El gobierno del primer ministro conservador Rishi Sunak, anunció el jueves el mayor plan de aumento de impuestos y reducción del gasto público en una década, con el objetivo de recaudar 62.000 millones de euros. La nueva estrategia de retorno a la austeridad y la ortodoxia fiscal se produce cuando el Reino Unido ha entrado en recesión y no volverá al crecimiento hasta el 2024, como muy pronto. A penas dos meses después de desastre provocado por el mini presupuesto de la efímera Liz Truss, con bajadas fiscales e incremento del gasto público, su sucesor corrige aquellos errores y toma el camino opuesto, para restaurar la credibilidad de la economía británica en los mercados internacionales, controlar la inflación y empezar a rebajar el monto de la deuda pública. El aumento este año de los intereses de esa deuda que se disparó con Truss, es la principal razón de la dolorosa política de recortes.

 Los ricos también pagan

El esperado ‘presupuesto de otoño’, presentado por el ministro de Finanzas, Jeremy Hunt, en la Cámara de los Comunes, propone gastar 34.500 millones de euros menos y recaudar 27.500 millones de euros más en los próximos cinco años, en lo que se considera un nuevo periodo de austeridad, política que los conservadores ya implantaron en el 2010.

El aumento impositivo afectará a múltiples aspectos de la fiscalidad, incluidos el impuesto de la renta, la cotización a la seguridad social, los fondos de pensiones, el impuesto de sucesión y el IVA. Esta vez, a diferencia de lo propuesto por Truss, no se excluye a los más ricos. El nivel más alto de cotización (45%) afectaba a quienes tienen ingresos superiores a las 150.000 libras anuales (170.000 euros). Ahora ese listón baja a 125.000 libras (143.000 euros), lo que supone la entrada de 250.000 personas en la categoría más alta.

 

Impuesto a los beneficios energéticos extra

Aumenta el impuesto especial sobre los beneficios extraordinarios de las empresas de energía, la llamada ‘windfall tax’. “Desde el próximo 1 de enero hasta el 28 de marzo aumentaremos ese impuesto del 25% al 35%. Del mismo modo, también gravaremos los beneficios extraordinarios de las empresas generadoras de electricidad con baja emisión de carbón, con un 45% adicional”, señaló Hunt. Esa recaudación servirá para extender por un año más a partir del próximo mes de abril las ayudas para la factura energética de familias y empresas, si bien serán más selectivas a fin de ayudar a los más vulnerables y en precario. “Nuestra prioridad es estabilidad, crecimiento y servicios públicos. También proteger a los más vulnerables”, declaró el ministro. En ese sentido confirmó que el salario mínimo aumentará un 10%, al igual que los beneficios sociales y las pensiones. Los recortes presupuestarios afectarán a la mayoría de los departamentos. Sólo el de la Sanidad Pública (NHS) y el de educación en Inglaterra verán reforzadas sus asignaciones, según Hunt.

Recesión y caída del nivel de vida

La nueva estrategia de Sunak responde a una situación economía gravísima, como se desprende del análisis de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR), el organismo independiente de responsabilidad fiscal. De acuerdo la OBR el Reino Unido se halla en recesión y el Producto Interior Bruto (PIB) se reducirá el 1,4% el próximo año, antes de volver al crecimiento en el 2024, permaneciendo hasta entonces la economía por debajo de la prepandemia, a diferencia de otros países del G7. El nivel de vida de los británicos disminuirá en un 7% en los próximos dos años, barriendo de un plumazo ocho últimos años de crecimiento. OBR también predice una caída del 9% en el precio de la vivienda. La reducción de gastos durante los próximos años hará aún más dura la recesión y la recuperación para los ciudadanos expuestos a los tipos de interés del 3% y subiendo, y a una inflación al alza del 11,1%, factor este último que Hunt señaló como, el enemigo público número uno. “Una inflación alta es el enemigo de la estabilidad, significa hipotecas más altas, comida y carburante más caro, negocios que deben echar el cierre y crecimiento del paro”.

 

Circunstancias británicas

Hunt responsabilizó de la recesión económica a los precios de la energía y a “problemas globales”. Hay sin embargo motivos específicos en las circunstancias británicas, desde la inestabilidad política (tres primeros ministros y cuatro titulares de Finanzas en un año), a las barreras y cargas negativas cada vez más evidentes del Brexit, que los partidos no quieren admitir. 

La responsable laborista de Finanzas, Rachel Reeves, subrayó que los problemas para la economía del país, comenzaron antes de la pandemia y de la invasión de Ucrania y son el resultado de “12 años de fracaso” de los conservadores. “El problema para los británicos es que no se trata de un sueño, es la pesadilla de cada día de la Gran Bretaña ‘Tory’”.