Afganistán

Los talibanes ingresan a más de 10.000 drogodependientes en tres días para recibir desintoxicación

Numerosos adictos han acusado al Gobierno de recurrir a la violencia en estos "tratamientos", que habitualmente ocurren en cárceles del país ante el cierre de los centros especializados de atención por la falta de ayuda internacional

Imagen de archivo de un fumadero callejero de heroína en Kabul.

Imagen de archivo de un fumadero callejero de heroína en Kabul. / Archivo

EP

El movimiento fundamentalista talibán ha anunciado este viernes que más de 10.000 drogadictos han sido trasladados en los últimos tres días a centros médicos de 32 provincias del país para someterse a un proceso de desintoxicación ante la alarma entre algunos médicos del país por la violencia que suele ejercer el grupo durante el tratamiento.

Esta decisión supone parte de una estrategia a largo plazo, según los talibanes, para atender las necesidades de la población afectada en un país donde entre 2,5 y 3,5 millones de personas son adictas a las drogas, según un informe publicado en 2015 por el depuesto Gobierno afgano.

La medida, ha sido anunciada este viernes por el viceministro de Antinarcóticos, Habibulá Ahmadi, y ha sido confirmada por el portavoz talibán Mohamed Naim en su cuenta de Twitter.

La lucha contra las drogas fue una de las primeras medidas sociales adoptadas por el nuevo régimen afgano tras su reconquista del país en agosto de 2021. El líder de los talibán, Hibatulá Ajunzadá, decretó en marzo del año pasado la prohibición del cultivo de la adormidera, así como la extracción del opio a partir de ella, y el uso de alcohol y estupefacientes en todo el país con efecto inmediato.

Sin embargo, numerosos drogodependientes han acusado a los talibán de recurrir a la violencia en estos "tratamientos", que habitualmente ocurren en cárceles del país ante el cierre de los centros especializados de atención por la falta de ayuda internacional.

Médicos afganos consultados por Radio Azadi, la filial afgana de la emisora pública internacional norteamericana, denuncian que los encarcelados no tienen acceso a medicamentos en un proceso que describen como una "desintoxicación a la fuerza", con el grave peligro para su salud que ello conlleva.

"El adicto simplemente es hospitalizado como prisionero", según el médico Hamed Elmi, "sin los medicamentos necesarios y sin el asesoramiento necesario que le permita reducir su estancia en la cárcel".