Han pasado más de 150 años desde que Estados Unidos aboliera oficialmente la esclavitud. Pero aquella misma Enmienda Decimotercera que acabó con la compraventa de seres humanos, también especifica que tanto la esclavitud como la servidumbre involuntaria podrán mantenerse como “castigo” para los reos debidamente condenados. Y aunque parezca mentira, ese lenguaje no solo sigue vigente en las Constituciones de 19 estados, sino que es una realidad para cientos de miles de presos estadounidenses, forzados a trabajar gratuitamente en las cárceles o a cambio de pagas insignificantes. Esos presos recogen algodón o alfalfa de sol a sol en las prisiones del sur o producen bienes y servicios para las administraciones públicas, una industria que mueve cada año 11.000 millones de dólares. 

Eso explica por qué cinco estados decidirán este martes si quieren extirpar completamente la esclavitud de sus Cartas Magnas, un asunto que ha recobrado actualidad desde que Colorado diera el primer paso en 2016 al someter la cuestión a referéndum. El trabajo forzoso en las cárceles será una de las cuestiones planteadas en los 132 referendos e iniciativas populares que aguardan a los votantes estadounidenses en 37 estados. Plebiscitos a priori menos importantes que la renovación del Congreso federal o las legislaturas en más de una treintena de estados, pero que podrían servir para enmendar la legislación estatal en temas tan cruciales como el aborto, el salario mínimo, los impuestos, la marihuana, el juego o la supervisión electoral.  

El aborto es uno de los platos fuertes de estas elecciones, meses después de que el Tribunal Supremo acabara de un plumazo con más de medio de medio siglo de amparo federal a la interrupción voluntaria del embarazo. Lo que ha hecho que una de cada cuatro estadounidenses en edad reproductiva vivan hoy en estados donde el aborto es ilegal o está severamente restringido. Eso es precisamente lo que se quiere evitar en CaliforniaVermont Michigan, donde se votará para proteger el derecho al aborto en la normativa estatal, mientras Montana Kentucky plantean nuevas medidas para restringirlo.  

Marihuana legal

Menos controvertida se ha vuelto la legalización de la marihuana, que no deja de avanzar por todo el país. El cannabis medicinal es legal en 37 estados, mientras otros 19 han despenalizado sus usos recreativos. El grueso de la población está por la labor. De acuerdo con una encuesta de Gallup del año pasado, un 68% de los estadounidenses son partidarios de la legalización. Y este martes otros cinco estados podrían levantar la prohibición. Maryland es el único controlado por los demócratas; los otros cuatro son republicanos (ArkansasMisuri y las dos Dakotas), toda una muestra de cómo la liberalización del cannabis se ha convertido en un asunto bipartidista.  

Más delicada es la proposición para despenalizar las drogas psicodélicas para uso medicinal en Colorado, que podría seguir la estela de Oregón como el segundo estado en autorizar los principios activos de las llamadas setas alucinógenas o la mescalina para tratar trastornos como el estrés postraumático.

Otro frente importante en la democracia directa de estos comicios es la fiscalidad. Tanto en Massachusetts como California se votará para aumentar los impuestos estatales a las rentas más altas que, en este segundo estado, se dedicarían a luchar contra el cambio climático con subsidios a los coches eléctricos o prevención contra los incendios. En el otro extremo, Colorado se pronunciará para rebajar el tipo impositivo. En Nebraska, Nevada y Washington DC el salario mínimo también estará en las urnas. En el primero de ellos podría pasar de los 9 dólares la hora actuales hasta los 15 dólares.