Alemania

Año I de la ‘era Scholz’: un tripartito marcado por la crisis y un “tiempo de cambio”

El canciller socialdemócrata anuncia su intención de repetir su candidatura en las próximas elecciones federales pese al desgaste de su coalición

Olaf Scholz.

Olaf Scholz. / EFE

Andreu Jerez

Este jueves se cumple el primer aniversario de la ‘era Scholz’: el 8 de diciembre de 2021, el líder del SPD juró su cargo como primer canciller socialdemócrata desde la llegada de Ángela Merkel al poder en 2005. Justo hace un año, el sucesor de la líder conservadora escenificaba el inicio de la primera coalición tripartita a nivel federal en la historia de la República Federal. El SPD, los ecoliberales Los Verdes y los liberales-conservadores del FDP consiguieron a finales de noviembre del año pasado cerrar un acuerdo de gobierno “social-liberal” tras meses de duras e intensas negociaciones.

Olaf Scholz ha aprovechado el primer aniversario de su Gobierno para anunciar su intención de volver a presentarse en las próximas elecciones federales, previstas para 2025 si no hay adelanto electoral. “Quiero que a esta coalición de Gobierno le vaya tan bien que vuelva a recibir el mandato”, ha dicho en una entrevista publicada este jueves por el grupo de prensa alemán Funke-Medien y el diario francés “Ouest-France”.

Pero el optimismo de Scholz se da bruces con la realidad: su gabinete, que comenzó a gobernar cuando la gestión del coronavirus era la principal prioridad política a corto plazo, tuvo apenas de tres meses de tranquilidad. El inicio de la invasión rusa de Ucrania a finales del pasado febrero trajo consigo un terremoto geopolítico con serias consecuencias económicas para el país más rico y poblado de la Unión Europea: el fin de la llegada del gas y el petróleo rusos, la consecuente crisis energética, una inflación que ronda el 10% y la entrada inminente en una recesión han puesto a la llamada ‘Coalición Semáforo’ en una situación complicada.

Pérdida de popularidad

Ello se refleja en las encuestas de popularidad e intención de voto: los tres partidos de Gobierno han perdido terreno en las proyecciones, especialmente el SPD y el FDP. Si hoy se celebrasen elecciones, la unión conservadora de la CDU-CSU sería primera fuerza con cerca del 30% de los sufragios. Y la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) volvería a estar entre el 14 y 15% de los votos.

El primer año de Gobierno ha supuesto, por tanto, un importante desgaste para los tres partidos de la coalición liderada por Scholz. La última encuesta de opinión realizada por encargo de la televisión pública ARD muestra un panorama poco alentador para el tripartito gobernante: sólo un 28% de los ciudadanos encuestados se muestra satisfecho con el trabajo del Gobierno. Un 41% está poco satisfecho y un 27%, “nada satisfecho”. El canciller Scholz tiene, además, apenas un 36% de aprobación.

Principales retos

“Conseguiremos superar bien el invierno. Apoyamos a Ucrania para que pueda de defenderse de la agresión rusa. Y le daremos un nuevo impulso a las energías renovables y a la modernización de nuestra economía”, ha dicho el canciller Scholz en su entrevista de este jueves.

En pocas frases desgrana los principales retos que afronta Alemania a corto y medio plazo: resistir los meses más fríos del año sin la principal fuente de energía que ha alimentado la industria alemana en las últimas tres décadas – el gas ruso que llegaba a través de gasoductos ahora cerrados o dañados por sabotajes en el mar Báltico – y repensar el modelo económico alemán, muy dependiente de las importaciones fósiles y de las exportaciones de productos industriales y tecnológicos. 

Tras el inicio de la invasión rusa, el Gobierno de Scholz anunció la mayor inversión en Defensa de la historia alemana tras el fin de la Segunda Guerra Mundial: Berlín quiere gastar más de 100.000 millones de euros en compra de armamento y equipos militares con Rusia como principal enemigo potencial de la OTAN. Con su apoyo a este plan, Los Verdes traicionaron su histórica defensa del pacifismo y la distensión militar. Alemania queda en una complicada situación entre EEUU, Rusia y China, siendo el gigante asiático uno de sus principales socios comerciales.

Scholz ya ha encontrado una palabra para definir el momento histórico que le ha tocado como canciller: “Zeitwende”, es decir, “tiempo de cambio”. Alemania se enfrenta a la fase más incierta desde el fin de la caída del Muro de Berlín y el proceso de reunificación. 

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