EEUU-Brasil

Biden y Lula resetean la relación bilateral con un mensaje de refuerzo de la democracia

Muestran su "rechazo de la violencia política" y prometen "mantenerse unidos" para defender los valores democráticos | La guerra de Ucrania y China, puntos divergentes de un encuentro donde Lula clama por la defensa de la Amazonia

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, saluda al mandatario estadounidense Joe Biden a su llegada a la Casa Blanca, este viernes.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, saluda al mandatario estadounidense Joe Biden a su llegada a la Casa Blanca, este viernes. / JONATHAN ERNST

Idoya Noain

A Joe Biden y Luiz Inácio Lula da Silva les hermana algo más que la veteranía en la política. Tanto el presidente de Estados Unidos, de 80 años, como el de Brasil, de 77, han vivido con dos años de diferencia insurrecciones violentas que han tratado de acabar con sus mandatos, en el caso de Biden incluso antes de empezarlo. En ambos casos esa revueltas han estado protagonizadas por seguidores de sus predecesores, Donald Trump y Jair Bolsonaro, líderes populistas de derechas cuya resistencia a reconocer los resultados legales de las elecciones incendiaron a las masas. Y este viernes, en Washington, los dos mandatarios han querido establecer un vínculo personal y reiniciar la relación bilateral mostrando un mensaje de respaldo a la democracia y, según ha dicho Biden, de "rechazo de la violencia política" y de compromiso de "mantenerse unidos" para defender los valores democráticos.

Aunque a Lula le ha frustrado según fuentes de su gobierno la agenda demasiado ligera de la reunión en la Casa Blanca, que también tocaba temas como el desarrollo económico, la participación de Brasil en instituciones multilaterales y los movimientos migratorios, no el brasileño no ha dejado pasar la ocasión de un encuentro, que surgió a iniciativa de Biden. Y es un reconocimiento de la relación entre los dos países, reforzada cuando mandos militares estadounidenses mandaron señales a sus homólogos brasileños una vez que empezó el asalto a las instituciones en Brasilia el 8 de enero de que se pondrían en peligro los lazos y la cooperación de seguridad si optaban por cualquier paso que minara la democracia brasileña.

Le ha permitido también lanzar desde el Despacho Oval varias críticas a Bolsonaro, asegurando que "aisló a Brasil del mundo cuatro años". Cuando ha afirmado que su predecesor despreciaba las relaciones internacionales y que "su vida empezaba y acababa con 'fake news' mañana, tarde y noche", Biden ha respondido diciendo: "eso me suena".

Democracia y Amazonas

El mensaje de resiliencia de las dos democracias era uno de los principales puntos de unión para Biden y Lula, que también llegaba a la Casa Blanca en su séptima visita (tras cuatro con George Bush y dos con Obama) con voluntad de abordar el discurso de odio y la desinformación. En una entrevista previa al encuentro con CNN el líder brasileño ha advertido sobre el auge del extremismo global. “Está pasando en Brasil, en España, en Francia, en Hungría, en Alemania, ha dicho. “Tenemos una extrema derecha organizada en el mundo y si no tenemos cuidado llegará una actitud nazi. Hay una actitud de negación que no habíamos visto antes”.

Otro punto fundamental de la reunión era el diálogo sobre la lucha contra el cambio climático y, especialmente, para la protección de la Amazonia, otro terreno en el que Lula no ha ahorrado las críticas a su predecesor ni las llamadas urgentes y globales a asegurar esa protección. Tras el encuentro, en unas declaraciones a la prensa, Lula ha asegurado que no ha pedido específicamente a EEUU que se sume al Fondo del Amazonas, una bolsa de 1.300 millones contra la deforestación establecida por Noruega y Alemania a la que este último país comprometió tras una visita reciente a Brasil del canciller Olaf Scholz otros 217 millones de dólares.

La guerra de Ucrania y China, puntos de fricción

Había también en el encuentro, no obstante, otros aspectos donde se evidencian las posturas divergentes entre el centrista Biden y el más progresista Lula, que antes de acudir a la Casa Blanca ha mantenido reuniones en Washington con Bernie Sanders, otros legisladores demócratas progresistas como Alexandria Ocasio-Cortez, Ro Khanna y Pramila Jayapal y líderes del principal sindicato de EEUU. Uno fundamental es la guerra de Ucrania, en la que Lula, como uno de los líderes más destacados del llamado Sur Global, ha adoptado una postura de no intervención.

Lula ha rechazado llamadas a enviar a Kiev armas o munición, argumentando que Brasil no quiere un papel siquiera "indirecto" en la guerra. En cambio, ha propuesto crear un "club de la paz" en el que países como Brasil, China e India podrían actuar como mediadores en una negociación diplomática con Rusia y Ucrania para buscar el fin del conflicto. Es una idea que ha trasladado directamente a Biden, como ya hizo antes en conversaciones con Emmanuel Macron y Scholz. "Lo primero es acabar la guerra", ha dicho Lula ante los periodistas tras la bilateral. "Nadie quiere que esta guerra continúe". Es, no obstante, una ruta por la que Washington por ahora no apuesta.

Otro punto de fricción entre los dos líderes es China. Mientras EEUU vive uno de sus puntos más bajos en la relación bilateral con Pekín, cuya última tensión ha llegado por el incidente del globo espía, Lula ha buscado profundizar las relaciones con el gobierno de Xi Jinping. Hace años ya que China superó a EEUU como principal socio comercial de Brasil y el dirigente brasileño viajará en marzo a Pekín. Lo hará con una agenda más robusta que la del encuentro que ha mantenido con Biden.

Bolsonaro

De lo que Lula no tenía intención de hablar con Biden, al menos según había avanzado él mismo, es de Bolsonaro, que lleva desde el 30 de diciembre en Florida y ha solicitado un visado de turismo para quedarse en EEUU seis meses. Aunque varios congresistas estadounidenses demócratas han pedido a su presidente que rescinda ese permiso, Lula ha explicado en la entrevista con CNN que el futuro de Bolsonaro dependerá de los tribunales y ha dicho que “algún día tendrá que volver y enfrentar todas las demandas en su contra”. Lula también ha recordado que el Tribunal Supremo brasileño ha abierto una investigación para estudiar si el gobierno bolsonarista cometió genocidio contra los yanomami. 

En esa entrevista Lula también ha llamado a su predecesor “una fiel copia de Trump”, asegurando que a ambos “no les gustan los sindicatos, no les gustan los trabajadores, no les gustan las mujeres, no les gustan las personas negras”.