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Guerra en Ucrania

¿Por qué el fertilizante ruso es vital para luchar contra el hambre?

La próxima semana zarpa hacia África el primer cargamento desde el inicio de la invasión

Rusia es uno de los principales exportadores de fertilizantes del mundo.

Alrededor de 20.000 toneladas de material fertilizante de nitrógeno, fósforo y potasio procedentes de Rusia están siendo embarcados en estos días y zarparán la próxima semana en dirección de África. El barco, que se encuentra en Países Bajos, navegará por Mozambique para alcanzar su destino final, Malawi, donde ocho de cada 10 ciudadanos viven de la agricultura. El acuerdo ha sido alcanzado gracias a la colaboración de la compañía rusa Uralchem-Uralkali. Así lo ha anunciado con cierto júbilo el Programa Mundial de Alimentos (PMA), la agencia de la ONU que se ocupa de dar asistencia alimentaria y cuyos cuarteles generales están en Roma.

La alegría se debe a que es una buena noticia. La falta de fertilizantes y el aumento de sus precios son hoy unas de las grandes causas de la peor hambruna conocida por el mundo en tiempos modernos. Expertos y diplomáticos han trabajado para evitar que miles de personas más ingresen en las colas del hambre. Pero, en los pasados meses, sin un éxito suficiente para solucionar la cuestión de los fertilizantes. Tanto es así que, como ha subrayado el PMA, el de la próxima semana será el primer cargamento ruso de este tipo de materia que se logra poner en marcha desde el inicio de la guerra en Ucrania, pese a que el memorándum fue firmado por la ONU y Rusia el 21 de julio pasado.

La noticia también coincide con una importante anuncio: la reciente renovación por 120 días de la Iniciativa del grano del mar Negro, un acuerdo que, a pesar de sus límites, ha evitado que millones de personas cayesen de inmediato en el círculo infernal del hambre.

¿Por qué son importantes los fertilizantes rusos?

Porque Rusia es uno de los principales exportadores de estos productos en el mundo. En concreto, el país es el primer exportador mundial de fertilizantes de nitrógeno, el segundo de potasio y el tercero de fósforo, según la ONU. En concreto, de acuerdo con el Observatorio Económico de Competitividad, vinculado al Media Laboral del Instituto de Tecnología de Massachussets, Rusia exportó fertilizantes por 7.600 millones de dólares en 2020.

Con ello, el contexto actual supone una carga para todos los países, aunque con mayor gravedad a los de bajos y medios ingresos y con economías altamente dependientes de la agricultura, en particular en África, Asia y América Latina (México y Brasil, por ejemplo, recibían más del 25% de sus fertilizantes de Rusia y Bielorrusia). "Cuando (Moscú) suspendió las exportaciones de fertilizantes, los precios, que ya eran altos antes de la guerra, subieron, creando un grave problema para los agricultores", ha explicado recientemente Máximo Torero Cullen, economista jefe de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO). 

¿El mundo puede quedarse sin suficientes alimentos?

Es la preocupación que manifestó en septiembre António Guterres, el secretario general de la ONU, al pedir a todos los países suprimir cualquier obstáculo a los fertilizantes rusos bloqueados por las sanciones contra el país, para evitar perjudicar a las cosechas de 2023 y 2024. La razón de esto es sencilla: este año los agricultores han usado los fertilizantes que ya habían comprado en 2021, pero el año que viene estas reservas estarán agotadas. "Sin fertilizantes en el 2022, no habrá suficiente comida en el 2023", avisó Guterres. "Necesitamos llevarlos a los agricultores a un costo razonable y a los campos lo antes posible", añadió.

La necesidad de que el comercio de los fertilizantes se reactive también es recogida en la Iniciativa del grano del mar Negro, cuyo documento fundacional señala, en su artículo 3, a la exportación de fertilizantes como uno de los objetivos del acuerdo, puesto que además Ucrania también era una pequeña proveedora mundial de estos productos. 

¿Esto afecta a la Unión Europea y a España? 

Sí. Según un reciente documento de la Comisión Europea, el precio que pagan los agricultores europeos para los fertilizantes ya ha subido un 149% este año. La consecuencia es que los agricultores están comprando menos fertilizantes para sus cosechas. La UE importa el 30% de nitrógeno, el 68% de fósforo y 85% de potasio. En el caso de España, se importa alrededor de la mitad del fertilizante que usa el campo, aunque su dependencia de los productos rusos es menor

¿Esta situación se debe realmente a las sanciones contra Rusia o es culpa de Moscú?

Joseph Glauber y David Laborde sostienen, en un análisis publicado el 9 de noviembre por el Instituto de Investigación sobre las Políticas Alimentarias (IFPR), que la respuesta es una suma de las dos circunstancias. Por una parte, desde el año pasado, Rusia ha restringido sus exportaciones de fertilizantes y productos agrícolas, para garantizar, han dicho, que sus agricultores no se queden sin estos productos.

Por la otra, si bien las rondas de sanciones europeas contra Rusia no fueron dirigidas contra los productos agrícolas ni los fertilizantes de este país, sí se han detectado obstáculos indirectos en los primeros meses del año, y no solo relacionados con el exceso de celo de algunas compañías a la hora de hacer hoy negocios con Moscú. Tanto es así que en septiembre la Comisión Europea corrigió el tiro y aprobó unas nuevas directrices para aclarar que las compañías aseguradoras y los bancos pueden trabajar con los operadores de transporte en la exportación de estas mercancías, y para subrayar que los fertilizantes rusos pueden atravesar territorio comunitario para llegar al resto del mundo.

¿Quién más tiene fertilizantes? 

Juntos, China, India, EEUU y Canadá producen más del 60% de los fertilizantes del mundo, según el departamento de Agricultura de Estados Unidos. El problema es que los primeros tres países también son importadores, con lo cual no tienen reservas para redistribuir, mientras que Canadá no tiene un sistema preparado para suplir la actual demanda internacional, según los expertos. Otra alternativa sería Bielorrusia, que junto con Rusia produce el 20%, pero este país también ha recibido sanciones en los últimos dos años. Asunto aparte es la producción de fertilizantes en Europa, que ha sido afectada por los crecientes costes de la energía. De ahí también que, si no se encuentra una solución, la situación podría escalar en 2023.

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