del año pasado, el sindicato CGTP considera que la amplia mayoría del Partido Socialista en el Parlamento dificulta la negociación con los trabajadores y puede provocar el mantenimiento de una situación de bloqueo en los próximos meses, con más movilizaciones y nuevas convocatorias de huelgas. "Las mayorías absolutas no son amigas de los derechos de los trabajadores", aseguran desde el sindicato. Todo apunta a que el pulso con el Gobierno se mantendrá, así como las movilizaciones en las principales ciudades del país.
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