Luiz Inácio Lula da Silva parece haber consolidado su ventaja frente a un Jair Bolsonaro que ha vuelto a atacar el sistema electoral y enrarecer el clima que precede al segundo turno del domingo. Los candidatos volverán a verse cara a cara en la noche del viernes en los estudios de la televisión O Globo. Tanto el presidente como su rival llegan precedidos por una intención de voto del 92% de los brasileños que ya saben muy bien a quién elegir. Solo una situación anormal durante el debate podría modificar sus preferencias. Por lo pronto, la consultora Datafolha estimó que el abanderado del Partido de los Trabajadores (PT), aliado en esta contienda con un sector de la centroderecha, obtendría el domingo el 49% de los sufragios, contra el 44% del presidente. Los votos en blanco y los votos nulos suman un 5%, y los indecisos, un 2%. Si se tomaran solo los votos válidos, Lula llegaría al 53% y Bolsonaro al 47%. La semana pasada, la relación entre ambos era de 52% y del 48%.

Los motivos del estancamiento de la candidatura del capitán retirado son al menos dos, según los analistas. El escándalo que protagonizó el exdiputado ultraderechista, Roberto Jefferson, al disparar 20 veces con un fusil y lanzar dos granadas contra un carro policial, parece haber asustado a un pequeño sector de votantes que habían pensado en optar por Bolsonaro. Otro hecho es señalado por los medios de prensa. El ministro de Economía, Paulo Guedes, expresó su intención de impedir que los salarios se adecuen al ritmo de la inflación. Ese proyecto ha provocado cataratas de comentarios negativos en las redes.

Nuevos apoyos

En las últimas horas, la sociedad pudo leer o escuchar pedidos de importantes figuras de la política local en favor de Lula. "Hará su vida aún mejor", dijo a los brasileños el expresidente Fernando Henrique Cardoso, quien compartió con el líder petista las luchas por la recuperación democrática, en los años ochenta, y luego se distanció ostensiblemente. Otro exmandatario, José Sarney, aseguró, al pronunciarse en favor de Lula, que "el elector decidirá si vota por el fin de la democracia o por su restauración". Hasta el Papa Francisco llamó de modo ambiguo, pero, a la vez, elocuente, a rechazar a la ultraderecha. Siguiendo su ejemplo, un grupo de obispos católicos consideró que ante un "desafío dramático", se debe "elegir, de forma consciente y serena, porque no hay lugar para la neutralidad cuando se trata de decidir sobre dos proyectos de Brasil”. Uno de ellos es "democrático y el otro autoritario".

Tranquilidad a los mercados

En este contexto, Lula ha buscado dar señales de su programa económico para calmar a los mercados y a quienes todavía recelan de su candidatura. "La política fiscal responsable debe seguir reglas claras y realistas, con compromisos plurianuales, compatibles con el enfrentamiento de la emergencia social que vivimos y con la necesidad de reactivar la inversión pública y privada para sacar al país del estancamiento", explicó a través de un documento. La llamada "Carta para el Brasil de mañana" contiene 13 puntos prioritarios. Lula prometió, como en sus anteriores Gobiernos (2003-11), un papel rector del Estado, compatible con el ejercicio privado. "Invertiremos en servicios públicos y sociales, en infraestructuras económicas y en recursos naturales estratégicos. Los bancos públicos, y las empresas que inducen el crecimiento y la innovación tecnológica, como Petrobras, desempeñarán un papel fundamental en este nuevo ciclo". Al mismo tiempo, "impulsaremos el cooperativismo y la economía solidaria y popular. La rueda de la economía volverá a girar".

Los últimos sondeos trajeron cierta tranquilidad en los diseñadores de la campaña de Lula. La música de campaña que ha sonado en las últimas horas intenta dar una mayor sensación de optimismo "Te pido que votes, te pido que votes... Este año, ven a votar también", dice la nueva versión de la canción. "Te pediré lucha, te pediré que Lular", cantan, entre otros, Luiza Sonza, Caetano Veloso y Sandra de Sá.

La reacción de Bolsonaro

Bolsonaro volvió a sembrar la sospecha sobre la transparencia de la contienda y habló de una supuesta conjura de las radios del nordeste, donde Lula es ampliamente favorito, que, aseguró, no transmitieron miles de horas de la propaganda gratuita a la que tiene derecho su partido. El capitán retirado reclamó que el PT pierda la misma cantidad de publicidad que su candidatura. El Tribunal Supremo Electoral (TSE) rechazó el reclamo.

"La campaña tiene un ojo en las urnas y otro en el golpe de Estado", dijo Malu Gaspar, columnista de O Globo. "Nadie dudaba de que Bolsonaro no aceptaría otro resultado para estas elecciones que su propia victoria". Los empresarios de ultraderecha han acudido en ayuda del capitán retirado. Trabajadores de numerosas empresas han denunciado llamados extorsivos a votar en favor de la reelección presidencial. De acuerdo con el diario paulista Estado, las denuncias de acoso electoral aumentan un 2.577% entre la primera y segunda vuelta. "Se trata de una práctica nociva porque utiliza la fragilidad del trabajador que está sometido a una relación de poder privado", dijo Ana Cláudia Nascimento Gomes, fiscal del Trabajo en la ciudad de Belo Horizonte. A su vez, integrantes de la población originaria Yudjá/Juruna, de la región de Xingu, en el estado de Mato Grosso, han sido objeto de un intento de compra de votos por parte de bolsonaristas. No es el único caso conocido en territorios indígenas.