Una nueva encuesta, esta vez de Ipespe, augura una victoria de Luiz Inacio da Silva, el próximo domingo, frente a Jair Bolsonaro. De acuerdo con la consultora, el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) obtendría el 53% de los votos válidos contra el 47% del presidente que busca su reelección. Esa misma diferencia había sido proyectada por los sondeos de Ipec y Atlas, el pasado lunes. Los números han comenzado a provocar cierto nerviosismo en la ultraderecha. El capitán retirado visitó este martes el estado nordestino de Bahía, lulista por excelencia, y le pidió a su auditorio que cambie las preferencias en las urnas. "No debemos votar con el corazón. Debemos votar con la razón". Según Bolsonaro, "mucha gente eligió al PT sin saber bien qué es nuestro Gobierno", al que definió como un proyecto "de la paz, el trabajo, la prosperidad y la libertad". En cambio, su rival "es un sinvergüenza" al que envío a "plantar patatas".

El último sondeo de Datafolha mostraba al líder de la izquierda superando a Bolsonaro por 67% a 29% en el Nordeste. El pedido del mandatario a "votar con la razón" tiene argumentos estrictamente contables: el Gobierno ha mejorado el programa de asistencia social conocido como Auxilio Brasil. La paga res de 600 reales mensuales (unos 115 o euros) y alcanza a más de 20 millones de personas en situación de pobreza extrema. A diferencia de lo que sucedía durante los años del PT, sus beneficiarios ya no deben enviar a sus hijos a la escuela o vacunarlos. Auxilio Brasil debe cobrarse antes del día de las elecciones. Pero el programa se acaba en enero de 2023. Los recursos estatales no son eternos, y menos con un ministro de cuña neoliberal como Paulo Guedes. No ha sido esta la única medida adoptada por Bolsonaro durante la campaña. También ha ofrecido subsidios a taxistas y camioneros afectados por el aumento del precio de los combustibles. Esos paquetes de medidas explican en parte porque el capitán retirado había recortado distancias de Lula.

El efecto Jefferson

Los 20 disparos y las dos granadas del exdiputado de ultraderecha Roberto Jefferson que tuvieron como blanco a la policía en las afueras de Río de Janeiro parecen explicar el retroceso que tuvo Bolsonaro en las encuestas, después de haberse colocado en una situación de empate técnico con su rival. El presidente dijo no conocerlo y lo calificó de bandido. Sin embargo, de inmediato comenzaron a circular fotos de ambos sonrientes. Jornal do Brasil reveló que Jefferson, quien se encuentra bajo arresto, tuvo libre acceso a varios ministros y al mismo Palacio Presidencial en los últimos dos años. Lula volvió este martes a recordar el vínculo entre Bolsonaro y el exlegislador. "Dijo una mentira más cuando declaró que no tiene nada que ver con Jefferson. Es un aliado de todas las horas de Bolsonaro, estuvo con él en la primera vuelta".

Otro escándalo

No es el único aliado ultraderechista que le provoca problemas por estas horas al presidente. El hijo del pastor evangélico Ivonélio Abrahão da Silva, conocido como "Apóstol Abrahão" y fundador de la iglesia Movimiento Internacional Restaurando las Naciones, de Río de Janeiro, fue detenido por su participación en una estafa con criptomonedas y esmeraldas que habría perjudicado a más de un millón de "inversores" en 80 países. La operación se llamó La Casa de Papel, como la popular serie española. Patrick Abrahão, de 24 años, era un entusiasta defensor de la reelección de Bolsonaro en las redes sociales, al igual que su padre.

Más allá de lo que auguran las encuestas, el viernes tendrá lugar el último debate televisivo entre los dos candidatos. Algunos analistas si lo que suceda en los estudios de la televisión O Globo puede cambiar el curso de los acontecimientos.

"Norteamericanización" de Brasil

"A pocos días de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, el escenario es más incierto y la disputa más virulenta que en cualquier otra elección de nuestra historia. Si los tiempos fueran tranquilos, la conversación de las últimas semanas se centraría en propuestas concretas para los persistentes problemas de Brasil. Pero nada es normal. En medio de un clima de miedo y odio, inflamado por la mentira y la difamación, la política brasileña ha sido llevada al terreno de la disputa identitaria, de la que supuestamente depende la supervivencia individual y colectiva”, sostuvo el politólogo Guilherme Casarões en una columna publicada en Folha de San Pablo.

A su criterio, la elección se ha "norteamericanizado" porque el bolsonarismo ha imitado a rajatabla a la maquinaria de Donald Trump y la alt-right que reproduce en las redes mentiras, teorías conspirativas y “la voluntad de hacer la guerra político-cultural mediante la amenaza y la desinformación". Para Casarões la adición de "libertad" al lema fascista "Dios, patria y familia" fue "la última frontera cruzada por Bolsonaro hacia la norteamericanización de la política brasileña".