"Si no frenamos a Putin ahora, irá a por los países bálticos y Polonia"

-¿Cómo ve Ucrania un medio de comunicación como el suyo tras casi un año de guerra? ¿Cómo puede evolucionar el conflicto?

-La situación es terrible. Todos los días mueren militares y civiles. Son ya más de trescientos días de guerra y, lamentablemente, Putin no tiene la menor intención de poner fin a esta barbarie. Sigue creyendo que puede ocupar y controlar más y más territorios. Ni siquiera el apoyo internacional a Ucrania le disuade. 

Amenaza la existencia misma del pueblo ucraniano y de nuestro Estado. Los ciudadanos están mostrando una gran resistencia, pero muchos ven destrozadas sus vidas por la guerra. Cada día nos enfrentamos al desastre. En pleno invierno, sufrimos apagones y pasamos horas y horas sin luz, sin calefacción, sin agua.

-Es el alto precio que está pagando su pueblo por negarse a regresar a la órbita rusa.

-Sí. Es el precio que estamos pagando por pretender ser un Estado democrático que aprecia su independencia y no quiere formar parte del Estado ruso. Ya lo constatamos en las manifestaciones y los disturbios del Euromaidán en 2014, en las que murieron más de cien personas. La guerra no comenzó en 2022; lo hizo en 2014 con la ocupación de Crimea y el Donbás. La falta de respuesta a estas acciones es lo que ha traído como consecuencia esta terrible guerra.

-¿Está perdiendo Rusia la guerra?

-Ellos pensaban hacerse con Ucrania en tres días y no lo consiguieron. Pero el revés que encajaron en los primeros dos meses de guerra no ha disuadido a Rusia de su plan para invadir y destruir Ucrania. Nuestro país, junto a la comunidad internacional, está luchando por detener la guerra, pero el ejército de Putin sigue avanzando, intensificando la ofensiva, bombardeando infraestructuras críticas, lanzando más misiles y matando a civiles. Hemos sido testigos de crímenes de guerra brutales con absoluta impunidad en muchas ciudades y pueblos ocupados por las tropas rusas, donde los ciudadanos nos han relatado atrocidades.

Cuando me preguntan cuánto puede durar la guerra, siempre trato de explicar que muchos ucranianos viven aún bajo el yugo de la ocupación. Y si la guerra se detuviese mañana, ellos seguirían viviendo bajo la amenaza rusa. Necesitamos recuperar todos esos territorios para proteger a nuestra gente y ayudarles a sobrevivir.

-¿Tiene Putin la intención de escalar el conflicto más allá de las fronteras de Ucrania? 

-Nosotros no paramos a Putin en 2014 y eso es lo que nos ha llevado a esta guerra. Yo estoy convencida, al cien por cien, de que si no frenamos a Putin ahora en Ucrania, él irá a por otros países como los bálticos o como Polonia.

-¿Polonia? Eso es territorio OTAN.

-Así lo creo, sí. Putin trabajó como agente de la KGB, es un producto del imperio soviético y piensa que puede restaurar ese imperio. Es lo que da sentido a su vida. Los propagandistas rusos hablan de ocupar Berlín, de bombardear Londres, y no es simple retórica. Esos mismos propagandistas antes dijeron que necesitaban que Ucrania fuese parte de Rusia y que había que ocuparla, y es lo que ya ocurrió en 2014.

-¿Ayuda Occidente lo suficiente?

-Estamos muy agradecidos por la ayuda que recibimos. Damos las gracias por recibir tanques ahora y quizá aviones en el futuro. Con ellos será más fácil recuperar territorios y liberar a nuestra gente. Los aliados europeos han visto cómo la guerra está costando muchas vidas humanas y han comprendido que tienen que ayudarnos. En tres meses veremos cómo los tanques enviados refuerzan la contraofensiva del ejército ucraniano. Pero Putin no se va a quedar de brazos cruzados, va a seguir destruyendo. Él no quiere negociar y nadie quiso negociar con Hitler después de cometer crímenes de guerra en 1942 y 1943. Esto es exactamente lo mismo.

Putin debe ser derrotado lo antes posible. Sin el apoyo de Occidente no es posible nuestra victoria, que sería el triunfo de los valores democráticos europeos. Esta es una lucha por los derechos humanos que Rusia viola en Ucrania, en Bielorrusia y con su propia gente.

La victoria de Ucrania sería el triunfo de los valores democráticos europeos”

-Usted está al frente de uno de los medios más influyente de Ucrania, ¿se sienten especialmente amenazados por su labor?

-Mucho. Las dificultades son terribles. Ya han sido asesinados más de cuarenta periodistas ucranianos y extranjeros desde el comienzo de la guerra. Yo misma perdí a un buen amigo periodista, Brent Renaud, al principio de la guerra. Era estadounidense y viajó a Ucrania para filmar un documental sobre refugiados.

Las fuerzas rusas detienen, atacan y secuestran a periodistas en el frente o en Rusia. Una de nuestras compañeras, Viktoria Roshchina, estuvo secuestrada once días. Ejercimos mucha presión y, finalmente, las autoridades rusas la liberaron. Ella sigue informando desde lugares muy peligrosos.

-Hacer periodismo allí, además de peligroso, es una odisea.

-Sí. Los rusos tratan de interrumpir continuamente nuestra capacidad informativa. Pero, como llevamos nueve años en guerra, hoy estamos mejor preparados ante los apagones. De localizar cinco litros de combustible depende a veces que nuestra información llegue, o no, a más de un millón de personas.

Ya han sido asesinados más de 40 periodistas desde el comienzo de la guerra”

Son muchos los desafíos. Aunque ha habido donaciones, nosotros hemos perdido más del 60% de nuestros ingresos publicitarios. Ni siquiera sabemos si podremos pagar las nóminas en los próximos meses. El apoyo financiero a los medios ucranianos independientes es crucial.

-E imagino que la lucha contra la desinformación es una constante.

-Efectivamente. Uno de los mayores obstáculos es la desinformación, que Rusia utiliza como herramienta de guerra. La propaganda forma parte de su estrategia. Un año antes de la invasión rusa, el Gobierno de Ucrania prohibió los canales de televisión prorrusos por la manipulación que acompañaba a sus noticias. En el resto de Europa se han prohibido ahora. La propaganda buscaba deshumanizar a la población ucraniana y justificar la guerra en la “desnazificación” del país. Esta propaganda ha envenenado el cerebro de los ciudadanos de Rusia. Allí no hay libertad de prensa. Todos los medios independientes fueron fulminados en los últimos veinte años.