El gesto del pulgar y el índice tiene por estas horas en Brasil dos significados antagónicos. Si se muestran con los dedos hacia arriba, como muchos lo han hecho a la salida del colegio electoral, informan sobre la simpatía con Luiz Inacio Lula da Silva. Pero si simulan el uso de una pistola no cabe duda de que la empatía es con Jair Bolsonaro y su adhesión a una cultura de la violencia que puede ser apenas simbólica o material.

De hecho, las vísperas de las elecciones tuvieron al exdiputado de ultraderecha, Roberto Jefferson, en el centro de un tiroteo. Disparó suelto de cuerpo 20 cartuchos de fusil y dos granadas contra un carro policial. Apenas antes de la apertura de las urnas, la diputada bolsonarista Carla Zambelli pasó también del gesto al acto y persiguió a un simpatizante de Lula a punta de revolver por una calle de la ciudad de San Pablo.

Estos episodios alcanzaron visibilidad por tratarse los atacantes de figuras públicas. Sin embargo, han dejado de ser una excepcionalidad en un país donde Bolsonaro flexibilizó de manera gustosa el acceso a las armas. En los últimos años se han comprado legalmente más de un millón de armas. Parte de quienes las adquirieron se presentaron como cazadores, tiradores y coleccionistas.

Aumento de las importaciones de armas

De acuerdo con la revista 'Piaui', entre 1997 a 2018, el año en que subió al poder el capitán retirado, Brasil importó 120.400 revólveres y pistolas. A partir del Gobierno de ultraderecha no solo los dedos pulgar e índice de su líder se convirtieron en un emblema de Estado sino en una incitación a adquirir pertrechos: se registraron 441.000 importaciones entre enero de 2019 y agosto de este año. A partir de julio comenzó incluso a detectarse un crecimiento mayor de las compras. El último mes se computó un pico máximo.

A medida que se fueron acercando los comicios, y en medio de las crecientes amenazas del presidente de poner en duda el resultado de las urnas, la cuestión del uso de las armas ha experimentado un cambio que pone en mayor sintonía a la ultraderecha brasileña con la norteamericana. Se ha pasado, en las redes sociales, de un culto a la pistola ya no solamente como medio de defenderse ante un potencial delincuente sino como una posibilidad concreta de atacar a un adversario político.

Por eso no ha llamado la atención de los mensajes que compartía en Telegram un grupo con unos 180.000 miembros que se hace llamar 'Nueva Derecha 70 millones'. Ellos comenzaron a discutir cómo actuar para revertir una posible victoria de Lula en la segunda vuelta. "Matar y romper urnas", propuso Jackson Villar da Silva, un evangélico que se autodenomina empresario y presidente del grupo "Acelera Para Cristo. Las grabaciones fueron dadas a conocer por la Agencia Pública.

El fantasma de una versión brasileña de la invasión trumpista al Capitolio ha estado presente en las vísperas de las elecciones. Esa conexión entre Estados Unidos y Brasil se expresó también en un insólito plano: los actores principales de la saga los Vengadores de Marvel, Chris Hemsworth (Thor), Samuel Jackson (Nick Fury), Robert Downey Jr. (Iron Man), Mark Ruffalo (Hulk) y Benedict Wong (Wong), llamaron a los brasileños a rechazar en las urnas a Bolsonaro.